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Los sakuras florecen también en el Perú. Una propuesta de traducción de la novela "La iluminación de Katzuo Nakamatsu" y del cuento "Okinawa existe" del escritor nikkei Augusto Higa Oshiro.

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Índice

Introducción ... 3

Capítulo I: Biografía ... 5

I.1. El Grupo Narración ... 8

Capítulo II: La inmigración japonesa en el Perú ... 10

Capítulo III: Literatura nikkei ... 16

III.1. José Watanabe Varas ... 16

III.2. Doris Moromisato Miasato ... 21

III.3. Fernando Iwasaki Cauti ... 26

III.4. Carlos Yushimito del Valle ... 33

III.5. Nicolás Matayoshi Matayoshi ... 36

III.6. Félix Toshihiko Arakaki ... 38

III.7. Coda ... 43

Capítulo IV: Obras de Augusto Higa Oshiro ... 44

IV.1. Narrativa urbana ... 44

IV.1.1. Que te toma el tigre ... 44

IV.1.2. La casa de Albaceleste ... 52

IV.1.3. Cuentos no recogidos en libros ... 60

IV.2. Narrativa nikkei ... 61

IV.2.1 Japon no da dos oportunidades ... 61

IV.2.2. Gaijin ... 64

IV.2.3. Okinawa existe ... 69

IV.3. Narrativa de la violencia ... 74

IV.3.1. Saber matar, saber morir ... 74

Capítulo V: Por los intrincados senderos de la traducción ... 78

  Referencias bibliográficas ... 84

Libros ... 84

Artículos digitales y sitios web ... 86

Anexo ... 90

Entrevistas a los escritores nikkei ... 90

Referencias de las figuras ... 105

Propuestas de traducción ... 108

La iluminación de Katzuo Nakamatsu ... 109

“Okinawa existe” ... 278

Agradecimientos ... 299

   

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Introducción

La idea para esta tesis nació durante una clase de traducción del español al italiano, cuando el profesor Bernardoni propuso a mí y a mis compañeros el texto “Okinawa existe” (2013) de Augusto Higa Oshiro. Este cuento, de rara belleza, ya a una primera lectura me pareció tener por lo menos tres de los valores que Italo Calvino deseaba para la literatura del nuevo milenio. La levedad en estas imágenes fantásticas: la irreal danza de las paredes y las sillas, la lluvia de cangrejos, los caballitos de mar que se convierten en polvo, tal como el recuerdo de Okinawa, que se disuelve con la muerte de la obachan Miyagui quien, tras el atropellamiento de una furgoneta, vuela en el aire antes de caer rabiosamente al suelo. La rapidez en el estilo, en el ritmo apremiante de las frases, ligadas por la iteración de palabras e imágenes que teje la trama de la narración. La exactitud en la elección minuciosa de las palabras (no es un caso que hayan llamado a Higa Oshiro “orfebre de la palabra”) y en la forma definida del texto mismo. Así que, decidí explorar la literatura de Higa Oshiro, un autor desconocido en Italia y cuya obra nunca había sido traducida antes a nuestro idioma. Empecé mi investigación junto a la Profesora Adriana Churampi Ramírez, natural de Huancayo y especializada en literatura hispanoamericana en la Universidad de Leiden, gracias al programa Erasmus+ (Thesis Research). Durante mi estancia en Holanda estuve recogiendo material necesario, lo cual fue una empresa ardua porque la mayoría de los textos son de díficil alcance y a menudo se encuentran sólo en Perú. Al volver a Pisa, seguí con mi estudio, dedicándome también a la traducción tanto del cuento ya mencionado como de la novela La iluminación de Katzuo Nakamatsu, la cual es considerada la obra maestra de dicho autor. A continuación, expongo en breve el contenido de cada capítulo.

En el primer capítulo se introduce a Augusto Higa Oshiro a través de su biografía y de sus experiencias intelectuales. En este lugar, se hace incluso un breve ahondamiento sobre el Grupo Narración, del cual él formó parte en los años setenta.

En el segundo, se dan los principales hechos históricos respecto a la inmigración de los japoneses en el Perú. De hecho, este es el origen de las generaciones nikkei en este país.

En el tercero, se ilustran todas las obras de Higa Oshiro, que han sido separadas en base a sus tres fases creativas: la narrativa urbana de los barrios limeños; la narrativa nikkei con sus personajes marginales y desarraigados; la narrativa de la violencia con los pandilleros de La Victoria y los miembros de Sendero Luminoso.

En el cuarto, se presenta a los principales escritores nikkei: José Watanabe Varas, Doris Moromisato Miasato, Fernando Iwasaki, Carlos Yushimito, Nicolás Matayoshi y Félix Toshi. De dichos intelectuales se han indicado sólo las obras en las cuales se reconocen las huellas de su

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ascendencia japonesa, que es la característica distintiva que ellos comparten. La identidad nikkei es el fil rouge que enlaza a todos ellos.

En el quinto, que cierra la parte analítica, se encuentra una reflexión sobre un particular aspecto metodológico de la traducción: la pérdida y las compensación en la conversión al italiano.

Luego se han insertado el cuento “Okinawa existe” y la novela completa de La iluminación de Katzuo Nakamatsu con mi respectiva traducción al italiano.

Finalmente, el “Anexo” contiene un glosario de palabras japonesas halladas en los textos de Higa, lo que es útil para la comprensión de la realidad nikkei, así como algunas entrevistas a los autores. Tuve la valiosa oportunidad de encontrar a Fernando Iwasaki en Nimega, en ocasión de la conferencia “Flamenco y literatura: una mirada latinoamericana” que dio en la universidad y, luego, en Sevilla. Me invitó a su biblioteca, un verdadero edén por cualquier amante de los libros. En todo momento ha estado disponible para colaborar conmigo. Tanto fue así, que cortesmente ha aceptado a ser entrevistado hasta dos veces. En lo referente a los libros, imposibles de hallar y fundamentales para mi trabajo, Iwasaki me permitió consultarlos todos e incluso me regaló algún ejemplar.

Por otro lado, no pude formalizar un encuentro en persona a Doris Moromisato y a Carlos Yushimito. Con ellos sólo mantuve una conversación virtual y me enviaron la entrevista completa por correo. Lamentablemente, llamé por telefono a Higa Oshiro pero, como estaba muy ocupado, no me permitió hacerle entrevistas u otras preguntas acerca de su obra. En cuanto a los demás, Nicolás Matayoshi y con Félix Toshi, a pesar de muchos intentos, fue imposible contactarme con ellos.

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Capítulo I

Biografía

Augusto Higa Oshiro es uno de los más eminentes escritores contemporáneos en Perú. Nació en 1946 en Lima, en el jirón Huancavelica. A pesar del lugar de su nacimiento, su identidad tiene ciertas características orientales, lo que se puede deducir de su apellido y de sus ojos rasgados. De hecho, sus padres eran nikkei, es decir inmigrantes procedentes de Japón, precisamente de Nago-Shi en la región de Okinawa. Dado que desciende directamente de japoneses, Augusto es definido como nisei1.

Higa Oshiro se dio cuenta muy pronto de su vocación literaria. Durante sus estudios primarios en el colegio de Malambito fue iniciado a las letras y en la escuela secundaria, la gran unidad escolar Melitón Carvajal, acrecentó su pasión por la lectura de textos literarios. Al principio, se recreaba escribiendo “poemas de tipo amoroso o poemas de tipo calendario escolar”2. De todas maneras, desde entonces la escritura ha desempeñado un papel importante en su vida, es medicinal (“Porque si no escribo estoy jodido, me vuelvo loco”3) y salvadora:

Yo siempre he sido un tipo solitario, (…) dejé la vida de barrio muy joven, como a los trece o catorce, casi a la misma edad que empecé a escribir. Los muchachos eran muy violentos, no congeniaban conmigo. Además estaba el tema de la marginación. No éramos todavía muy aceptados. Existían roces, malos tratos, y sin darme cuenta comencé a apartarme. En aquel contexto, la literatura se volvió un refugio. (Ugarte, 2011)

De todas maneras, empezó a escribir seriamente sólo cuando era estudiante en la Universidad Mayor de San Marcos, donde realizó sus estudios académicos. Ingresó en la universidad en 1965 y consiguió su licenciatura en literatura peruana y latinoamericana. Los cuentos que escribió en esa temporada, con los cuales ganó un concurso, serían más tarde recogidos en la colección Que te coma el tigre (1978).

En los años setenta, formó parte del Grupo Narración impulsado principalmente por Miguel Gutiérrez, su esposa Vilma Aguilar y Oswaldo Reynoso. Como recuerda Higa Oshiro, quien fue

                                                                                                               

1 Los términos japoneses nikkei y nisei no son sinónimos. Nikkei indica generalmente a los inmigrantes de origen japonés.

Nisei es hipónimo de nikkei porque indica específicamente a los descendientes de segunda generación. Además, los de

primera generación son nombrados issei y los de la tercera generación sansei.

2 Villalobos, J. P. (2017, diciembre 2017), Augusto Higa Oshiro: Biografía documental, [Archivo de vídeo], recuperado

el 9 de enero de 2018 de https://www.youtube.com/watch?v=fOhfxi1vyUs

3 Vadillo Vila, J. (2014, julio 27), “Si no escribo me vuelvo loco”, en En Confianza, recuperado el 20 junio de 2017 de

https://www.facebook.com/730206967018309/photos/a.735304526508553.1073741828.730206967018309/746378828 734456/?type=3&theater

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invitado a participar por Gutiérrez, “los demás eramos colaboradores, redactores”4. El grande y abigarrado grupo de intelectuales, fundaron la revista “Narración”. De los tres números5 publicados, contribuyó únicamente en el segundo (1971), donde apareció su cuento “El edificio”6 y un artículo sobre Vargas Llosa. La agrupación literaria se disgrega entre los años 1974 y 1975 coincidiendo con la publicación del último número de la revista. Como él mismo afirma, no se trató en realidad de un grupo literario en el sentido tradicional, es decir que no tenía un manifiesto bien definido:

Mi colaboración fue estrictamente literaria. Lo curioso es que todos los que estuvimos en el segundo número, en el tercer número se les reconoce como el ‘Grupo Narración’ pero a cada uno de ellos que se le invitó a Narración se le invitó a una revista, no un grupo. (…) La mitología, la leyenda ha creado el ‘Grupo Narración’. (Pajuelo, 2014)

Por aquel entonces, la revista misma hacía de aglutinante de estos intelectuales por lo que el manifiesto que suscribieron era solo una formalidad. A pesar de esto, todos compartían ideas comunes sobre política y literatura, las cuales discutían durante las reuniones en los bares del centro de Lima (es célebre El Palermo): una tendencia política de izquierda y socialista y la voluntad de escribir una literatura de carácter popular. Higa Oshiro comenta respecto a los preceptos literarios del manifiesto: “Es una propuesta muy genérica. (…) Encarnar una narrativa, una poesía, pero desde el punto de vista de las clases populares, realizar un ejercicio de la crítica literaria en función de las ideas más progresistas”7.

En 1987 Higa Oshiro publica otra colección de cuentos, La casa de Albaceleste, seguida cinco años más tarde por la novela Final del porvenir (1992). Al principio de los años noventa, la crisis económica en Perú se agudizó e Higa Oshiro, como muchos otros nikkei, decidió volver a la tierra de sus ancestros. Allí permaneció dieciocho meses y trabajó en varias fábricas en la prefectura de Gunma, lo que resultó un cambio muy chocante para un profesor de literatura8. Esta experiencia está documentada en su ensayo testimonial Japón no da dos oportunidades (1994), en el cual subraya que el descubrimiento más precioso fue la hondura de su identidad latinoamericana:

En Japón me encontré a mí mismo y, digamos, me di cuenta que yo era un peruano o un latinoamericano, más que el nisei tal como lo habíamos conocido en el Perú no existía en el Japón, que es un invento, una creación peruana que es inexistente en el Japón, por lo tanto mis vínculos con la cultura japonesa se diluyeron completamente. Yo me sentí más peruano (…). (Àngeles, 2008)

                                                                                                                4 Ibidem

5 El primer número de la revista “Narración” salió en 1966, el segundo en 1971 y el último en 1974. 6 “El edificio” es recogido en Que te coma el tigre (1978).

7 Ángeles, F. (2008, septiembre 9), Augusto Higa en Porta9 - (1 de 3), [Archivo de vídeo], recuperado el 20 junio de 2017

de https://www.youtube.com/watch?v=OO6ocIDeTnY

8 Además de ser escritor, Higa Oshiro fue también profesor de literatura española y peruana tanto en la Universidad de

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Después de este texto de corte realista conteniente su estadía en Japón como dekasegui9, escribe otras

obras: las novelas La iluminación de Katzuo Nakamatsu (2008), Gaijin (2014), Saber matar, saber

morir (2014) y la colección de cuentos Okinawa Existe (2013). Con La iluminación de Katzuo Nakamatsu se inaugura la segunda trayectoria de su poética: los protagonistas son peruano japoneses, cambia el estilo y el lenguaje es más literario. Esto ocurre porque el autor no trata más una temática relacionada con la condición de las clases populares, ha “(…) progresado desde los aspectos sociales, desde una visión progresista hacia los aspectos humanos (…)”10. Actualmente, está trabajando en un estudio sobre Ribeyro, que empezó alrededor de 2007 y que todavía está incompleto.

Este escritor de raíces okinawenses tiene ideas muy propias sobre la literatura. Siempre ha escrito a mano, costumbre que nunca ha perdido frente a la posibildad de utilizar la máquina o la computadora. Aunque no sepa explicar cómo, afirma que la literatura que surge del escribir a mano es diferente de la que sale empleando otros instrumentos. Ahora que está jubilado tiene también otra costumbre: escribir todos los días desde las 8:00 hasta las 13:00. A pesar de esta rutina, no escribe mucho. De hecho, él tiende a la calidad y no a la cantidad: “He sido poco prolífico y he escrito pocos libros, pero los pocos libros que he escrito he intentado realizarlos con la más intensa entrega”11. No tiene apremio, como a menudo pasa en la literatura moderna, de publicar frecuentemente. Por esta razón, se le ha otorgado el nombre de ‘orfebre de la palabra’. Este elogio se explica por la perfección formal, el lirismo y el ritmo presentes en sus textos. Su talento de Higa Oshiro ha sido reconocido en varias ocasiones.

Fue galardonado múltiples veces por su actividad literaria. Cuando todavía era estudiante en la Universidad de San Marcos, ganó el premio del concurso nacional “César Vallejo” en 1968. Solo un año más tarde, recibió una mención honrosa de la revista “Imagen”, premio otorgado por el Instituto Cultural de Bellas Artes de Venezuela con ocasión de un concurso internacional de narrativa.

Los años 2013 y 2014 fueron particularmente satisfactorios para él: fue ganador del “VII Concurso Nacional de Cuento José Watanabe Varas”12 2013 con la colección de cuentos Okinawa existe (2013) y del “Premio de Novela Corta 2014 de la Cámara Peruana del Libro” con la novela Saber matar,

                                                                                                               

9 Dekasegui o dekasegi es un término japonés que indica a quien deja su tierra natal para ir a trabajar temporalmente en

otro país.

10 Ángeles, F. (2008, septiembre 9), “Augusto Higa en Porta9 - (3 de 3)”, [Archivo de vídeo], recuperado el 20 de julio

de 2017 de https://www.youtube.com/watch?v=BUQ6v3vVOf0&t=277s

11 Lee por gusto (2016, julio 24). “Augusto Higa recibe homenaje en la Feria del Libro de Lima 2016”, [Archivo de

vídeo], recuperado el 20 junio de 2017 de https://www.youtube.com/watch?v=UMYIIJ2ki5A

12 El “Premio José Watanabe Varas” es otorgado cada año por la Asosiación Japonesa del Perú. El premio se da en dos

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saber morir (2014). Para celebrarlo, la casa editora CampoLetrado editó el texto Todos los cuentos13

(2014), donde se halla la colección completa de sus relatos. Es más, en 2016 recibió un homenaje literario en la 21ª Feria Internacional del Libro de Lima y, muy recientemente, el 21 septiembre de 2017, el Ministerio de Cultura del Perú le reconoció como “Personalidad Meritoria de la Cultura”.

En un video que el Fondo Editorial APJ (Asociación Peruano Japonesa) realizó para celebrar el cumpleaños de Higa se encuentran varias entrevistas, gracias a las cuales se puede aprender algo sobre la personalidad del autor. Nory Romero, esposa del escritor, cuenta que también ella moraba en el barrio de La Victoria y que lo conoció cuando estaba en el grupo literario de San Marcos:

“(…) es un literato, a mí me gusta la literatura. Con él comparto aquello que me complementa. Yo soy médico y esta parte del arte que parece fundamental en la vida del ser humano”14. Más adelante, afirma que “(…) él es muy sencillo, él cree que nadie lo admira (…)”15 y que “(…) siempre conversar con él es algo que da mucho gusto (…)”. (Fondo Editorial APJ, 2016) En este homenaje participa también la investigadora Alessandra Miyagi, que describe a Augusto Higa como una persona siempre disponible para conversar sobre su obra y la literatura en general y capaz de guiar a los alumnos. Finalmente, el escritor Marco Martos dibuja al escritor como una “figura silenciosa”, “un nisei peculiar que tenía calle”.

I.1. El Grupo Narración

La semilla del Grupo Narración y de su revista brotó en el territorio de las tertulias literarias que tenían lugar en varios bares de Lima, como el célebre Bar Palermo. Escritores y artistas debatían sobre la necesidad de un nuevo tipo de literatura, capaz de representar a las clases bajas. En ese sentido la propuesta de esos intelectuales quería ponerse en contraposición con el establishment literario limeño vigente en esa temporada. Eran escritores comprometidos y políticamente se oponían al Estado y se reconocían en el socialismo y en los valores propugnados por Mao Tse Tung. En el segundo número de su revista se lee:

“nosotros, los de la revista NARRACIÓN, pertenecemos, por nacimiento, a la capa media urbana; pero, a lo largo de nuestra vida, con nuestra conciencia, con nuestra obra creadora, con nuestra actitud vital, hemos acogido la causa del pueblo.” (Freyre, 2007)

                                                                                                               

13 Contiene los cuentos de Que te coma el tigre, de La casa de Albaceleste, de Okinawa existe y dos cuentos no recogidos

en antologías (“El sueño” y “Sonatina a la hora celeste”).

14 Fondo Editorial APJ. (2016, agosto 9), “Augusto Higa”, [Archivo de vídeo], recuperado el 20 junio de 2017 de

https://www.facebook.com/pg/Fondo-Editorial-APJ-414639095306730/videos/?ref=page_internal

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Inicialmente, pensaron nombrar el grupo “Agua” en homenaje a José María Arguedas, cuya primera obra, un libro de cuentos, se titulaba precisamente Agua (1935). Sin embargo, finalmente optaron por “Narración”. La experiencia del Grupo Narración, nacida por iniciativa de Oswaldo Reynoso, contó sólo con tres números publicados en 1966, 1971 y 1974. La difusión fue escasa, fueron pocas las copias impresas. A cada volumen se nota que participaron personas distintas, aunque algunos fueron presencias constantes: Miguel Gutiérrez, Oswaldo Reynoso y Vilma Aguilar. A continuación, la lista de los miembros: Oswaldo Reynoso, Eleodoro Vargas Vicuña, Juan Morillo, Miguel Gutiérrez, Vilma Aguilar, Andrés Maldonado, Carlos Gallardo, José Watanabe, Eduardo González Viaña, Javier Montori, Gregorio Martínez, Augusto Higa, Andrés Maldonado, Antonio Galvez Roncero, Félix Toshihiko, Nilo Espinoza, Ricardo Ráez, Hildebrando Pérez Huarancca, Georgina Cabrera, Ana María Mur, Roberto Reyes Tarazona, Julio Carmona, Miguél Gutiérrez y Rosa Carbonel.

Los temas que trataban eran principalmente tres: “la crítica marxista, la vigencia del realismo literario, la polémica sobre el compromiso social del escritor”16. Con el objetivo de ponerse como alternativa a la cultura oficial, cultivaron con mucha entrega el género de las crónicas, empleando un lenguaje que resultara accesible a las masas de campesinos y obreros. Consideraron que que de esta manera podría ser el medio de expresión literaria más apropiado para dar voz a las necesidades y a los valores de la clase baja. De hecho, investigaban sobre historias reales acontecidas en el pasado y luego los convertían en literatura. El grupo se disolvió en 1976 y el cuarto y el quinto números de Narración, que ya estaban preparados para la publicación, no salieron a la luz. Su disgregación se debe probablemente a la partida de algunos miembros, que viajaron al extranjero, al fin de la colaboración con otros, o a la falta de disponibilidad económica. Quizá por la combinación de todas estas razones. Según el estudioso Nelson Manrique, “el grupo había ya cumplido su ciclo histórico”17.

                                                                                                               

16 Rondinel Pineda, S. (2007), “El proyecto literario de Narración”, en Néstor Requejo (Ed.), El Grupo Narración (2007),

Lima: Grupo Editorial Arteidea, p. 37.

17 Manrique, N. (2007), “La aventura de Narración”, en Néstor Requejo (Ed.), El Grupo Narración (2007), Lima: Grupo

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Capítulo II

La inmigración japonesa en el Perú

Fig. 1: inmingrantes japoneses en al cargo Anju Maru rumbo al Perú en 1899.

Yo vengo a ser segunda generación, mis padres eran japoneses. Primero vino él, probablemente en 1922 o 1923, durante la época de Leguía, y mucho después ella. Se conocieron aquí y juntos tuvieron seis hijos, de los cuales yo vengo a ser el cuarto. En ese entonces la colonia ya era bastante grande y estaban muy dispersos, como lo han estado siempre. Se asentaron en distintas capitales conformando pequeños núcleos. En el caso de mi padre, llegó primero a Cañete. Estuvo un tiempo y luego vino a Lima para trabajar, al lado de unos paisanos, como ayudante de peluquero, o servicios de ese tipo. Poco antes de la Segunda Guerra Mundial conoce a mi madre y forma nuestra familia.18

 

Las palabras de Higa Oshiro sobre sus padres hacen eco de la historia de muchas familias okinawenses, como se puede comprobar en los testimonios recogidos en el libro Okinawa. Un siglo en el Perú19 (2006). De hecho, las experiencias de los nikkei fueron muy similares. Los principales elementos comunes son los siguientes: la necesidad de escapar de una situación de pobreza; la decepción al llegar a Perú porque no era un lugar paradisíaco y no había plata; el mantenimiento de                                                                                                                

18 Ugarte, J. F. (2011), “El desgarro de la identidad: una entrevista a Augusto Higa”, El Hablador, recuperado el 20 junio

de 2017 de http://www.elhablador.com/blog/2011/02/11/el-desgarro-de-la-identidad-una-entrevista-a-augusto-higa/ (marzo 2017)

19Miasato, M. D. & Shimabukuro I. J. (2006), “Los Testimonios”, en Okinawa. Un siglo en el Perú, Lima: Ediciones

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las tradiciones y de la estructura familiar japonesa; la administración de pequeños negocios (cafeterías, panaderías, peluquerías, chacras y bodegas de todo tipo); la discriminación y los maltratos, cuya cumbre fue el saqueo de 1940 y el internamiento en los campos de trabajo estadounidenses.

El primer contacto oficial entre el Perú y el Japón se dio con un tratado en 1873, posteriormente ampliado en 1885, que establecía una relación de tipo diplomático y comercial pero el enfoque principal era la inmigración. El acuerdo que permitió el inicio de la inmigración japonesa en Perú tuvo éxito gracias a las necesidades de ambos países. Por un lado, el Japón tenía que hacer frente a la superpoblación y a la crisis económica, causada sobre todo por la introducción de máquinas agrícolas, que tuvo como consecuencias el desempleo de muchos campesinos, los cuales habían empezado a trasladarse a los centros urbanos. Además, el Gobierno Meiji (1868-1912) incentivó la emigración porque había dos ventajas: el aumento del capital económico gracias a las remesas que los nikkei podrían enviar a casa y la occidentalización del país a la vuelta de los desakegi.

Por otro lado, el Perú tenía una desesperada exigencia de mano de obra barata que trabajase en las plantaciones. La industria azucarera debía expandirse. En realidad, preferían los inmigrantes blancos de origen europeo pero éstos no estaban dispuestos a tolerar el severo régimen de trabajo con un sueldo tan bajo que se les querían imponer. Por esto, el gobierno del Presidente Augusto Leguía y Salcedo se conformó con los inmigrantes asiáticos, los únicos que podían satisfacer esta demanda. Aceptaron un contrato de cuatro años con salario por jornal.

En 1899, 790 japoneses desembarcaron en el puerto del Callao para trabajar con contrato en las haciendas azucareras costeñas. Este grupo contenía japoneses procedentes de varias zonas, sin embargo cabe recordar que en las otras oleadas de inmigrantes la mayoría era de origen okinawense. “Okinawa era hermosa pero hambrienta”20 y esta fue la razón que impulsó a los okinawenses a dejar atrás su querida isla del archipélago de las Ryūkyū.

En los diarios el Perú había sido pintado como un país atractivo y con enormes recursos, capaz de ofrecer trabajo y riqueza en un ambiente apacible y caluroso. Para alentar a los trabajadores, el gobierno peruano les daba subsidios y fundó algunas instituciones con vínculos espirituales y económicos. Al llegar allí, el sueño se quebró en mil pedazos. Los contratos no eran respetados porque el sueldo era menor de lo prometido y no les pagaban por jornal sino por tarea. En las plantaciones se enfrentaron a condiciones de trabajo muy duras ya que los trataban casi como esclavos. El clima no era favorable para ellos y muchos padecieron, e incluso murieron, de malaria, disentería y otras enfermedades tropicales. Pocos tuvieron la oportunidad de regresar al Japón. En 1903 empezaron a

                                                                                                               

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emigrar también las mujeres japonesas. A menudo llegaban en calidad de picture bride21, o sea casadas por poder, o eran simplemente parientes.

En 1910 un decreto vedó a los inmigrantes japoneses a residir en las zonas de la Sierra, por lo que no tuvieron otra opción que volver su mirada hacia las ciudades costeras. En los centros urbanos se hicieron vendedores ambulantes y criados. La mayoría de ellos era empleada en pequeños negocios porque, por un lado, su objetivo era ahorrar el máximo posible y regresar a casa cuanto antes y, por otro, no les estaba permitido crear grandes negocios. No se fiaban de los bancos peruanos, así que recurrían al tanomoshi, o pandero, un sistema de ahorro inventado por el okinawense Sentei Yagui. Este último fundó también la primera organización japonesa en el Perú, o sea la Asociación Juvenil Okinawense (1909) que tenía el objetivo de integrar a través del deporte. Dos años después, nació la Asociación Fraternal Okinawense, que colaboraba con asuntos de carácter legal y económico. Otra institución muy importante fue la Asociación Peruano Japonesa (APJ) que, desde el 1917, mantiene y promueve las tradiciones japonesas. La primera institución femenina data de una fecha mucho más tardía, en 1978, y fue denominada Asociación Femenina Okinawense. Asimismo, florecieron muchos gremios de deporte y entretenimiento y se publicaban periódicos en japonés nikkei. Con respecto a la educación, fueron fundadas escuelas donde los estudiantes recibían una educación japonesa, porque el plan de regresar un día a Japón seguía vivo.

A pesar de las condiciones comunes, la comunidad japonesa y la específicamente okinawense estaban separadas, como Moromisato e Inami explican:

Sin embargo, después de más de un siglo, a la comunidad peruano-japonesa se la sigue percibiendo como un solo bloque, homogéneo y compacto. Y eso es un error, pues la diversidad es su distintivo. La comunidad peruano-okinawense tiene sus propias características culturales heredadas del centenario imperio de Ryūkyū, en el sudeste asiático, el cual (…) fue invadido por la expansión japonesa en el siglo XV y sometido finalmente al término del siglo XIX. (Moromisato e Inami, 2006: 7)

La separación entre los japoneses de las islas Ryūkyū y de los del continente (naichi-jin) acrecentó la opinión, entre los peruanos, de que eran un pueblo incapaz de integrarse en la sociedad. Sin embargo, en cada grupo había un fuerte sentimiento de solidaridad constituído por dos fuerzas opuestas: una interna basada en la idea de compartir la misma realidad y una externa coincidente con la discriminación. Como afirma Higa Oshiro, “(…) nuestras características orientales, la dificultad de la lengua hicieron una tremenda separación (…)”22. Además, la realidad es que eran endogámicos,                                                                                                                

21 Con picture bride se indica un sistema vigente en el siglo XX en Japón. Consistía en emparejar a través de una foto los

nikkei en Perú con mujeres japoneses. El encargado de este proceso, creaba la pareja a partir de estas fotos y de las

informaciones que obtenía sobre estas personas. Cuando la combinación se realizaba la esposa viajaba al Perú.

22 Ángeles, F. (2008, septiembre 9), “Augusto Higa en Porta9 - (1 de 3)”, [Archivo de vídeo], recuperado el 20 de junio

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no hablaban castellano y no profesaban el catolicismo. De todas maneras, a los ojos de los peruanos conformaban un problema único y les daban el mismo tratamiento. Aunque fueran personas alfabetizadas y buenos trabajadores, los nipones eran considerados como pertenecientes a una raza inferior. A la discriminación racial se le añadían los celos por el éxito de sus negocios, la competencia económica y laboral, la envidia hacia un Japón siempre más industrializado e imperialista y la cuestión de las remesas, consideradas como una amenaza a la economía del país latinoamericano.

Estos resentimientos culminaron en la suspensión de los contratos en 1923 y en leyes que restringían la inmigración e impedían tener un negocio así como adquirir la ciudadanía peruana. En aquel entonces era posible ingresar al país sólo gracias al “llamado” de los familiares o amigos, sobre todo para venir a colaborar en actividades comerciales ya iniciadas. Este sistema durará sólo hasta el 1936. Nacieron movimientos y periódicos anti-japoneses, entre los cuales destacaba “La Prensa”. De hecho, en la década de los treinta, los japoneses habían ya desarrollado sus negocios, como explica la Profesora Titiev:

The outstanding trends in the economic situation of the Japanese in the decade or so preceding Pearl Harbor,
appear to include (a) increasing acquisition of land in the fertile Chancay
valley, (b) expanding control over most phases of the cotton industry, (c) rapid displacement of other nationals in fruit, flower, and truck gardening, (d) a
virtual monopoly of general stores and bazaars, (e) elimination of Chinese, especially, as owners of grocery stores, small restaurants, bars, and coffee shop (f) entrance in ever larger numbers into businesses such as barbershops, clock and jewelry stores, and tire repair stations, and (g) encroachment on the manu- facturing industries, particularly with respect to hats, shirts, fruit juices, candy, and bakery products. (Titiev, 1951: 228-9)

La etapa de la Segunda Guerra Mundial fue aún más dramática. Con el ataque naval de Pearl Harbor en 1941 y la declaración de guerra a los Estados Unidos, el Perú fue obligado a cortar las relaciones con el Japón porque era aliado con los americanos. El Gobierno peruano comenzó a sospechar que los japoneses estaban instalando una base militar para apoderarse del país desde el interior y que poseían arsenales. Es por ello por lo que adoptó medidas muy severas, que la escritora Doris Moromisato describe como “historia de la infamia”23. Bloquearon también el sistema de la inmigración por llamado. Dispuso la inmovilización de las cuentas bancarias de los japoneses. Hubieron detenciones injustificadas. Entre 1942 y 1945 miles de nipones, inscritos en las dichas ‘listas negras’, fueron deportados a los campos de internamiento americanos, donde fueron forzados a trabajar por poco dinero. Los campos de trabajo estaban ubicados en Crystal City, Kennedy y Seagoville en Tejas y en Missoula en Montana. Los negocios de los deportados quedaron                                                                                                                

23 Descubra a los Nikkei. (2008), “Doris Moromisato”, [Archivo de vídeo], recuperado el 13 de noviembre de 2017 de

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abandonados y sus bienes fueron confiscados sin la mínima explicación. Los nikkei que permanecieron en Perú asumieron una actitud discreta y se adaptaron más a las costumbres de la sociedad peruana.

El año 1940 fue dramático por varias razones. Primero, basados en falsos rumores sobre la presencia de armas en las haciendas de los japoneses, una multitud de manifestantes saquearon muchos establecimientos comerciales de nikkei en Lima y Callao. El daño superaba la cantidad de 1,6 millón de dolares. Segundo, hubo un terrible terremoto que destruyó casas, tiendas, escuelas y muchas familias quedaron sin bienes. Tercero, fue decretado que los nisei que iban a estudiar a Japón no obtendrían la ciudadanía peruana, así que empezaron a frecuentar escuelas peruanas de lengua española. También al otro lado del océano se registra una tragedias en 1945: los bombardeos atómicos en Nagasaki e Hiroshima y la consiguiente capitulación del Japón.

Aunque la deportación había acabado oficialmente en 1944, la discriminación seguía estando viva aún en los años sesenta y setenta. Todavía los nikkei eran considerados como 50% peruanos y 50% japoneses. Sólo en la década siguiente empezaron a ser reconocidos como peruanos al 100%. De hecho, la misma etiqueta de “nikkei” era considerada discriminatoria por los japoneses, como explica el escritor Fernando Iwasaki24.

Entorno a la mitad de los años ochenta hubo una fuerte crisis económica en el Perú y muchos nikkei decidieron intentar encontrar trabajo en la tierra de sus padres. El escritor Augusto Higa Oshiro fue uno de éstos. En una entrevista comentó lo siguiente acerca de su experiencia como dekasegui:

Era la época de Alan García, digamos, ’87-’88, una fuerte crisis económica y de pronto los descendientes de los japoneses aquí en Perú, como en Argentina y Brazil descubrieron que, gracias a que sus padres eran japoneses, ellos podían, tenían la vía para ingresar el Japón y emepezar a trabajar. Fue un ingreso así, masivo. (…) Me fui a trabajar entre el ’90 y el ’92. Trabajé, digamos, en cuatro fábricas distintas de la prefectura de Gunma a una cuatro horas de Tokyo. Yo naturalmente era un licenciado en literatura y, digamos, que era profesor de literatura. Imagínate tú el salto de profesor de literatura a trabajar en fábrica. El cambio fue muy brusco, muy chocante, pero sin embargo no desdeño aquel tipo de trabajo, tan es así que pude aguantar dos años. (Solano Ambía, 2014)

Otro momento histórico fundamental fue la elección del ingeniero Alberto Fujimori (1938), fundador del partido de izquierdas “CAMBIO 90”, como como Presidente de la República y Congreso peruanos en 1990. La presidencia de un nisei era ciertamente un hecho nuevo y sorprendente. La comunidad peruano-japonesa tuvo dos reacciones opuestas: por un lado, tuvieron miedo que este resultado despertara del sueño la antigua hostilidad de los peruanos, por otro, lo interpretaron como un signo de esperanza y de cambio para su futuro dentro de la sociedad. Como cuenta Iwasaki,

                                                                                                               

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Fujimori tuvo que enfrentarse a una situación de emergencia que Alan García, el presidente anterior, no había sabido resolver:

La herencia de García requiere una autopsia en lugar de un análisis: la tasa de inflación más alta del continente, ausencia de respaldo financiero internacional, gravísimas acusaciones de guerra sucia, 50 por 100 de la población en condiciones de extrema pobreza, la total pérdida de divisas en el tesoro público y una repugnante estela de corrupción. (Iwasaki, 1992: 77) Es más, los ataques terroristas de las pandillas del Sendero Luminoso crecían. Aunque adoptó medidas positivas que permitieron la reactivación de la economía del país, su presidencia se transformó pronto en una pseudo-dictadura, tras el autogolpe del 1992. Fue elegido otras dos veces: en 1995 y en 2000. A causa de graves acusaciones de corrupción y de violación de los derechos humanos, se vio obligado a dimitir durante su último mandato y a autoexiliarse al Japón. En 2007 fue procesado en Perú después de la extradición del Chile y fue condenado a 25 años de prisión “por homicidio calificado con alevosía, por las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta. También por el delito de secuestro agravado, por las detenciones del periodista Gustavo Gorriti y el empresario Samuel Dyer”25. En 2009 se le sumaron 6 años más de cárcel porque fue reconocido también culpable “por usurpación de funciones (…), por peculado doloso y falsedad ideológica (…), por pagos ilegales a los congresistas tránsfugas, por el espionaje a políticos y periodistas, y por la compra de Cable Canal de Noticias y de la línea editorial del diario “Expreso”26. Empero, recientemente, el 24 de diciembre de 2017 Pedro Pablo Kuczynski (Lima, 1938), el actual Presidente de la República, concedió a Fujimori el indulto humanitario por motivos sanitarios.

                                                                                                               

25 Redacción EC (2017, diciembre 25), “PPK le otorgó indulto humanitario a Alberto Fujimori”, El Comercio, recuperado

el 31 de diciembre de 2017 de https://elcomercio.pe/politica/alberto-fujimori-libertad-ppk-le-dio-indulto-humanitario-noticia-483996

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Capítulo III

Literatura nikkei

La expresión “literatura nikkei” indica la literatura producida por autores nikkei, o sea peruanos descendientes de japoneses. Aunque comparten el mismo origen, se puede observar que la herencia nipona ha dejado en cada uno una huella diferente y más o menos marcada. En algunos la cantidad de referencias es abundante, mientras que en otros apenas se ve. Esto depende también de el hecho que Higa Oshiro, Watanabe, Moromisato, Matayoshi y Toshi son nisei mientras Iwasaki y Yushimito son sansei, es decir peruanos de tercera generación. Es cierto que con el tiempo el enlace con el Japón se hace siempre más sutil y lejano de su sensibilidad. De todas maneras, los mismos escritores demuestran tener algo en común porque cada uno estudió y escribió sobre la obra de sus colegas. Higa Oshiro escribió un artículo en el cual compara la visión de Watanabe con la de Matayoshi y fue profesor de Yushimito; Moromisato está muy comprometida con los estudios históricos y literarios del panorama nikkei y sus referencias son abundantes; Iwasaki alabó La iluminación de Katzuo Nakamatsu de Higa Oshiro en el prefacio que redactó para la segunda edición de la obra y, además, hizo una conferencia en Tokio sobre Higa Oshiro, Yushimito y Watanabe; Yushimito cita un verso de Watanabe para abrir su maravilloso cuento “Oz”; Watanabe es el poeta a quien todos hacen referencia ya que en sus textos la tradición japonesa es una presencia importante; Toshi formó parte del grupo Narración junto a Higa Oshiro. Estos son sólo algunos ejemplos.

En este capítulo se presenta a los principales escritores nikkei con el objetivo de construir el entorno y dar el contexto en el cual se ha desarrollado la literatura de Higa Oshiro, la cual está ligada y concierne también a estos otros intelectuales.

III.1. José Watanabe Varas

El mayor representante de la literatura nikkei es José Watanabe (Laredo, 1946-2007). Artista polifacético, fue escritor, poeta, dramaturgo, letrista de canciones rock, guionista de cine y televisión, escultor y abordó la literatura infantil. A pesar de haber nacido en Perú por madre peruana, la ascendencia nipona influyó mucho tanto en su identidad mestiza como en su poética. Su padre Harumi Watanabe le transmitió mucho de la tradición japonesa. El escritor le reconoce varios méritos. Desde su niñez solía recitarle en voz alta haikus, traduciéndolos al español para que su hijo entendiera. El pequeño Watanabe quedó fascinado por los breves poemas de origen japonés y empezó a leer y escribir sus propios haikus.

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Según él, las características principales de este género poético son la ausencia de metáforas, la inspiración procedente de de la contemplación de la naturaleza y la representación de un estado de ánimo a través de la extrañeza y del contraste. Seguramente se puede afirmar que también en la poesía de Watanabe la naturaleza desempeña un papel importante. Don Harumi contribuyó a desarrollar su capacidad de contemplar debido a que solía llevarlo consigo a dar largos paseos. Y fue en esas ocasiones que ejercitó lo que el escritor peruano Eduardo Chirinos ha definido como un “ojo meditativo”27. La capacidad de observar detenidamente la naturaleza influyó en su manera de hacer poesía. En este sentido, es emblemático el siguiente verso procedente de su poema “La bicicleta”: “Yo sólo quería una bicicleta de paseo, lenta, meditativa”28. También el escritor Fernando Iwasaki subraya este aspecto en la obra de Watanabe:

Por cierto, Watanabe era tan consciente del significado del ojo en su obra, que tituló uno de sus poemas «Mi ojo tiene sus razones»; declaró en múltiples ocasiones que su poesía era una «poesía del ojo», y la mayoría de sus críticos y lectores lo definieron como poseedor de “un ojo meditativo”. O simplemente concluyeron que “el ojo de este hombre sabía hablar”. No obstante, quizá muchos ignoren que Watanabe jugaba también con la idea del ojo rasgado japonés, como metáfora de una mirada única y personal. (Iwasaki, 2012: 8-9)

Además, heredó de su padre la pasión por el cine, de hecho iban a menudo a ver espectáculos juntos, y por el arte. Aunque fuese un humilde trabajador en una hacienda de azúcar en Laredo, Don Harumi había estudiado arte y era un hábil pintor. José Watanabe no pintaba, pero le gustaba dibujar.

Finalmente, Don Harumi fue también para su hijo un modelo de ética, basado en el bushidō yen la doctrina religiosa budista. El fundamento principal del bushidō, o sea el código moral de los samurai, es la compostura de modales, que es la correcta actitud para enfrentarse a cualquier dificultad. Del budismo el poeta recuperó la creencia que todos los seres están conectados entre ellos y que tienen la capacidad de reencarnarse en humanos o animales después de la muerte.

Álbum de familia

Dentro de la colección poética Álbum de familia (1971) están contenidos tres poemas que tienen enlaces con la cultura japonesa y con su padre. En “Acerca de la libertad” hay una referencia al arte del pintor y grabador Katsushika Hokusai (1760-1849): “Dicen que Hokusai compraba pájaros para liberarlos”29. El poeta está pensando hacer lo mismo con un pájaro que ha comprado y así reflexiona acerca de la libertad tanto de las aves como de los seres humanos.

                                                                                                               

27 Chirinos, E. (2003), “El ojo meditativo de José Watanabe”, en Watanabe, J. Elogio del refrenamiento (2003), Sevilla:

Renacimiento Colección «Azul», p. 9.

28 Watanabe, J. (2003), Elogio del refrenamiento, Sevilla: Renacimiento Colección «Azul», p. 74. 29 Ivi, p. 17.

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El segundo poema es “Poema trágico con dudosos logros cómicos”, que trata sobre la ubicación de la comunidad nikkei en la sociedad peruana. Los componentes de su familia no podían cubrir cargos importantes porque eran inmigrantes y les era posible tener sólo empleos humildes. No disponían tampoco de las ayudas sociales estándar como el médico y el sacerdote, así que tuvieron que aprender prescindiendo de éstas:

Ahora nosotros

ninguno doctor o notable en el corazón de modestas tribus,

la tribu de los relojeros

la más triste de los empleados públicos la de los taxistas

la de los dueños de fonda

de vez en cuando nos ponemos trágicos y nos preguntamos por la muerte. (Watanabe, 2003: 18)

Los japoneses se enfrentan a la muerte de una manera muy diversa de la occidental. De acuerdo con el código ético del enryo (templanza) adquieren una firmeza admirable:

Aquí todos se han muerto con una modestia conmovedora, mi padre, por ejemplo, el lamentable Prometeo

silenciosamente picado por el cáncer más bravo que las águilas. (Watanabe, 2003: 18)

El tercer poema es “Las manos”, o sea las manos de su padre, del cual siente una fuerte nostalgia. Afirma haber heredado esas manos poco aptas para expresar los sentimientos abiertamente y que son capaces de “coger cualquier viento/ de cualquier tierra” porque Harumi emigró atravesando los mares, desde el Japón hasta el Perú. Finalmente, hace referencia a Kitagawa Utamaro (1753-1806), quien fue un renombrado artista de ukiyo-e30:

Digo que bien pueden ser éstas sus manos encendidads también con la estampa de Utamaro

del hombre tenue bajo la lluvia (Watanabe, 2003: 23)

                                                                                                               

30 Ukiyo-e significa “imagen del mundo flotante” y es un tipo de grabado artístico japonés, que consta de estampas de

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El huso de la palabra

También en la antología El huso de la palabra (1989) se encuentran tres poemas relacionados al pasado cultural japonés del autor.

Primero, en el poema “Mi ojo tiene sus razones”, donde Watanabe explica que su mirada abarca sólo una pieza del paisaje, la que para él es fuente de belleza: su mujer con las piernas acomodadas sobre la roca. Esta imagen sensual no permite al poeta de incluir otros elementos tanto dentro de su campo visual como dentro de su creación poética. En este texto la referencia a la cultura japonesa consta de la cita de un haiku que su padre Harumi solía recitar cada vez que había niebla:

«Entre la niebla toco el esfumado bote Luego me embarco». (Watanabe, 2003: 29)

Segundo, en “Imitación de Matsuo Basho” se cuenta la historia de dos amantes valientes que huyen de la ciudad y sus principios morales para refugiarse en una habitación en la sierra. Su huída es comparada al riesgoso caminar de las cabras al borde de los precipicios de la montaña. El paralelo es subrayado por el haiku al final de la poesía:

En la cima del risco retozan el cabrío y su cabra.

Abajo, el abismo. (Watanabe, 2003: 33)

Formalmente no se trata de un verdadero haiku porque no tiene la estructura estándar de versos 5+7+5. Este tiene 7+10+7 y quizás podría considerarse una reexaminación de la típica estructura porque las cantidades son semejantes, o sea hay dos heptasílabos y un decasílabo, el cual se podría considerar como la suma de dos quinarios (es decir, versos de cinco sílabas). De hecho, como se lee en el título, Watanabe se propone hacer una imitación de Matsuo Basho (1644-1694), uno de los más importantes haijin31.

Tercero, el famoso poema “La impureza”. En éste describe su acongojada experiencia cuando le diagnosticaron un cáncer a los pulmones y fue hospitalizado en Alemania. Al entrar en un estado depresivo por la enfermedad lamenta no ser valiente como su padre, quien luchó en silencio y con firmeza hasta la muerte contra un cáncer al hígado. En cambio, él tiene una reacción no digna de la                                                                                                                

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compostura de modales que su padre se esperaría. Admite tener miedo y siente que no puede considerarse digno de su padre:

Más no patetices. Eres hijo de. No dramatices.

¡Mira que tu miedo es la única impureza en este cuarto aséptico! (Watanabe, 2003: 56)

Historia natural

En Historia natural (1994) solo en dos casos se pueden relacionar los textos con el background japonés de Watanabe. El primer poema es “Este olor, su otro”. Watanabe cuenta que, por orden de su padre, durante las comidas familiares nunca faltaba el perejil, una especia peruana. El aroma del perejil señalaba la presencia de su padre en la casa porque él lo ponía habitualmente en su sopa. Ahora que él ha fallecido, este olor lleva consigo el recuerdo de Harumi y consecuentemente la tristeza por su ausencia. Este ingrediente es importante también porque forma parte de la cultura culinaria peruana. Por lo tanto, Don Harumi ha incluído dentro de su rutina alimentaria un ingrediente que no es oriental. La especia es símbolo del mestizaje y de su deseo de integrar a su familia en la sociedad peruana. “Este olor”, el perejil, ha sustituido “el otro” (probablemente un ingrediente japonés) que “está en una lejana canasta de hierbas de sazón”32. La mezcla de estos dos olores en el interior de la cocina representa la fusión de la cultura japonesa con la peruana y la identidad de los nikkei. De todas maneras, en esta mezcla los dos elementos no tienen la misma importancia porque la cultura peruana es dominante y la japonesa ya es inferior. Para dar la posibilidad a sus hijos de integrarse en la sociedad peruana, Don Harumi tuvo que dejar de lado su cultura favoreciendo la nueva del país donde viven.

El segundo poema es “Casa joven con dos muertos”, donde expresa el dolor por la pérdida de su madre y de su hermano, a los cuales el poema está dedicado. Han muerto temprano y la casa es joven por contar ya dos muertes. Los rayos del sol se reflejan en el tercer peldaño de la escalera, creando un juego de luces que parece indicar la presencia de las almas de los difuntos. Otra imagen despierta el recuerdo en el poeta: dos pétalos caen del limonero en el jardín. También, cita un haiku del poeta Arakida Moritake (1473-1549):

Cae un pétalo de la flor y de nuevo sube a la rama Ah, es una mariposa. (Watanabe, 2003: 85)                                                                                                                

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“Elogio del refrenamiento”

En “Elogio del refrenamiento”, esta vez se trata de un ensayo, Watanabe define su identidad de “mestizo”:

Los hijos de los inmigrantes japoneses en nuestra infancia que algún día toda la familia iría a Japón. Era un sueño poco convincente, aún para nuestros padres. El sueño se fue diluyendo y la cultura del entorno nos fue dando a nosotros, sus hijos, una identidad que terminaría siendo irrenunciable. Hoy somos un nuevo grupo de mestizos que forma parte insoslayable del complejo tejido social del Perú. (Watanabe, 2003: 145)

A continuación, alaba el concepto japonés de enryo, o sea el refrenamiento de las emociones, la modestia. Fue su padre el que le ha transmitido esa templanza, la cual era su rasgo característico dominante. Las normas del Bushido, que formaban parte de la ética de los samurai, entraron en la vida de toda la sociedad japonesa como una ley silenciosa, una costumbre.

Watanabe afirma que esta particular actitud heredada de su padre ha influenciado también su manera de hacer su poesía: “la contención de lenguaje”33. Hace referencia al título mismo de este texto. Retoma la idea de Chikamatsu34, quien declaró que el pathos no se obtiene con una grande y evidente manifestación de emociones dramáticas sino que es una “cuestión de refrenamiento”. Watanabe observa que su padre debía de pensar lo mismo. La conducta moral de su padre se reflejaba también en su pasión por los haikus y en su arte. De hecho, era restaurador y en sus trabajos se manifestaba “Su fe sosegada”35. En cambio, su madre andina, Paula Varas, era caracterizada por una templanza con un “matiz de dureza”. Ella no recitaba haikus o poemas sino frases que tenían la misma función de lecciones morales. Lleva una como ejemplo “la olla de barro se hace más dura en el fuego”36, o sea nos modelamos y nos hacemos más fuertes en los períodos díficiles. Se puede concluír por lo tanto que Watanabe fue adoctrinado tanto por la cultura japonesa paterna como por la andina materna, lo cual es perceptible en su poética.

III.2. Doris Moromisato Miasato

Doris Moromisato Miasato (Lima, 1962) es una escritora, poeta, ensayista y periodista nisei. Consiguió su bachillerato en la Universidad de San Marcos habiendo estudiado Derecho y Ciencias Políticas, un sector que nunca le apasionó. Sus intereses versan sobre la cultura, los estudios de género, la ecología, la historia. Ella misma los introduce en una entrevista:

                                                                                                               

33 Watanabe, J. (2003), Elogio del refrenamiento, p.147.

34 Chikamatsu Monzaemon (1653-1724) fue un importante dramaturgo japonés. Escribió obras teatrales que se

categorizan dentro del género del bunraku, que es el teatro de los títeres, género nacido en el siglo XVII en la isla de Awaji.

35 Watanabe, J. (2003), Elogio del refrenamiento, p.148. 36 Ivi, p.150.

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Yo soy una persona militante, me gusta a mí el activismo, por eso soy gestora cultural, por eso organizo ferias de libros, por eso organizo recitales de poesía, por eso organizo la gente joven. Yo pienso esa es una mentalidad muy okinawense. […] Las características de las personas okinawenses son la hospitalidad, la solidaridad y la alegría. Entonces, yo tengo todas esas características. […] Me considero en este momento una persona budista, tengo una concepción budista que ya es una concepción hereditaria, soy ecologista, siempre he sido ecologista, soy feminista. (DiscoverNikkei, 2008)

Como se ha mencionado previamente, Moromisato es una entusiasta gestora cultural y, en cuanto Directora Cultural por la Cámara Peruana del Libro, organiza muchos eventos con miras a promover la lectura y la difusión de los libros. Además, está muy comprometida con la defensa de la tradición y de la historia de los okinawenses dentro del Perú tanto es así que fue nombrada Embajadora de Buena Voluntad de Okinawa en 2006. Se le ha hecho entrega de este título desde el momento en el que fue emisaria de “la nación okinawense en Perú”37. De hecho, sus investigaciones sobre la historia de la inmigración japonesa producieron dos libros de crónicas: Okinawa Shi Kyoyukai del Perú: Testimonio de vida y veinte años de vida institucional (1999) y Okinawa. Un siglo en el Perú (2006), conteniente varios testimonios de los inmigrantes japoneses. También publicó varios poemarios: Morada donde la luna perdió su palidez (1988), Chambala era un camino (1999), Diario de una mujer es ponja (2004) y Paisaje terrestre (2007). Fue, y todavía es, columnista en varios periódicos como “Perú Shimpo”, que es un diario peruano japonés, e incluso en website como “Discover Nikkei”.

En casa de Doris Moromisato se podía escuchar hablar “(…) el okinawense, el japonés, el castellano y un poco de quechua (…)”38. De hecho, los padres de Moromisato procedían de Okinawa como los de Augusto Higa. Al llegar al Perú se establecieron en el Callao, donde abrieron una bodega. Permanecieron allí hasta el año 1940, cuando el terremoto destruyó su tienda. Como consecuencia de una serie de episodios de racismo se mudaron al Rímac, luego a Nievería y finalmente, en 1951, a Chambala. Doris Moromisato, última de once hijos, nació en Chambala, en los suburbios de Lima, en 1962. Fue la única de la familia en completar los estudios académicos: se graduó en Derecho y Ciencias políticas en la Universidad Mayor de San Marcos. Escritora de gran prestigio, Moromisato es conocida mayormente por su obra poética y sus estudios de género. Los temas principales de su poética son la nostalgia por su infancia feliz en el paisaje rural de Chambala, el recuerdo de sus padres, su identidad multiétnica y multicultural. En efecto, Moromisato es una nisei ya que sus padres son

                                                                                                               

37 DiscoverNikkei. (2008, febrero 26), “Doris Moromisato #11: Embajadora de Buena Voluntad”, [Archivo de vídeo],

recuperado el 14 de noviembre de 2017 de https://www.youtube.com/watch?v=qGA7ru2yXLI

38 Tsurumi Riger, R. (2012), The Closed Hand: Images of the Japanese in Modern Peruvian Literature, West Lafayette

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inmigrantes japoneses y describe a su familia como “asiática, budista, okinawense, animista y shintoista”39.

En su ensayo “El mundo de afuera y el mundo de adentro: ¿qué es ser Nikkei peruana?”, contenido en Okinawa: un siglo en el Perú (2006), subraya la dificultad de dibujar los contornos de su propia identidad, que no es completamente peruana ni completamente japonesa, sino una mezcla indefinida de ambas. El “mundo de afuera” es la sociedad peruana, la esfera pública, mientras “el mundo de adentro” coincide con la comunidad nikkei y especialmente con el espacio de su hogar familiar. Cada vez que ingresa uno de estos mundos tiene que adquirir un comportamiento adecuado, ya que el bagaje cultural y moral peruano es muy diferente del japonés. La experiencia de asumir una diferente conducta al ingresar en estos dos mundos es agobiante, tanto que la herencia japonesa es por Moromisato un peso que debe sobrellevar: “Éramos como ejércitos de samurai enfrentando territorio adverso”40.

La estudiosa Rebecca Riger Tsurumi indica que las obras donde se percibe más la herencia japonesa de la autora son Chambala era un camino (1999) y Diario de la mujer es ponja (2004). En estas colecciones de poemas se pueden encontrar varios japonismos: palabras en japonés (transliteradas de los ideogramas), creencias budistas, referencias a sus padres quienes eran depositarios de la cultura japonesa. Se podría agregar también la contemplación de la naturaleza, elemento central en la cultura japonesa, pero se corre el riesgo de hacer una simplificación dado que Moromisato vivió su infancia en un ambiente bucólico, o sea el campo de Chambala41.

 

Chambala era un camino42

Los poemas de Chambala era un camino (1999) relatan la infancia de la autora en Chambala, una zona campesina cerca de Lima, con su familia. El leitmotif es el recuerdo nostálgico de esa época ya perdida. Como explica la autora, se trata también de un libro sobre su etnicidad, ya que contiene la orgullosa afirmación de su identidad nikkei: “Chambala era un camino significó mi liberación étnica y lingüística. Allí mezclé castellano, japonés y okinawense”43. Una poesía en la cual se notan estas características es “La luna sobre el arrozal”:

Sus ojos dos luceros en la noche, como inesperado insecto el tiempo

se posa en su pecho y remueve su cansado corazón.                                                                                                                

39 Ivi, p. 172.

40 Miasato, M. D. & Shimabukuro I. J. (2006), “Los Testimonios”, p. 85.

41 López-Calvo, I. (2013), The Affinity of the Eye: Writing Nikkei in Peru, Tucson: University of Arizona Press, p. 163. 42 Lamentablemente, no pude leer en persona el libro. Conocí algunos poemas sólo gracias a los estudios críticos de otros

intelectuales y decidí presentar en esta sección los más significativos con respecto a la identidad nikkei de la autora.

43 Lee-DiStefano, D. (2008), Three Asian-Hispanic Writers from Peru Doris Moromisato, José Watanabe, Siu Kam

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Por el surco naranja de los ajies se escucha el displicente paso del ciempiés.

Las velas

aún alumbran las mamparas del patio y last res cuerdas

de la vieja guitarra que padre convirtió en su cómplice shamisén. Hala una cuerda y su mirada se pierde en un campo de arroz. Su boca cansada del imperio de castizas palabras

vuelve atrás: mikayuki-sama, konbanwaa… Un aullido antiguo brota de su pecho

animal solitario que hye de lo más salvaje de su amor. Todo calla

y yo escucho desde mi cama, para no verlo morir. Hala otra vez y la suave brisa estremece a las lechuzas, la luna besa su cuerpo lento: mikayuki-sama,

konbanwaa…

La eterna historia de la barca surcando el mar de Okinawa brota de sus labios. Pescadores saludando a la luna, retornando felices a la aldea.

Padre estira su voz, la luna se resbala sobre el arrozal y la última vela empieza a derretirse sobre mi piso como mi corazón

como su viejo cansado corazón. (Lee-DiStefano, 2008: 24-25)

A la luz de las velas en el piso, el padre de Moromisato toca la guitarra, la cual tiene sólo tres cuerdas y, por esta razón, se parece a un shamisén, un instrumento japonés semejante a un liuto con esa cantidad de cuerdas. La música evoca en él los recuerdos de su tierra natal, representada simbólicamente por el campo de arroz, y percibe una honda melancolía. Este viaje en la memoria le permite de recordar y recuperar su idioma natural. En el texto se halla una frase en japonés antiguo “mikayuki-sama, konbanwaa…”, la cual es repetida dos veces. Como me explicó la autora misma, escogió esta frase de una tradicional canción okinawense y significa “buenas noches, luna…”. Es más, recuerda su historia como inmigrante, el viaje en mar rumbo a Perú.

El padre ya puede vivir sólo en el pasado debido a su inminente cercanía a la muerte. Su tiempo, representado por la luna que resbala sobre el arrozal y en la última vela que se derrite está palautinamente consumiéndose. Moromisato sufre y no quiere enfrentar este dolor, aunque inevitablemente una parte de su corazón está muriendo con él.

En “Aguacero de enero” quien habla no es la poeta misma, sino un inmigrante okinawense. La visión del “aguacero de enero” le hace pensar en el barco que le llevó desde Okinawa hasta las

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orillas del Perú y se pregunta por la suerte de su embarcación. Así, el pasado se presenta ante sus ojos, con una imagen que le llena de nostalgia y de tristeza: su padre trabajando en el arrozal. A continuación, algunos versos del poema (7-12):

Aún el cielo no se desprende de los cerros,


¿qué será del barco donde divisé por primera vez estas tierras? ¿qué será de su madera esta húmeda mañana?

Ay, las antiguas promesas.
 Tornando la vista al horizonte
 dejé a mi padre cultivando el arroz
 mis juegos envueltos en un pañuelo
 una lágrima flotando en el viejo estanque

cuando el incesante croar de las ranas parecía burlarse de mi pesar. (Mato, 2013: 162)

Otro poema interesante es “¿Dónde estás, Momotaró?”, en el cual Moromisato recuerda la célebre historia del fascinante folklore japonés. La leyenda cuenta que Momotarō nació de un gran melocotón y llegó a ser un valioso guerrero. Acompañado por un perro, un faisán y un mono, venció a los ogros que invadían continuamente los pueblos de los alrededores. La poeta se imagina que Momotarō suba por las ramas del melocotonero que su padre había plantado delante de su ventana cuando era pequeña44.

Diario de una mujer: es ponja

Diario de una mujer: es ponja (2004) es una antología de poemas muy importante en la producción de Moromisato porque es en ésta que revela y afirma abiertamente su identidad homosexual. “Ponja” es “Japón” al revés y con este título Moromisato “buscaba reivindicar el diario como género literario, a las mujeres y a las ponjas o japonesas”45.

Se encuentran sólo dos poemas en los cuales se vislumbra la herencia oriental de la autora. El primero es “Atrapando los insectos bajo la luz de una antorcha”. La narradora se encuentra en el campo de noche junto a su amiga y mientras buscan los insectos entre los hilos de hierba, describe el                                                                                                                

44 López-Calvo, I. (2013). The Affinity of the Eye: Writing Nikkei in Peru, p. 191. 45 Ibidem  

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deseo que surge en ella, imposible de satisfacer. En su imaginario esta escena le recuerda los grabados del artista japonés Suzuki Harunobu:

No. Somos un grabado de Suzuki Harunobu. Mi misión es atrapar insectos

no tu boca

no la seda de tu cuerpo que otros llaman piel. (Moromisato, 2004: 79)

El segundo poema es “Haiku” que, a pesar del título, no es un haiku en el sentido estándar. No obstante, tiene tres estrofas como el número habitual de los versos que componen un haiku. Es un poema erótico donde el único lazo con la típica poética japonesa es la presencia de la naturaleza, o sea el lirio y la mariposa:

Entras tan suave en mí como una mariposa

resbalando por un hilo de luz. Ah, quién comprende

La tristeza del lirio

El robusto hastío sobre sus hojas verdes. Sales tan suave de mí

como un hilo de luz

resbalando por una mariposa. (Moromisato, 2004: 23)

III.3. Fernando Iwasaki Cauti

Fernando Iwasaki Cauti (Lima, 1961) se graduó como historiador en la Universidad Católica del Perú, pero como escritor fue mucho más allá de su formación y trató una serie notable de temas diferentes, lo que demuestra su grande erudición. Desde el amor hasta el fútbol, desde el horror hasta la identidad nacional, experimentando varios géneros literarios. Los rasgos estilísticos principales de su amplia producción literaria son el vitalismo, la sensualidad, la erudición, el ingenio y el humor46. Su primera publicación fue el libro de cuentos Tres noches de corbata y otras noches (1987), pero su corpus literario también cuenta con novelas, ensayos, antologías, crónicas y estudios críticos                                                                                                                

46 Díaz Ruiz, F., & Morales Benito, L. (2016), “Sección Fernando Iwasaki”, en Cauce (pp. 164-178), Sevilla: Editorial

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