ILUSTRE
SENOR:
— 6r —DISCURSO
DELDr. D.
EMILIO PI Y MOLIST
SENORES:Quisiera
desvanecer dos dificultades que me ocurren en este momento y me
inquietan.
?Diré que no merezco la honracon que medistinguís?
! Donoso arbitriopara'acreditar
vuestro criterio yjusticia!
?La aceptaré
deplano
ysin hacersalvedadalguna
? !Cómodosilencio,
pero
repugnante
aun á la modestia de pura fórmula! Pues?cómo
salirdel
paso?
?cómo
desatarestaespecie
de nudogordiano?
Por mivida,
que á desatarlono
acierto,
maslo desharé á lamanera clásica :cortándolo. Tantomonta.
Conque
echo por en mediodejando
las dos preguntasen el
aire,
cada una al lado que lecorresponda,
ydigo
conllaneza y
laconismo,
buenos fiadores delasinceridad,
que osagradez
co muy de corazónelagasajo.
Con todoeso, no
quedo tranquilo,
porque vendráluego
áinterpo
nerse entre vosotros y yo una sombra que enturbie la claridad devuestro
designio,
y eche sobre mifigura
untintequizás
pocosimpáti
co; y es cierta
flaqueza
que nopuedo
acabarconmigo
decombatir,
antes con ella , por otra debilidad del
ánimo,
me hallo bien ymehuelgo.
Todo estoveréis resaltar enmi
discurso,
que enrigor
no lo es,al menosacadémico,
sinoprincipalmente
undesahogo
de afectos íntimos enordenáalgunos hechos,
cuatro sobretodo,
á los cuales dedicodepropósito
otros tantoscapítulos.
Muchotiempo
há que deseabaconviva ansia el escribir
algo
sobreello,
y más el leerlo enpúblico
ó en corro decomprofesores
yamigos;
pero nunca se me ofreció ni por asomocoyuntura
cual la fiesta dehoy,
para mí llovida del cielo.Mi razonamiento será depor fuerza
autobiográfico, algo
asícomoun remedo—no hallo vocablo más modesto—del
menos gustoso ar
tículo de Mesonero Romanos en sus Memorias deunSetentón ó de
Zorrilla en sus Recuerdos del
tiempo
viejo;
pero, á par deellos,
no con lamonotonía, circunspección
yremiramiento delgénero
histórico, antes con
alguna
variedad y cierta solturajovial, caprichosa
yjuguetona,
pues,gracias
al caráctercasi familiarycasero del presente acto, midesahogo tendrá, además,
de lo humorístico y de lo fantástico. Si
algunas
partes de él y aun acaso el todo osparecieren pueriles,
y por lo mismo discordantes de mi condicióny
edad,
fácilmente me lopasaréis trayendo
á la memoriaaquel
concepto deBalmes,
de hon do sentido filosófico :que el hombreesnino hasta lavejez.
Vaya,
al grano; nohay
que gastar retóricas para deciros cuál esmiflaqueza. Estoy
enamorado.Espanto
oshabráproducido, Senores,
esta declaración subitánea; pero antes que excitada por él asome á vuestros labios una sonrisade lástima, os advierto que nada tiene el mío de
aquel
amor senilsacadoá la
vergüenza,
congeneral rechifla,
por losdramaturgos
desdePlauto hasta Moratín; amor, si tal nombre merece, que,además de anacronismo grosero y síntoma
frenopático
, es untósigo
para elcuerpo y un
pecado
para elalma.No;
mi amornivisos tienede patológico,
derepulsivo,
de ridículo y muchomenos desórdido. No esmás purala gota que destilade la
estalactita,
el cristal yacente en el seno de la roca, lafragancia
del recienabiertojazmín,
ni el auramatutina, primera espiración
deldespertar
de la naturaleza. Poco adecuados yexpresivos
son aún encarecimientostales,
porque mi amorpasa de vuelo á toda substancia
corpórea,
yno caberepresentarlo
con símiles sacados de lamateria,
ni en susformas más sutilesnien susaspectosmás nítidos. Alienta yagítase
en elespacio
de la idealidad,
dela que esparteintegrante;
allá enaquella región etérea,
inundada de luz que no enturbian
celajes,
donde elespíritu
seeleva,
seexplaya,
siente inefables deleites yselanza á determinaciones gene rosas.No,
no es amor senil el mío; que lo he sentido y alimentadodesde la
segunda
infancia. Era entoncesafectoindefinido, aspiración
vaga, instintivo anhelo de
algo ignoto,
estadoinquieto
delánimo,
sentimiento de vaciedad del corazón. Llamáralo saudade
si,
como--- 63
---edad de
ningún
modo me loexplicaba.
A no incurrir en nota dejac
tancioso que desvanecidamente se alza á mayores, diría que mi
espí
ritu sehallabaen
igual disposición
que el deDantecuando,
nino denueve
anos,
vió á lagentil rapazuela
de ocho que se llamaba Beatriz.De
golpe
nacióen el florentinoaquel
amor ó más bienplatonismo,
ahora casi
legendario,
que,despertando
suentendimiento,
le estimuló por el prontoá instruirseen arduas
disciplinas,
y,enardeciendo en la edad viril suimaginación,
fuéel
numen desusingular
poema,que todavía
hoy, pasados
seissiglos,
es puestosobre lasnubes por losdoctos,
y le ha valido el dictado devatedivino.Elestudio que de mi ánimo enlos verdes arios hice en los maduros yhago
en los secos, no medeja
duda deque ví también entonces unaBeatriz,
aunque sólo con losojos
de la fantasía, porque eraincorpórea,
y hastaignoraba
yo que una
hija
de un Folco Portinari hubiese sido en elmundo;
Beatriz ideal que
despertó
en mí unafectofirme, aspiraciones
concretasydeseos
arrebatados,
como todo es arrebatado enaquella
edad devigoroso
medro é irreflexivoempuje.
Ycomenzaron á exaltar mi imaginación
suenosdorados,
ymesentí mover por misteriosoimpulso
áempresas
imposibles. Impulso
de amor,amorinocente, infantil, perotan de
verdad,
quehoy
es, y todavía reconozco lainfluencia,
la eficacia de
L'alta
virth,
cheOh
m'aveatrafitto
Prima ch'iofuor
dipueri!iafosse;
y
complázcome
recordandoaquella
temprana evolución de miespíri
tu, el nacimiento de
aquella pasión,
extrana entonces, que se encendió parano apagarse
jamás
nibajo
la nieve de micabeza;
y entiendoque oía en el fondo de miser un acento
incomprensible, algo
como la vozde la excelsa donna sovra candido vel cinta d'oliva cuando decíaal poeta:
Guara'anzi ben: ben son, ben sonBeatrice.
Sí,
miamor estan firme ahoracomo lo fué ya apenas me conmovieron sus
primeros chispazos,
ytanlimpio
está de la más vaporosanubecilla ódel más tenue
pano,
cuanto esajeno
del menor accidentede la materia el concepto de la idealidad pura. Lumbrerade miinteli
gencia
, móvil de micorazón,
incentivo demisafanes,
mi conforteyesperanza,
inspiración
de mis actosen los estudios yejercicio
de mi carrera, estímulo de misescarceos por el estadio de las buenasletras;
64
de tal suerte, que lo que por ventura seayo enlo científico yen lo li
terario,
á él se lo debo.Amor sin un ser amado es mera
abstracción,
es cosa inconcebible comoimpresión
sin excitante. Tal el mío en los alboresde lavida;
mas ya queapuntó
á milabio elbozo,
ycon la vehemencia de laedadsentí la
pasión
que mesojuzgaba,
y en susímpetus
intervino larazón,
vineá entender
quién
era en realidad miamada,
y adivinésu nombre;
nombre eufónico en lalengua
castellana y en todaslas que conozco, nombre que
sugiere,
en hermosacombinación,
los altos conceptos de
hidalguía, valor, esfuerzo,
heroísmo y lauro. Noquiero
por ahora declararlo: bastedecir midulcinea,
no en el sentido del nombre
propio
deaquel
famososerque no le tuvo sino en la fantasía delloco más enamorado y
simpático,
antes enlaacepción
delapelativo
ócomún con que nuestro léxico oficial autoriza para
designar
á la mujer querida.
Mi
pasión
ha tenido las vicisitudes naturales y los vaivenes forzosos, alternativa de bienandanzas y reveses,
alegrías
ypesadumbres,
que es, además de unbuensainete para saborearla, unpoderoso
excitante para enardecerla. De
nino,
á todo me sonrióella,
todo me lopresentó
banado de colorde cielo; pero ya, demancebo, púsome
sobrecejo
ámenudo,
yatrájome
más dedos burlas y más de cuatro desazones; no porque á mi dulcinea tuviese yo que
cortejarla
á lareja,
comogalán
deCalderón, aparejado siempre
paraahuyentar
á cintara zos ganapanesimportunos
óandar á cuchilladas con caballerosrivales,
sino porque torpe,ciego
y extremoso,di
en la flor depedirle
fa vores confestejos
que en buena razón eran atrevimientos y necedades.
?En qué
cabeza sana, más que de nino sea, cabe el estrambóticointento,
que la mía ápájaros
llevóá término y remate, de componer, hurtando ratos, cual escolarinaplicado,
al estudio de lagramática
,dela
aritmética,
del catecismo y de lahistoria,
dos novelitas comoquien
nodicenada,
de lectura bastante para llenarlas columnas delfolletínde otros tantos números de
periódico; engendros
que por decontadono hubo alma de Dios que
publicase
ni aunrecibiese!?
Quién,
rabiando por someterse á la barberil rasura, mas noteniendo todavía
qué
rasurar, hubiera llevado hastael cabo lagigan
teaempresade escribirundrama caballerescoen un acto—que guar
do como
bagatela arqueológica
,— todo almíbares ydeliquios
depasión
desaforadamente amorosa, ditirámbicos looresá losguerreroscatalanes,
odio mortal á los sarracenos y horrorá un morazo feo y— 65 —
dado discreto y sencillote, una doncella
pano
delágrimas;
yseoía elfragor
deunabatalla,
y por salvar la vida delpadre
daba la suyapeleando
el amante!Estos
arrojados obsequios
á midulcinea teníanalguna disculpa
enque, sobre acalorarnos
leyendo
cuantas novelas ypoesías
habíamosá las manos conmicondiscípulo
éinseparable companero
Ponsy Gallarza,
que eshoy
catedrático de Literatura y maestroenGaya
Ciencia;
estábamos entoncesde llenoen una revolución
literaria,
en el ruidosoybienhadado
romanticismo,
ylas revoluciones literariasarrastran trassíá loshombres de
chapa
yaun á los ninos de laescuela,
como laspolíticas
penetran hasta los tuétanos en los ciudadanostodos,
sindistinción de
opiniones
nijerarquías, siquiera
ellosnolo presuman.Cuanto
más,
que laaparición
súbita y simultánea de dramas comoEl
Trovador,
Los Amantes deTeruel,
DonAlvaro
yMacías;
denovelascomoNuestra Senora de
París;
deotros y otrasde los escritores que, acaudillados por Víctor
Hugo,
formaban el que llamaZola grupo
fulgurante
; delas fantásticas del Vizconde de Arlincourt—quien
tuvosushoras decelebridad,
aunquehoy
nadie le soporte,según
dice con frase tan breve comocomprensiva
Menéndez y Pelayo
;—y de muchas más por el mismopatrón
cortadas,
bien quemenos famosas: obras todas enque revivía el
espíritu
de libertaden elarte, yaun se
agitaba
el deanarquía
;esplendorosos
alardes deinge
nios sanosypujantes
unas, desafueros y delirios de fantasíasfebrilesotras, queinflamaron losánimos y sacudieron con suma
rapidez,
ámodo de corriente
eléctrica,
el sopor letal de nuestra literatura ; laaparición
súbita ysimultánea, repito,
de tan alentadasproducciones
bastaba y sobraba para conmover y desaviarcabezas de viento como
lo era la mía en
aquella
dichosaedad,
ávida de novedades y bullicio.Pero,
Senores,
lo que enningún
respecto mereceperdón
nidisculpa,
es que medejase
yodisparatar
comoaquel imaginado fraile,
áquien
por cierto noconocí hasta más
tarde,
tan faltodesindéresis,
que ya de noviciodejó
losestudiospara meterse ápredicador.
Yendo y viniendo
días,
amaneceaquí
uno con la fausta nueva dela paz áque por el pronto sedala
expresiva
ygrata denominación deAbralo
deVergara,
términoprovidencial
de una guerra que, portiempo
desieteanos,
haempapado
en sangre de hermanos loscamposespanoles.
El alborozo esimponderable
:adórnanse losedificios,
marciales músicas recorren las
calles, espectáculos
divierten alpueblo,
poetas cantan.., y yo, menos movidopor el
regocijo general
queagui
joneado
por el anhelo amoroso,quiero
ser también poeta, acaso sonando nada menosque con
pulsar
laquizás
no rota sinocolgada
lirade Píndaro... ! Poeta! I Inocente de mí !
Ignoraba
que para medrareneste mundo lo que
importa
esvivir en prosa.Quise,
pues, serpoeta,ycantar... y canté en una oda el
Abralo
deVergara...
! Nunca talhiciera!
?Qué digo?
Bendita la hora en que hirvió en misesera elpensamiento
de celebrar el suceso en verso suelto!horror
!porque memareaba,
comoá tantospobretes,
el consonante.Bendita lahora,
vuelvo á
decir,
puesversos más detestablesno salieronen nefasto díadela cabeza de tarrodel peor
coplista callejero;
ycensura ó corrección conpuntasde
reprimenda
másdelicada
ycortés enlaforma,
peromás acerba y dura en la
substancia,
no la recibióningún
nacido.Diómela,
poniéndome
de oro yazul,
el poeta dramáticoTió,
cuyamuertelloraron enbreve los amantesdel arte; y fué, para mayor tor
tura,en casa y
presencia
de una senoritaamiga
que melisonjeaba
endemasía,
de lapoetisa
Massanés,
áquien
inmortalizantantascompo siciones de ferviente estro, y conespecialidad
la de Un besomaternal,
con cuyos acentos supo hacerpalpitar
el corazón detodo buenhijo,
ella,
que no habíaprobado
elsuavísimo,
el puro, el indecible deleitedesentir en sus
mejillas
la frescura del labio desu madre. Censuraóreprimenda,
lección nuncajamás
de míolvidada,
que cortó decuajo
un mal que amenazabaarraigarse
en miánimo,
el dearrojarme
á poetizar invita
Minerva,
contodas lasvergonzosas secuelasdeestegénero
de
locura,
que contanto donaire da por rematada elpreceptista
delosPisones. Púsomepor delantede los
ojos
el discretoypiadoso
correctorque, sobreser para mi
complexión
la linfa deAganipe casi,
casi unagua tofana, debía en conciencia volver atrásy noempenarme
enhollar las asperezas por donde se camina de lainmortalidad al alto
asiento,
sopena de darcada tumbo, que al término de lajornada
no mequedara
hueso sano. Otrapuntería
hizo elmuy sagaz para echarel resto desu
admonición,
yfué inculcarme que,primero
que poner me áescribir,
estudiase muchas cosas y sobre todo lalengua
castellana, recomendándome como una crestomatía excelente para apren
derla bieny
ejercitarme
en sumanejo
el FlosSanctorum. Laextranezaque estoúltimo me causó no espara dicha ; pero mucho ha llovido
desde entonces, y mis lecturas y estudios hasta ahora me han acre
ditado
cumplidamente
que en esta materia harto sabía Tió dónde teníasu manoderecha.No,
sinopóngase
en duda que seanhablistasejemplares
el P.Rivadeneyra,
el P.Nieremberg
y tantos escritoresascéticos denuestro
siglo
deoro. En ellugar
más lúcido de mi memoria, donde
guardo
ladelas personas que me hicieronalgún beneficio,
vive,
recibiendo de mi corazón uno como culto degratitud,
el re--
67
—dió la hiel
corrigiéndome,
por cierto y por verdad dióme también la miel adoctrinándome.Desmanado en extremo andaba yo por
aquellos
díaspara congra ciarmecon midulcinea,
puesalgunos
otros escritos y senaladamente unlibrejo
en que, echándola detraduttore,
dí entraditore, comomuchos,
y que para baldóneterno salió áluz,
vinieron áacrecer elnúmero de mis
chapucerías literarias,
siendo ocasión dereflexionesretrospectivas
que renuevan sin cesar misonrojo.
!Polilla!,
paracuándo son tus
dientes,
que no has devorado aúnaquellas hojas
ennegro
horóscopo
nacidas?!
Que
nohaya
un almacompasiva
que arremeta conaquellas
novelucas, y
aquel
cantorrio , yaquel libraco,
y losrelaje
al brazoseglar
deunaAma que, echándolos alcorral,
queme todo elmontónmananaantesque
llegue
la noche!Pero,
puesto que no lahay,
y,si la
hay,
no parece,quiero
pasar por lavergüenza
de decir enpúblico
que cometí talespecados, arrepentirme
de ellos mientrasviviere,
y aceptar contrito lapenitencia
de la burlageneral,
amén dehacer por no acordarme de
semejantes
escritos más quede.las coplas
de Calaínos.
Aquí pequé,
puesaquí
lloro.Quien
talhizo,
que talpague.
Aunque
bienpodemos
consolarnos de nuestrasfaltas,
sitene mosla virtud de confesarlas. A esta máxima de La Rochefoucaultme
acojo.
Y con ella
doy
fin alprimer capítulo
de midesahogo.
Pasóel
tiempo
delasninadas,
si esque pasajamás,
y vino el deladiscreción relativa de los anos
adolescentes,
en que la seriedad delos estudios y la frecuentación de las cátedras
imprimen
un sello decorduraque seechade verhasta en los
ímpetus
de la edad yen losdevaneos á que ella convida. Por
fortuna,
ya llenaba más las medi das de mi anhelo eloir Medicina que elaspirar
á ser literato; aunbien que medecía el
corazón,
y dábale yocrédito,
que no había denegarme
aquella
cienciaalgún
arbitrio para mostrar á midulcinea elrendimientocon que continuabaadorándola.
La ocasiónse ofreció presto, y yo no anduve remiso en tomarla
por la melena ; y
gracias
que la traía entonces, y no el mechón conque la
pinta Quevedo,
en el cual apenashay pelo
para unbigote,
yesmás resbaladizo que
anguila (*),
pues notuviera mi mano destrezapara asirlo.
!Dichoso arranque!
De tal suerteinfluyó
en lamía,
que no bien transcurridos nueve anos fuí ya, y en el corriente soyaún,
lo quepor entoncesacaso
alguna
vezllegué
á vislumbrar enturbiossuenos.
Pues ?no me vinoen deseoel presentarme en un concurso
público
para indicarla maneray forma de
erigir
en Barcelona unasilo,
hospital
ócasa delocos;
que á la sazón no se decía aún manicomio(*)?
Probé fortuna y Diosme la
dió,
bastándome el saber poco, porque esde
ley
que me eche encimaeladagio
sin cercenarlo. ? Habráosadía,
habrá frescuracomo
aquéllas?
?Quién
era yo para ponertan altos lospuntos?
?Quién?
Un Bachiller en Medicina. Esosí,
nuevecito yflamante. !
Válgate
Dios por bachiller !Inspiróme
sin dudaalguna
minumen
tutelar,
puesto que meadjudicaron
elprimer premio,
yá dosdedos estoy de decir que me lo dieron de momio. Y
catad, senores,
áPeriquito
hechofraile, ó,
lo que allá sesale para el caso, elevadami estudiantil
personilla
á laconspicua
situación de Socio de méritode la
Económica
Barcelonesa deAmigos
delPaís,
ycondecorada,
por
anadidura,
con una medalla de oro.Deeste hecho por mi
prurito
de filosofar mal que bien sobre cualquier
sucesoóaccidente de menorcuantía,
deduzco dosconsecuencias,
queson lecciones no nuevas, pero símuy
dignas
de serencomendadasá la memoria.
Es la
primera,
que alque acude á un certamen con el antifaz de una cubiertacerrada,
le tiene muchacuenta nolevantarsiquiera
por una punta el velo de loincógnito,
y queignore
el nombre que la nema oculta hasta lapluma
que loescribió,
valga
eldecir,
puesloincógnito
entrana unmisterio,
y el misterio infundecierto respeto ytemorque, en toda
justa literaria,
constrinená losjueces
á estarsobre aviso é ir muy á las derechasen susdeliberaciones yfallos. Yo sé
bien ! cómo silo sé! que de notaparme toda lacara
aquella
máscarade
papel,
habría salido de mipretensión
conlasmanos en la cabeza.Yno
digo
más,
sino que tengo para mí que, por una parte, el tribu(*) El artículo 5.* delProgramaqueen25 dejuniode 1846 publicóla SociedadEconómica
Barcelonesa deAmigosdel País,decía así:» Premioigual (el título de Socio de mérito y una
»medalla deoro)sedará al quepresentela mejorMemoria sobre el modo más asequiblede
»erigirunasilo,hospital ócasade locos parauno yotro sexofuera de las murallas deestaciu »dad. El autor deberá indicar los medios de realizar elpensamiento, teniendoen cuentaque el »local ha detenercapacidadpara doscientos individuos,ylos varios departamentos necesarios »para el tratamiento, salubridad, comodidad y seguridadde los dementes ;acompanando un
»proyectodeReglamentointerior para elrégimendelEstablecimiento, comprendiendo en él las
»obligaciones delDirector,de losFacultativosy de lossubalternos;ysenalandoel sitioendon »dehayadeerigirselacasadelocos,y lasmojadas de tierra queconsidereprecisasal derredor
—
69
—nal se
pasó
de generoso, y por otra, que, tocante á la materia del certamen,pudo,
enaquel
momentohistórico,
parecer bienun proyectoóescrito que
hoy
debiera ponerse muy porbajo
elnivel de la mediocridad
(*).
La
segunda
lección esmástrascendental,
por ensenar que un hecho,
sucesoócircunstanciaimprovisos
y de pocaentidad,
al parecer,abreatalvez camino al hombre para que, avisado y
diligente,
echepor él y
llegue
á una meta quefija
susuerte.Ay
del que entoncesseemperezay
demora!;
porque laocasión viene yse va en uninstante,
y,según
lahipérbole,
verdaderacon serhipérbole,
del fabulistalatino,
ya
citie
la ocasiónes ida, ni elmismoJúpiter
tienepoder
para echarlela mano
(**).
Casi por
juego,
con laimprudencia
ypresunción
de lajuventud,
quizás
con lapetulancia
que ella provoca y excusa á untiempo,
entre diversiones ycorrerías á quecon otros mozalbetes me daba enSan Felíu de Torelló —
testigo
Coll y Masadas,
hoy
Director yCatedrático de nuestra Escuela de Comercio,— con cuyas aguas
acudíaá mi ya
quebrantada
salud,
escribí la memoria sobreconstrucción deuna casa delocos; yo, que
ninguna
había visto ni apenasorates, ysí sólo leído
algo,
no acerca dehospitales
de locos sino dela
locura,
en el Praxeos medicae universaepraecepta
de JoséFrank,
clásico entonces, yenel librode texto de
aquella asignatura
en nuestro
Colegio,
libro que si bien declaraba en laportada
haber sidocompuesto por un catedrático de este
establecimiento,
nunca meavineá
creerlo,
porque elprofesor
era muysabio,
y, á mijuicio,
laobraera
algo
tonta.Conque
no se me pregunte cómo salí delempeno,
porque sólosabré
responder
que salí avante,ypunto redondo.Aquí
de la filosofía:hablando sin rebozo yen términos
propios, aquello
fuéuna solemne calaverada; á bienque, enhecho de
verdad,
no es(5) Dos hechospuedo alegarenapoyo deestaopinión.LaSociedad Económica, porimpulso
propio,quenopor indicaciónmía, como así lo creeráncuantos meconocen,tuvoá bien enca
bezarconmiMemoriala serie de las que á pocotiempo empezóápublicar; ygracias que á ello
debo elconservarlaimpresa.Cursando yo Medicina legal éHigiene pública,el Dr. D. Ramón
Ferrer y Garcés, catedrático deestaasignatura,concluido que hubo su lección sobre la cons
trucciónygobiernodehospitales delocos, meinvitógalantementeá queleyeseenclase mi Me
moria, como lo hiceconel gustoquesedejasuponer yconvivoagradecimientopor la honra
queseservía dispensarme aquel maestro; dequien cúmplemedecir que recibísiempresenaladas
distinciones,merced á las cualeslleguéá considerarle con muchaatencióny obsequio, y él á intimarmeen sutrato,y, andando eltiempo,á favorecerme con una confianza rayana en fami
liaridad,de la queconservolos másgratosrecuerdos.
(**) elapsum (calvum) semel
Non ipse possit lupiter deprehendere.
de
hoy
ni de ayer que las calaveradastraigan
por venturanegocios
estupendos
yhazanasincreíbles,
pues,contrayéndonos
á solas la bolsay la guerra,veces
hay
que eljugador ganancioso
y el invicto héroe no sonsino unosdesatados calaveras.Con estas
declaraciones,
á las que nadienegará
la cualidad deingenuas,
cierroelsegundo capítulo
de midesahogo.
Asíque
así,
abierto elpliego
donde estaba encerrado un breveoficio con mi firma y
rúbrica,
elbrigadier
don ManuelLassala;Jefe
superior político,
quepresidía
á la Económica en la sesiónpública
del rode octubre de
1846,
me llamó y puso enmis manos la medalla deoro. A lostres díasla
Corporación
me remitió eldiploma
deSocio de méritocon un oficio que recibí como el agua de mayo, y aun lo
pondero
poco, porque su contexto, además de embelesarmecon las alabanzas que me
prodigaba,
meesponjó
dándome nada me nos quetratamiento deSenoría;
ámí,
que apenas si me hallaba conotroque el democrático de tú por
tú,
que por entonces era derigor
entre estudiantes. Todoesto, bien
considerado,
ofrecía elpeligro
decebar mi vanidad
juvenil,
fuera de que tanto y tan prematuro augepodía
ser para mí no menos ocasionado que el nacerle alas á lahormiga.
Pero , en serio sea
dicho,
ahora estimo el mencionadodiploma
como laprimera
credencial de Médico Director del Manicomio delaSanta
Cruz;
en nada obstante queéste,
al ser datadoaquel despacho,
no hubiese salido todavía de losespacios
delo futurocontingente.
Ello,
no tieneduda que, por lo menos,hoy
parece ser un nombramiento demeritoriocon
opción
á tal oficio.Referir ahora que
posteriormente
he hechoalgunos
estudios á loprofesor reposado
sobre la materia queprimero
acometí á lo escolaraturdido,
aunque en verdad tomándole ya gusto, sería una narración de pormenores enfadosa como todo lo que
redunda,
éimperti
nentecomo todolo quese supone sin que se exprese.
En otro escrito he dicho que el Manicomio de la Santa Cruzes el
poema de mi vida
profesional,
yen el presente anado que el actoenque me
premiaron
fuéla introduccióndel poema. Sucesosdepróspera
yde adversafortuna componensutrama, con alternativasde
resplan
doresy
lobregueces;
ypor lo mismo tonosvarios,
acordes con talesmudanzas,
vienen á tenerrespectivamente
loscantosdel poema:—deánimo,
al travésdelasprimeras
naciones deEuropa
que varias vecesroe
___ 71
visité en demanda de instrucción á susestablecimientos yá susilustres
alienistas
Calmeil,
Baillarger
y Moreau(de París), Begley
y Denne(
deHanwell), Tyerman
y Marshall(de Colney-Hasch),
Guislain(de
Gante),
Ideler(de
Berlín),
Damerow(de
Halle),
Riedel(de Viena),
Bonacossa
(de
Turín),
Broca(de
Milán);—
de esperanza,después
que trazado miProyecto
médico(*)
, elarquitecto
Oriol yBernadet,
conarreglo
áél,
levantaba losplanos
;—deenojo,
en las horas menguadas
que seatravesaronpasiones
óintereses bastardos(perdóneme
Dios,
si estejuicio
estemerario),
y sellegó
á negar elpermiso
paraponermano á la obra ; —de
lástima,
cuando huboquien,
no cabiéndole en lacabeza el
plan,
sin duda harto magnopara ella, meneábalaincrédulo y sonreíase
desdenoso,
yquién
sabe sicompadecido
de la locura de los que realizable loreputábamos
;—de melancolíayllanto,
en ellargo período
que proyecto yplanos
estuvieron durmiendo suenodeolvido entre el
polvo
de un archivo;—de alegría,
el 20 de diciembre de
!885,
en quepusimos
laprimera piedra
del edificio;—de
triunfo,
el 19 dediciembre de1889,
en que secelebró lainaugura
ción deun
departamento
entero, conplácemes
de lasautoridades ydelpúblico,
que la saludaron como á unacontecimientonacional,
yenparticular
con encomios deinsignes
representantes de laprofesión
médica y de su cuerpo
docente,
ya que el dictamen que enaquéllos
iba
implícito
y salióexpresado
en forma entusiástica ygallarda,
había de
prevalecer,
por sucarácterpericial,
sobretodas lasaprobacio
nes, alabanzas y encarecimientos.
Treinta ariossepasaron desde la
presentación
demiProyecto
hasta laabertura de esta parte del Manicomio. No fueron menester tantospara rendirá
Troya.
No asistiré yo al desenlace de mi poema. Ni seréel único á
quien
escribirla última
palabra
del suyo lenegó
la muerte.?Qué impor
ta?
Fijos
en él tengosiempre
missentidos,
mi ser, mi alma ; y, conforme va desarrollándose y caminando á su
término,
aunque noalcompás
demianhelo,
seacrecienta mi ardor para todalucha,
si porinopinado
caso sesuscitare;
ysiquier pise
yo los umbrales de laedad,
según expresión
deEsquilo,
seca ysinhojas,
que va sucamino sobretres
pies,
sin más fuerzas que un nino y arrastrándose con inciertopaso; aun en esta decadencia no me
faltará,
Diosdelante,
el ahincohastael tranceen que, sintiendo
extinguirse
la llama de mivida,
que(5) Proyectomédico razonadopara la construcción del Manicomio de Santa CruzdeBar
celona, conarreglo al cual ha levantadosusplanos el arquitecto D. José Oriol y Berna
det,en4.*,xxvn—367 págs. publicado en:86opor acuerdoyá expensas de la Iltre. Administra ción delHospitalde Santa Cruz.
no lade mi
entusiasmo,
mirarécon la mente por última vez el Manicomio,
comotal cruzadoque,próximo
al término de laépica
conquista,
rendidopor lasfatigas
de ciencombates, baja
laespada,
puesta la mano sobre la
insignia
delpecho,
entre ansias del cuerpo yalientos del
espíritu
exhalaba el postrersuspiro
columbrando confruición beatífica losmuros dela Ciudad Santa.
Mi entrada en esta
Academia,
otro que tal. En suarchivo es de verque acudíá lapalestra
también con antifaz de cubiertacerrada,
ygané
eíprimer premio,
ósea eldiploma
deindividuocorrespondiente
yuna medalla deoro; mas no consta en
aquella dependencia
que dela materia sobre la cual
escribí,
tenía tanto conocimientopráctico
como de orates y de casas deorates en el anteriorcertamen. No
hay
que darle vueltas; para
valentonadas,
los mozos.Ya,
yaseaplacan
conla edad los bríos. Indicacionesycontraindicacionesdel uso del cloro.
formo
(*),
cuestión de actualidad entonces, ario de 49, fueron las queme esforcé en dilucidar á
golpe
deperiódicos médicos,
puesningún
libro debía de haber á la sazón que tratase didácticamente de
aquel
asunto,
ó,
dadoque lohubiese,
no estuvoal alcance de mi mano, fiacaso lo estuviera al de mi
peculio.
Esteeseltercer
capítulo
de midesahogo.
En la
oposición
á unaplaza
deacadémico denúmero,
ano de51,
pude
entrarcon más seguropie,
ya que siendoelegible
por el candidato el tema de su
discurso,
loescogí
teórico. Un famosoestadista yeximioescritor francésabominó por
sacrílegas
é inútiles las necroscopias,
temeroso sin duda de que sehiciesela desu cuerpo. Era Chateaubriand
(**).
Sufama,
sobradoesplendorosa quizás
entonces, como(*) El programasegundodeestaAcademia para el concurso públicode 1849 preguntaba:
En quécircunstanciassehalla indicado y contraindicado elusodelcloroformo? LaMemo
ria que escribí sobre estepuntoy que obtuvo el premio,fui publicadaen185o.
(**) LaMemoriaquepresentéy leí en dicha oposición, seintitulaba Examen médico del
siguiente pasajede Chateaubriand en susMémoiresd'outre-tombe: Lejos de micadáver la
sacrílega autopsia:enbaldefuerabuscaren?ni helado celebro yenmiyerto corazónel mis terio de mi ser; quenodescubrela muerte losarcanosde la vida( Qu'onsauve mes restesd'une
sacrilége autopsie;qu'on s'épargne le soin de chercher dansmoncerveauglacé et dans mon cceuréteint lemystéredemonétre. La mortnerevelepointles secretsde la vie);6seanConsi
deracionessobre elimpulsoy carácter comunicadospor la Ana!omía d laMedicina moderna, Fuiimpresaen1852.
73
sobrado obscurecida
quizás
al presente, no me arredró desalir,
con elrespeto debido á su
memoria,
por el estudio delorganismo
muerto,combatiendo las dos susodichas
calificaciones, denigrante
la una ydespectiva
la otra, conardimiento de neófito y fe deprofesor
reciénsalido de las
aulas;
yasí,
con tanto énfasis comoTomasito, aquel
literatuelo y
político
en agrazpuestoen caricatura porla mano maestra de Larra,vine á
decir,
llevándole lacontraria :Chateaubriandropensamosde un modo distinto. A tal audacia me
indujo
mi dulci nea, porquien,
desalado entonces comonunca, bebía yo los vientos.Ni una
palabra
más sobreestos actos ni sobre los de la Academiaen que he
intervenido,
pues, por ellugar
en quenoshallamos,
y lafiesta que nos ha
congregado,
eso sería traerá cuentoespecies
caserasde inútil recordación por sabidas de la familia é indiferentes para la vecindad.
También obedecíá mis
impulsos apasionados
en elejercicio
de laprofesión;
pero de cómo me lashube en él noquiero
tratar, pues á laverdad,
enbuen hora lodiga, saqué
mástrabajos
ydesazones del espíritu
y del cuerpo que favores de mi numen,y, para mayorfastidio,
el relato de losunosy delas otras, con ser
impertinente,
daría á estaparte de mi discurso la traza oficinesca y
desgarbada
de una certificación de servicios y méritos.
Llego
ya á mi situación de retirado 6 reservista sisequiere,
enque,
depuestas,
ó punto menos, lasarmas con que luchépor la vidamédica,
tornó mi ánimo á apetecer ciertospasatiempos tranquilos
éinstructivos de la edad
juvenil,
á los cuales habíarenunciado en eldecurso demuchos
anos,
por serincompatibles
de todo puntocon eltráfago
yatropello,
desabrimientos ycongojas
de lacarrera. Volvíá mis librosliterarios,
volví á los estudiosconque tanto me había paladeado y fortalecido en solaces como
aquellos
queVirgilio
llamadivinos
(*);
y, pordicha,
losdoces
delespíritu
dhora, cual lasaficiones antes, sacarían verdadera en
mí,
si menesterfuese,
la sentenciadel orador romano: haec studia adolescentiam alunt, senectutem
oblectant.
A la manera que cada
pueblo
tiene unmanjar
más ó menos com-•puesto, que, por
adaptarse cumplidamente
alapetito
ycomplexión
desusnaturales,
ásumodo de vivir yaun al clima de sulatitud,
es(*) Deus nobis haec ollafecit.
Égloga
I.el
predilecto,
el ordinario éindispensable
en su comidaprincipal
hasta el
punto
de darcaráctergentilicio
á sucocina,
como á sutraje
lo dan ciertas
prendas;
así enla literatura de cada nación suele haber unplato
que, por sabrosoátodos,
por acomodado al sustentode suinteligencia
y por la costumbre constante detomarlo, puede
y debeapellidarse
antonomásticamente nacional. Nohay
que decir cuál seael
plato
nacional de nuestra mesa literaria.Singular
por la calidaddesu
substancia,
loingenioso
de suaderezo,
elprimor
desudisposi
ción ylo
exquisito
desugusto, así está fuera de duda que nohay
plato
nacionalde estadoalguno
que loaventaje
niiguale,
como quetodoslos
pueblos
se afanan por imitarlo con losmanjares
yespecias
de su
tierra,
impotentes
para dar á lacopia
el saborgenuino
deloriginal,
aunquebastantespara que, catándoloellos,
sechupen
losdedos.
Ninguno
mequedaría
ya ó tendríalos todos lastimosamenteatrofiados,
sicon estaacción,
más encomiástica quepulcra,
hubiesequerido
demostrar eldeleite que me causó cada una de las comidas,meriendas ysobre todo cenasque he hechoconel Don
Quijote
desdelos tempranos anos en que me sabía á
golosina,
hasta ahora queeste nuestro
plato
nacionales para mí alimentoapetitoso, digestible,
reparador
ysano comoninguno.
«Don
Quijote
es lafigura
más seria que haproducido
la humanidad.»A esta sentencia de Castro y Serrano
(*),
nueva, nada paradójica
sinomuy verdadera, le anado yo,águisa
decorolario,
sin lanecia
presunción
dehombrearme conaquel insigne
académicode laEspanola
, que el DonQuijote
es el libro máspatético
que haproducido
la literatura. Ni valedecir con Hartzenbusch, que es «el»más
regocijado
cuento quedejó
escapar desufresco labio la Musa»del chiste»
(**);
porque, aunsiendo estola mismaverdad,
no cabedudaen que todoél mueveá dolory
melancolía;
loscuales,
por virtud del contraste, acrecen conlosdonaires que animan la
fábula,
almodo que con losacordes deuna música bailadera sube de punto la
tristeza del alma atribulada. La luchapor la vidamonta bien poco,
parangonada
con la luchapor la belleza moral. Sin tregua, contratodo
enemigo,
hasta contrapotestades
invisibleses estalucha;imper
térrito,
infatigable,
desinteresado,
heroico sucampeón.
A ladefensa,
entodolugar
ytiempo,
de unadoncellatanpúdica
ytan de continuo•
ultrajada
comola bellezamoral,
sólopodía
salir un caballero sin(.) Discurso queleyó en surecepción pública enla RealAcademia Espanola,el día8de di ciembre de 1889.
(*s) Prólogode laedición del Don Quijotehecha enArgamasilla de Alba (casaque fuépri
75
miedo y sin tacha como Don
Quijote,
inflamado delapasión
másviva y
noble,
pero cuyo idealismo había de estrellarse fatalmente enel
realismo,
á las veces grosero, de las gentes, de las ocasionesy de las
circunstancias,
resultandosiempre
de este conflicto el exce so de biencastigado
con un exceso de mal. Porlomismo,
enaquel
sublime libro es de las narraciones más
regocijadas
invariableepí
logo
lopatético,
y á todas sentaría bien unepifonema
lacrimoso.?No
tiene unsentidoprofundo
que para sacaráplaza
un defensor tan absoluto de la bellezamoral,
modelaseCervantes lafigura
de unloco? ? Esque en este mundo de
disimulos, deficiencias,
temperamentos, transacciones y
equilibrios,
al fin miserias y fealdades , sólo en un lococabe concebir maravillosamente hermanadas laingenui
dad,
la entereza, laintransigencia,
la valentía para todo lobueno,
todo lo
noble,
todo lojusto, magnanimidad
y bellezaengrado
sumo,sin
acepción
de personas, distinción detiempos
ni consideración áobstáculos ni
imposibilidades,
yáprueba
desacrificios,
menosprecios, ingratitudes
y burlas? Bienpudo pensarlo
así nuestroegregio
poeta,
profundo
conocedordel corazónhumano,
á fuerde alecciona do por losinfortunios,
desdenes,
sinrazones, agravios
éinjusticias
conquehubo de habérselasen su
fatigosa
y desastrada lucha por lavida. Ello es, queloco hizoalhéroe de supoema. Locode locuratan
simpática,
por lodicho,
cuanto esadmirable y seductora la corduraexquisita.
Esto,
que dacarácterespecífico
á lafábula,
ofrece materia de comento hartoestimulante para excitar comezón de
ensayarlo
áquien,
enamorado de
aquel
libro único en sulínea,
del quepropios
y extranos se hacen
lenguas,
y por elcual comenzó áaprender
lacastellana,
noparecía
sino que desdelargo tiempo
estaban solicitándole éimpe
liéndole á tan grata labor circunstancias
personales
deprofesión
yoficio. Asíque, bastó paradeterminarmeel
galante
ruego delamigo
Cortejón,
catedrático numerario deRetórica y Poética deeste Instituto
provincial,
yemprendí
el ensayo cerrando losojos
á lamagnitud
de latarea y losoídos álo que por entonces habíadicho,
con muchaoportunidad,
en son de semicensura, el ilustre Cueto(*),
que empezaba á cansarsedelos comentadores de Cervantes. En
efecto,
éramospocos,
podían
deciréstos,
y... lo demás del satírico refrányase sabe.Ni por esashubiera
cedido,
porquepasada
ya la comezón áprurito
irresistible,
nohabía forma deacallarlo,
antes era forzoso satisfacerlo.(*) En cartaal Excmo. éIlmo. Sr. D. AdolfodeCastro, quien latranscribe en su libro
76
Además,
estimuláronme á la empresa lonuevodel comentario y lorelativamente fácil , por
fortuna,
de llevarlo áefecto sinincurrir en eldelito de meter la hoz en miés
ajena,
ya que para ellopodía
y mebastaba segar á mis
anchas,
conperfecto
derecho,
en la deaprovecha
miento común para los que nos decoramoscon la académica muceta
amarilla.
A
aquellos
queprofesan
las letras, en la dilatadaextensión queabarca este vocablo
técnico, quise
decirles:—« Bien sé que vosotros veis en Don
Quijote
lafigura
del paradigma
decaballeros,
majestuosa,
de delicadaplasticidad,
de incomparable
belleza,
fundida por soberano artista alfuego
deinspira
ción
celestial;
y que comorepresentación
de uncarácter,
comotipo
humano,
universal , eterno, la ensalzáis sobre cuantas ha creado elgenio
de lapoesía
desdela edad homéricahasta lostiempos
deGcetheyByron.»
«Bien séque osvais tras el libro cuyo asunto es tan soberbia
figu
ra, porque á un
tiempo
os hechizan en sufábula elingenio,
en su traza lamagnificencia
, en sunarración laamenidad, en supintura
lavariedad y valentía del
colorido,
en su chiste laespontaneidad
y lariqueza
,en suestilo la tersuray lafluidez,
en sufrase lagallardía,
en sudicción lapropiedad
y laabundancia,
en sus sentencias la doctrina,
y en todo el buen gusto, y hasta tal cual vez cierto descuidopor el que setrasluce el raudo volarde la
pluma,
fiada en la lucidezy
potencia
de la fantasía.»«Bien sé que tanto como estas
peregrinas
cualidades oscautivanaquel
ordenadoy felicísimo uso que de ellas sehaceen ellibro,
aquella maestría con que se ponen en
juego
laspropiedades
dellenguaje
castellano,
armonioso yelegante
allí por maneraejemplar,
para quecamine
reposado,
cortesano,festivo, planidero,
ó corraveloz,
enérgi
co,
altisonante,
rotundo,
según
que lo demandan los sucesos, lasideas de los
personajes
que en ellosintervienen,
susafectos,
aberraciones ósensatez, los
ímpetus
de suvoluntad,
elgrito
de su conciencia,
lavigilancia
de suhonra y loscasos de varia fortunaen que lesponen ora sus arrebatos generosos, ora la malicia de su
corazón,
yala candidez de su
rusticidad,
ya la cultura de su entendimiento ó lagrandeza
de suánimo.»«Biensé todo esto y
algo
que anadirpodría
acerca de vuestraafición al
Hidalgo
caballero y á suhistoria; perodoyme
á entenderque habréis
quizá
barruntado,
mas no vistoclaro,
que otro méritodesconocido,
casiincomprensible,
avaloramás y más la invenciónde—
77 —
en medio de parecer
particular,
subordina á sí lageneral
del poema en tan absoluta manera, que losingulariza
siendo desuacción causaeficiente ó motriz.»
Traté,
pues, deponeral alcance de losnoversados en la Medicina
psicológica
que DonQuijote padecía
monomanía,
bien así comohubiera
podido
decir delirioparcial sistematilado
ó paranora, ódesignar
lavesaniacon otra denominación de lasvarias que no es difícil componer teniendo á mano el
inagotable
repuesto
de las raícesgriegas.
Loesencial no era el nombre ni laespecie
de la locura ; loesencial era poner á la vista de todos la concordancia admirable y
casi constante de lasideas del
Caballero,
de susafectos,
propósitos,
actos, alientosy
desmayos
conlosconceptos delirantes y aberracionessensorias,
laperturbación
afectiva,
lavoluntariedad,
losdevaneos,
arrestos y desfallecimientos que traen á mal traer,
agitan
ytalvezanonadaná los que son víctimas deuna enfermedadde la menteen la
mismaforma
específica
que en elManchego
sesupone.El blanco á que
apunté manifestando
estaconcordancia,
era probar que el trascendido
ingenio
deCervantes,
áquien
la asidua obser vación y estudio de la naturaleza hicieron maestro en lapintura
decaracteres, nolo fué menos en la difícil por sí y por sus innumera
bles
accidentes,
del loco DonQuijote;
donde se ve que laimagina
ción artística adivinó la verdad clínica detal
modo,
que la obra lite raria que,siquiera
por virtud de la clara y asombrosa intuición del furorpoético,
nació deaquélla,
salió realzada con felicísimos toquesde luz
médico-psicológica,
y en las narracionesde una novela de meroentretenimiento,
al parecer,quedó
embebida la historiadeunalocura rara, con soberano
artificio,
con tanto donaire en la una yexactitud en la otra, que así contenta á los hombres de letras como
satisface á los de
ciencia, suspendiéndolos
á todos. En el dominiodeesta
especialísima
materia,
en lo acabado deestaperegrina
invención,
en el respectode artista deestevuelo,
Shakespeare
, con serquien
es, nollega
en trescodos á laestatura deCervantes. El rey Lear y Ofeliason á Don
Quijote
como dosfigurillas
de unnacimiento á nuestraestatuadeCristóbal Colón.
Tales Primores
(*)
del libro me propuse sacar árelucir,
alzadaentoncesmás que nunca la miraámerecer el
galardón
de mi dulcinea.Días y
noches,
nopocos, fuíyvine,
comíycené,
dormíy sonécon(*) Primoresdel Don Quijoteen elconcepto médico-psicológico,yconsideraciones gene
rales sobre lalocura paraun nuevo comentario de la inmortal novela; Barcelona, Imprenta
78
Don
Quijote.
A vueltascon sus desatinos ydiscreciones tan atareadoestaba y á las veces tan
abstraído,
que la persona de mi mayor intimidad solía
motejarme
dechiflado...
!Ay
del que no tienealguna
chifladura!, respondíale
yo enel mismo son dechunga
en que me echabaella
aquel piropo.
No dí pazá lamano hasta que los tórculos lanzaron á la calle un borradordemi escrito puesto en
limpio,
yaque, como dice Sbarbi con el sentidopráctico
dequien
haandado más deuna vez ental
género
decopias,
nopasa de ser un borrador así todaprimera
edición de unaobraoriginal,
estoes, que recorre uncamino no andado antespornadie, sujeta
á recibiren sudía ciertos retoquesque la
mejoren
óaumenten, por lo cual sehace acreedora átodo linaje
de consideraciones.Ahora bien,
?qué
éxito obtuvo? Oh! estoesharina deotrocostal;
esto, para echarlo á
broma,
sesabrá por losciegos
del bando contrario,
que en losdel nuestro no fíael experto, pues harto sabe que nolestoca sinocantar victorias.
Mas,
tratandoverdad,
nopuedo'negar
que por el pronto fuéalgo
halagüeno,
mercedá la benevolencia deamigos
ycolegas,
áquienes,
aprovechando
lapublicidad
de este acto,doy
lasgracias
con toda mialma. Ellos
patrocinaron
el libro con una generosasuscrición,
yqui
zá,
quizá leyeron alguna
que otrapágina
;gracia
muy deestimar,
porque no esfácil leertanto cuanto delo que se
publica
en eltiempo
en quevivimos,
aturrulladoscomoestamos por talaluvión de volú
menes,
revistas, folletos, periódicos
yhojas sueltas,
demás á máscreciente,
que amenazatragarseel mercado y, si Diosno loremedia,
volver el
juicio
al mundo; pordonde,
aturdido yespantado
acaso,llama Valeraá nuestra
época
elsiglo
delpapel impreso.
Enpuridad,
pretender
quesealeída unaobra en cuyaportada
no va unnombre deautor conocido enla
república literaria,
?no espedir
cotufas en elgolfo?
Pero ?y
después?
?y ahora? puesto que desdeque sedió á laestam pa ellibro,
muchaagua hapasado
por elpuente. En Diosyenmi áni ma que nadasé,
pues no tengo carayoparaexponerme á que, preguntando á mi
librero,
medeje glacial
y mohinorespondiéndome,
comoal bobalicónde don Eleuterio
Crispín
de Andorra el suyo, habersedespachado
hastatresejemplares,
ycaiga
mi gozo en el pozo, ó vengaá apenarme y
afligirme
más y más lapedantesca
distinción dealgún
don
Hermógenes.
Niveoimposible
que el día menospensado
cualquier prójimo
deaquellos
quese desviven por decirle á uno dos verdades de las quesacan los colores al rostro, me
dispare
á quema ropa—
79 —
Enuncartelón leí
Que tu°brilla baladí La vende Navamorcuende... No ha de decir que la
vende,
Sino que la tiene allí ;
ó que otro me dé
cordelejo
óme zahiera con más sana anunciándomeque la obrilla goza felizmente de
profundo
descansoen los almacenesde la
imprenta,
comode tres libros deunreputado
humanistadijo,
nosin notoriacrueldad,
aquel
eminente crítico ymaestro del buengusto, á
quien
es usualdesignar siempre
por susnombres yapellido,
don Juan Nicasio
Gallego.
Otro
gallo
lecantaraquizás
á miobrita,
si alumbrada hubiese sidoen
aquel
continente donde todoesgrandioso,
descomunal,
increíble,
como sucatarata delNiágara
y susalto deTequendama
, y de dondeenviaron no ha mucho al citado Valera el
ejemplar
doscientos mil—twohundredth thousand— de unanovela
(*),
que él analizacon su áticogracejo,
y de la que barrunto yo queemparejaría ajustada
y medida conciertos escritos dealgunos
clientesmíos,
que ni para fantasear ni para poner en
solfa,
al menos en lasolfa de sumúsica,
aquello
sobre lo cualfantasean,
se enredanjamás
entreescrúpulos
ni se curan de que
alguien pueda
irles á la mano.Tiradaestupenda
deuna obra y
ganancia
fenomenal para su autor, que á nuestro compatriota
,contraponiéndolas
con las que en esta nuestratierra seusan,le
sugieren
las tristes verdades crematístico-literarias de queaquí
elque compone
libros,
si notiene rentas,ó biensi no tiene otrasinge
niaturas,
permanecesiempre
casipordiosero
; que está medioloco;
y que,desenganado
y desechado deprofesiones
máslucrativas,
se daáliteraturas como
quien
sedaáperros(**).
Que,
exento de irritaciónsemejante,
puseen el libro todos miscinco
sentidos,
nohay
que dudarlo ; que, iluso deamor paterno, le veohermoso,
de descollada estatura ygentil
talante,
fuera por demás eldecirlo. Contodo,
no estoytanhueco,
que merezca se meaplique
loque el ilustre
Tamayo
yBausdijo
en una ocasión solemne:que solamentelos necios se
complacen
en susobras yquedan
contentos de sí.No,
nopuedo quedar complacido
y contento, cuando measalta ydesazóna unaduda. ?Habré
cumplido
mipropósito? ?Habrán
hechotelaranas mis
ojos?
Máscategórico
:?será
verdad que enaquella
no(*) Lookingbackward,por EduardoBellamy,,impresa enBostonen1889.
(") VALERA, Novela-programa.Ala Sra. de R. G., artículoinsertoenLaEspanamoderna,
vela de puro
divertimiento,
al parecer,seoculta un secreto médicopsicológico
quepuede descubrirse,
á la manera que sedespeja
unaincógnita,
noincapaz
deservisto á todasluces,
nofantásticocomo elsentido esotérico que la
atribuyen algunos
? Medrados estamos, si no es verdad!Porque,
en este caso, dirán queimaginé !pecador
de mí! que la cosa recóndita loestaba sólo en laprisión
de laignorancia,
bajo
laguarda
de malandrines yfollones,
necios ó interesadosen quealma viviente
supiese
de ella; contraquienes esgrimiendo
lapluma,
dí con mi cuerpo en el agua del
descrédito,
pues tan ciertaseran laexistencia de la cosa recóndita y la necesidad de sacarla á la luz del
so),
como que el molino para donde se embarcó DonQuijote,
fuese un castillo ycárcel,
yloscompasivos
molineros unacanalla malvada ypeor
aconsejada, según
selo dió á entender al míserosuimaginación
enloquecida.
Pusiérame ello de maltemple
por temorde que milargo
andar con el Caballero á hacerdisparates
mehubieseensenado,
si fi°supiese
de cierta ciencia que la locura no es malpegadizo,
y que,alcontrario,
el tratar mucho yen serioconlocos,
elasistirlosyestudiar. los asiduamente acendran yvigorizan
la cordura.El vicio de
escribir,
del que dice Juvenal queá muchos domina yenferma, envejeciendo
conellos,
porque notienecura(*),
apenas haconcedido vagará mi
pluma
en estos últimos anos. En medio ó después
de los memoradostrabajos
yalgún
otro de menosaliento,
ódígase presunción,
?no fué bueno que me dieseporborrajear
unasNotas de un
viaje
por Italia para leídas en casa, y porborrajear
yponeren
limpio
diez ysiete Cartas sobrePompei
almalogrado Mayo
ra,
aquel prodigio
de erudiciónpolitécnica,
áquien
conocisteis y ad mirasteis casi todos vosotros,yconquien
meuníauna amistadíntima,
queél
databa,
con respectoá símismo,
deantenativitatem?Tendrán,
á corto
tirar,
doscientas cuartillas las Notas y novecientas lasCartas;
conque forman sendos
libros,
demás que ordinario tamano el último. Habentsuafata
libelliera un apotegma corriente entre los que culti vaban las letrasen laantigua
Roma. La estrella de estos dos míosserá la de todo
manuscrito,
salvo contadísimos:enmohecersey apolillarse en la cárcel de unas carpetas con
prisiones
debalduque,
ymorir
quizás
ádestiempo
yde muerteignominiosa.
!Estériles esfuerzos deun buen
deseo,
ya que nodelingenio
1No
tal;
que es indecible miplacer cuando,
en el silencio de micenobítico retiro, me llaman desde el suyo, y
acudo,
ahora al uno,(*) tenetinsanabile multos
Scribendi cacoethes; etaegro in corde senescit. Sátira 7.«
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ahora al otro, y
hojeándolo
conpaternal
ternura, conlágrimas
tal vez,—« !Pobre libromío!,
ledigo,
sólo yo tequiero
y tequerré
mientras no seapague la llama de mi
inteligencia
, ni en mipecho
seextinga
el sentimiento;porque tú eres undestello,
unaemanación,
unaparte
demi alma. ! Dichoso díaaquél
en que teví nacer, y tiempos dichosos
aquéllos
en que ibacontemplando
ymidiendogrado
ágrado
tucrecimiento!Largo plazo
que hubode parecerme muybreve,
pues,en dulcísima comunicación
contigo,
yo vivíaen ti ypara ti: apartado del torbellino del
mundo,
abstraído de susnegocios,
olvidadodesus
afanes,
ajeno
á susintrigas,
sordoá susenganos,
indiferente á susenojos,
insensible á susrigores;
en la santa pazdelestudio,
enlasanta
alegría
deltrabajo.
Si me llamaba afuera elcumplimiento
deobligaciones, apartábame
de ti con la grata melancolíadequien,
aldejar
á suamor, espera volver presto másapasionado
y más anheloso desu
presencia. Componiéndote
yataviándote,
eran para mí se renos todos losdías,
yninguna
noche tenebrosa ; nunca sentíanmis
párpados
lapesadumbre
de lasomnolencia,
y, aun en elsueno,
mi
imaginación
volaba porespacios
radiantes deluz,
en los que secernía tu
imagen
enardeciendo mi carino yavigorándome
para redoblar elesfuerzo.
Separarnos
há sintardanza lamuerte; masyo llevaréal
sepulcro
la memoria de la inefable felicidad con queregalaste
lospostreros anos de mi vida.»
Hasta
aquí
el cuartoyúltimocapítulo
de midesahogo.
Puesto que á mi cordura aludí
implícitamente arriba,
nadie dudede ella porque ahora
repita
que todos mis cuidados y lucubracionesenlo médico y en lo literario han sido actos de rendimientoá mi
dulcinea.
Hay
más:pido
venia para decir á la heroica que sihogano
se usaran caballeros como
antano,
y yo lofuese,
traería por moteenel escudo: Labory mi dama.
Ycuenta que no es
ésta,
cual la de DonQuijote,
meroconceptodelirante,
sino senora cuya existencia nopuede
ponerse en tela dejuicio,
yáquien
vosotros tanto comoyo mismo conocéis y por ciertoque
amáis,
puessólo cabeque no la amen losmalnacidos,
nihay,
ensentir de
Cicerón,
alma tanimpasible,
que ásuhalago
no se conmue va. Mas nadie vaya á creer que esto meencele;
porque fuera locurade vanidadó