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XVIII 1594 Carro Carbajal, II, LIII. Aparecimiento de la imagen de Nuestra Señora de la Cabeza & de la Cruz de Caravaca

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XVIII

1594

Carro Carbajal, II, LIII.

Aparecimiento de la imagen de Nuestra Señora de la Cabeza & de la Cruz de Caravaca

[A1r] AQUÍ SE CONTIENEN DOS OBRAS: LA UNA TRATA DE CÓMO LA MUY

DEVOTA IMAGEN DE NUESTRA SEÑORA DE LA CABEÇA FUE APARECIDA A TRES LEGUAS DE LA CIUDAD DE ANDUXAR, DONDE AGORA ESTÁ; LA OTRA TRATA LA MANERA CÓMO SE APARECIÓ LA SANTA CRUZ QUE AORA ESTÁ EN CARAVACA. VISTAS Y EXAMINADAS Y IMPRESSAS EN TOLEDO, CON LICENCIA DE LOS SEÑORES DEL CONSEJO REAL. IMPRESO EN CÓRDOVA, EN CASA DE DIEGO GALVÁN, AÑO DE 1594.

[1]

Invocación a Nuestra Señora. ¡O, Princeza esclarecida, Reina del cielo y la tierra!, antes Santa que nacida, Remedio de nuestra vida, en quien todo bien se encierra; dame tal vitoria y gracia, Reina de las altas sillas, por que con grande eficacia aquesta mi lengua lacia cuente de tus maravillas.

Co[n] la qual, Virgen muy pura, de voluntad pueda yo

pintar esta escritura, cómo tu santa figura imagen se apareció;

pues, Virgen, con confiança [A1v]

que serás mi medianera, teniendo firme esperança en tu bienaventurança, ¿cómo fue?, desta manera.

Comiença la obra. En Vandalia la afamada,

en término asituado

de Anduxar, ciudad llamada, a tres leguas de jornada

desta ciudad que he nombrado, es do tanto bien se encierra, como el que quiero contar y sabed que aquesta tierra está metida en la sierra, si bien lo supe notar.

Por allí un pastor andava de una mano tullida,

según se certificava, con ganado que guardava para sustentar la vida; este pastor, deve creer la gente sin confusión, que devía de tener a la Virgen gran querer y muy grande devoción.

Pues que Ella comunicó tan gran misterio con él, creo yo que la sirvió antes, pues que mereció ver tan santa visión él; assí que un día andando el pastor que antes la vio, su ganado allí guardando

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y en la Virgen contemplando, según lo que creo yo.

Aqueste pastor oía, según se cuenta a barrisco, que un esquilón le tañía metido en la serranía, bien en lo alto del risco; y tanto que él lo oyó, por ver bien lo que sería, poco a poco se allegó donde el esquilón sonó y halló la Virgen María.

La qual le dixo: «Pastor, yo soy la Madre gloriosa del eterno Salvador, por tal no tengas temor, hombre, de ninguna cosa; antes vete a la ciudad de Anduxar, donde a la rasa dirás sin temeridad

que vengan con brevedad a hazerme aquí una casa.

»La qual casa sea llamada ‘Cabeça’, do en oración pueda yo ser venerada y pueda ser visitada de la christiana nación»; viendo ser Madre de paz, Aquesta que está entre nos, temblava el pastor sagaz, en viéndose ante la faz de aquesta Madre de Dios. [A2r]

Dixo [a] la Virgen preciosa, Madre del Verbo encarnado, sicut plantatio de rosa:

«Bien creo, Oliva speciosa, todo lo que avéis hablado; bien creo que Vos sois Madre del sacro Verbo infinito, Hijo del Eterno Padre y Esposa, porque más quadre de aquel sancto paráclito.

»Mas temo no me creerán

los que mandan la ciudad y en prisiones me echarán y todos ellos dirán

que vengo con falsedad»; la Virgen le dixo: «Hermano, porque crean sin error, dacá estiende essa tu mano de que eres manco, christiano» y assí fue sano el pastor.

El qual, quando assí se vio, sano por tal maravilla,

en tierra se arrodilló y por Madre la adoró del Cordero sin manzilla; y assí con gran brevedad, que mucho no se tardó, vino para la ciudad de Anduxar, sin falsedad, en la qual luego se entró.

Y en entrando por la puerta, començó de apellidar,

ambas las manos abiertas, diziendo: «Gentes, sed ciertas de vuestro bien sin faltar, porque oy me a·parecido la Virgen, Madre de Dios y mi mano me ha guarido, a tres leguas he venido a manifestarlo a vos».

Muchos que lo conocían ser antes manco y contrecho y tan sano lo veían:

«Dezidnos, pues», le decían, «la sustancia deste hecho»; «Digo», que dezía el pastor, «que yo he visto en este día la Madre del Salvador, Iesu Christo Redemptor, metida en la serranía.

»Y aquesta Virgen bendita al momento dicho me ha, con diligencia infinita, le vais a hazer una hermita allí mesmo donde está;

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la qual hermita llaméis ‘Cabeça’, santificada, do todos la veneréis y cada día ternéis

siempre por vuestra Abogada. »Y los que no me creéis, ved aquí mi mano sana y si duda alguna tenéis, venid comigo, veréis a la Virgen soberana»; [A2v]

pues, todos alborotados ce aquel pastor escuchassen, starían marivillados,

no sabiendo de espantados a qué camino lo hechassen. Unos dizen: «Liviandad deve ser deste hombre vano» y otros: «Puede ser verdad, sin aver contrariedad, pues viene tan libre y sano»; cada qual muy diferente, tomando sus pareceres, viendo el milagro presente, se juntó muy mucha gente, assí hombres como mugeres.

Con sus cruzes y pendón, después del acuerdo avido, hizieron su processión, llevando con confussión el pastor delante asido; con todo la clerecía

se ajuntaron muy de hecho y hazia la serranía

tomaron luego la vía por su camino derecho.

E otros devotos siguieron al pastor con devoción hasta que a la Virgen vieron y a la ciudad la truxero[n] con solene processión y viendo que verdad era lo del pastor suso puesto, traen a la Virgen entera, do la ponen en manera,

en lugar santo y honesto. Mas como su voluntad no era cierto de estar dentro de aquella ciudad, se bolvió con brevedad a su primero lugar;

como en Anduxar la echaron menos, según que refiero, al primer lugar tornaron, donde la Virgen hallaron, assí como de primero.

No curaron porfiar en tornar a la ciudad, viendo que quiso habitar en aquel yermo y lugar y ésta era su voluntad; allí casa le fundaron y por modo muy gentil su cofadría ordenaron y su fiesta señalaron, postrer domingo de abril.

Muchos cofadres y hermanos vienen de blanco vestidos

de lugares comarcanos,

trayendo en sus propias manos ciriyos muy floridos;

sin los que cofadres son, otros muchos a este día, sin forçosa obligación, vienen con gran devoción [A3r]

a ver la Virgen María. Los tullidos destullecen de sus niervos y sus ñudos, muchas muletas parecen de coxos que se guarecen y mancos y hablan mudos; ved, pues, aquí la excelencia de la qu’es Madre de Dios, tengámosle reverencia, pues quiso por su clemencia aparecerse entre nos.

Apareció, según vemos, aquesta flor de Iesé

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donde agora la tenemos, porque más firmes estemos en la cathólica fee

y porque tiniendo a Ella donde tanta gente viene de los que vienen a vella, si alguno dudare della, pierda la deuda que tiene.

Porque viendo sus hazañas, crean qu’es Virgen y Madre por maravillas tamañas del que truxo en sus entrañas, siendo su Hijo y su Padre; y porque sean confundidos y despreciados de nos y por falsarios tenidos todos los endurecidos en la santa ley de Dios.

En otras muchas partidas se mostró por nuestro bien, con maravillas crecidas en edades consumidas y en las de agora también; una fe nos demostró en Guadalupe en tal arte, que maravillas obró y otra, que se apareció en sierra de Monserrate.

Otra por don Gratuito en el Puy de Francia está, otra, según hallo escrito, la que dizen de Lorito, que en Italia se hallará; otra que podéis hallar, por cierto podéis tenerlo, la que dizen del Pilar, otra, sin más dilatar,

puesta en el monte Carmello. Pero la de Monserrate, Guadalupe o otra alguna que estén en qualquiera parte, creamos con muy fiel arte que tan solamente es Una; Una sola es la del cielo,

la gente en esto concluya, teniéndole amor y zelo, visitándola del suelo por ser semejança suya.

Ésta es la que obra, Ésta es la que puede hazer, Ésta sola es la que cobra, [A3v]

danos gracia sin çoçobra para poder salvos ser; mas queríase demostrar en partidas diferentes, por mejor manifestar su grandeza singular, a toda nación de gentes.

Luego dizen en tal parte: «una imagen apareció

que haze milagros sin arte, porque por todos reparte su don de gracia cumplido»; todo esto es aldavadas que Dios da en los coraçones de las gentes oy criadas, para que sean emendadas sus pisadas y intenciones.

Porque ay tantas maldades en la gente y vicio tanto, sobervias y liviandades, luxurias y vanidades,

tanto mal que yo me espanto; assí que, según vemos, la Virgen se apareció donde agora la tenemos, a la qual mil gracias demos, que tal bien nos concedió.

Y gracia al Papa y cardenal[es] y a la eclesiástica hueste,

gracias y favores tales, porque evitando los males gozen del reino celeste; y al rey nuestro y los señores, duques, condes deste suelo gane la gracia y favores, porque quitados de errores gozen eterno consuelo.

(5)

Y pues que tanto nos quiere, tal se acuerda de nos

y nos dé lo que bien fuere o todo aquello que diere, qu’es para servir a Dios; porque siéndolo a Él en la vida transitoria, ayamos la gracia d’Él, porque por justo nivel merezcamos ver su gloria.

Fin.

[2]

LA APARECIÓN DE LA SANCTA CRUZ DE

CARAVACA

Dame tu gracia, Cruz, pues del cielo decendiste,

señal de la de Iesús, para que yo con tu luz diga cómo apareciste; en el tiempo que reinaron en Caravaca paganos, un clérigo captivaron y a su rey se le llevaron con otros muchos christianos. Preguntó el rey sin olvido a los christianos que avía, [A4r]

[...] responden a un apellido, cada qual el que sabía; pues como el rey tenía el clérigo aprisionado, mandole soltar un día, que preguntarle quería qué oficio avía tomado.

Assí que le preguntó: «Di, ¿tú qué sabes hazer?» y el clérigo respondió: «Alçar al que me crió, en esto sé yo entender»;

y el rey, muy maravillado de lo que le respondió, otra vez le á preguntado: «¿Quién es Ése que as alçado, que dizes que te crió?».

Respondió con sancta guisa el clérigo con cuidado,

con voluntad no arrepisa: «Mi oficio es dezir misa, no le ay más sublimado»; luego aquel rey quiso ver cómo missa celebrava y mandó luego proveer de eso que era menester y el clérigo lo notava.

Una carta se escrivió desde tierra de paganos y un mensagero embió a Cuenca, do se halló

ser un pueblo de christianos; y luego, como llegó

a Cuenca aquel mensajero, en un monesterio entró y la carta presentó, toda el común plazentero.

Grande honra le hazían con la carta de los dos al moro y le recebían, pensando que se querían bolver a la ley de Dios; y luego le proveyeron del recaudo y se bolvió, pero la cruz no le dieron, porque ellos no lo escriviero[n] ni el convento se acordó.

Y llegando sin tardar a Caravaca el buen moro, luego el rey mandó ordenar un altar do celebrar

la missa, nuestro tesoro; y el clérigo revestido, de la cruz se le acordó, hallose muy afligido

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y dizen que se paró.

Del rey le fue preguntado por otro moro, Marfús,

que por qué se avía parado y él le respondió de grado que le faltava la cruz; el rey, los ojos alçados

hazia el cielo, nuestro bien, [A4v]

y vido cómo abaxava la cruz que·aquél [l]e faltava, que ángeles la decendían.

Tan linda y resplandeciente como de a donde venía,

este rey entre la gente platicava diligente el milagro que veía; dexando su ley esquiva, dixo al clérigo con luz, afirmado en fe muy viva: «Alça los oyos arriba, verás si es essa la Cruz».

El clérigo la adoró, recibiendo gran consuelo y la misa celebró,

luego el rey se combirtió a la fe sancta del cielo; a correr avían venido una vaca·aquel lugar y el milagro·acaecido y aquel rey se á convertido a nuestra fe sin dudar.

Una carta le escrivió a la reina, que viniesse

al lugar do se halló, mas ella le respondió que el venir no le pidiesse; y él dixo: «Si bien te va

y tu secta no se aplaca, yo digo, mora, té allá»; ella respondió: «De acá para mí tan Caravaca».

Y ansí los pueblos honrados quedaron puestos por nombres de los motes ya passados y los moros baptizados, hechos de animales hombres; por mayo a tercero día es su fiesta singular, viene muy gran clerecía, sin la gente que venía cada qual de su lugar.

De un castillo en processión la sacan sin más desvío

con grande veneración, la llevan con devoción a un humilladero y río; a ñublos y tempestades la sacan según parese, sana mil enfermedades y por sus grandes bondades la tempestad nunca empece.

Plegue a Dios que a Él paguemos algo deste buen obrar

y que de nos desechemos los pecados que tenemos para d’Él poder gozar; ¡o, Cruz de grande vitoria!, por la virtud que en ti cabe pon gratia en nuestra memoria y obras para la gloria,

con la qual siempre te alabe. Amén. Deo gracias.

INFORMAZIONE BIBLIOGRAFICA: Carro Carbajal, I, pp.497-498

(7)

AQUI SE CONTIENENDOS OBRAS

¶Aquí ſe contienê dos obras la vna | trata de como la muy deuota Imagen de nueſtra Señora, de la | Cabeça fue aparecia à tres leguas de la ciudad de Anduxar dô~ | de agora eſtá. La otra trata la manera como ſe aparecio la | ſanta † que à ora eſta en Carauaca. | [Un espacio en bianco y punto y aparte] | Viſtas y examinadas, y Impreſſas en Toledo, con licencia de los | Señres del Conſejo Real. Impreſo en Córdoua en caſa de Die~ | go Galuán Año de 1594. | (??) |

[Grabado Nuestra Señora con el Niño]

(la) [Alr-Alv] ¶Inuocacion à Nueftra Señora. [Quintillas] O Princeza eſclarecida

reyna del cielo y la tierra

(lb) [Alv-A3v] Comiença la | Obra. [Quintillas] ¶ En Vandalia la afamada en termino aſituado

(2) [A3v-A4v] La apareciô de | la ſancta † de cara uaca. [Quintillas] ¶ Dame tu gracia cruz

pues del cielo decendiſte [Remate:] Amen.

[Remate:] Deo gracias.

Córdoba: Diego Galván, 1594.

4°., 4 hojas, A, sin reclamos, letra redonda, menos la primera línea de las rúbricas, que están en gótica, a dos columnas.

CAMBRIDGE (MASSACHUSETTS), Harvard University, Houghton Library: *SC5 A100B595p (19). Existe otro ejemplar en paradero desconocido que

perteneció al Duque de T'Serclaes de Tilly.

RM 716

Riferimenti

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