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CAPÍTULO I EL CORPUS 1. EL CONTEXTO HISTÓRICO España vivió entre el siglo XVI y el XVII lo que fue definido por el marqués de Valdeflores, Luis José Velázquez, “siglo de oro”

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CAPÍTULO I EL CORPUS

1. EL CONTEXTO HISTÓRICO

España vivió entre el siglo XVI y el XVII lo que fue definido por el marqués de Valdeflores, Luis José Velázquez, “siglo de oro”1. Este período

representa el momento de mayor prestigio político, económico, militar y literario del imperio español. Las bases de la potencia española fueron sentadas en 1469, año de la unión entre los reyes de los reinos de Aragón y Castilla, Fernando II e Isabel I que pasaron a la historia como los “Reyes

Católicos”. La formal unificación de los dos reinos, aunque los soberanos

siguieron gobernando sus linajes sin unificarlos, llevó España a un papel de potencia absoluta en el escenario europeo. La anexión de las posesiones aragonés, desde Cádiz hasta Brindisi, permitió a la flota española el control del espacio marítimo y en consecuencia de los tráficos comerciales de aquella área. En la política interior, el evento más significativo del reinado de los Reyes Católicos fue la expulsión definitiva de los moros con la

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conquista de la ciudad de Granada en 1492. Con la reconquista de la última ciudad andaluza, la corona española obtuvo la posibilidad de acceder a las costas atlánticas así que movidos por intereses económicos, relacionados con la posibilidad de encontrar nuevas rutas comerciales en particular en el lejano Oriente, apoyaron el plan del navegador genovés Cristóbal Colón. Redactados los acuerdos conocidos bajo el nombre de las “Capitulaciones

de Santa Fe”, a través de las cuales se concedían a Colón los títulos de

almirante, virrey y gobernador de las tierras por descubrir y la décima parte de los beneficios obtenidos por la nueva ruta, apoyado por la reina Isabel y por el Cardenal Cisneros, el navegante italiano zarpó desde Palos de la Frontera el 3 de agosto del 1492. El 12 de octubre de 1492 las naves de Colón llegaron a la isla que fue bautizada San Salvador y el 5 de diciembre arribaron a las costas de la tierra que llamaron La Española, donde se instaló la primera colonia europea en el nuevo mundo. Siguieron a este viaje otros cuatros en el período entre el 1492 y el 1500, en los cuales el navegante prosiguió la exploración del Caribe llegando al sur de la desembocadura del Orinoco y al oeste de Panamá. Estas nuevas expansiones del imperio español fueron causa de tensiones con Portugal, la otra potencia marítima de la época, que llevó al Papa Alejandro VI, bajo la influencia del rey Fernando, a emanar la bula “Inter Caetera” en 1493. La bula papal trazando una línea de polo a polo situada a 100 leguas al oeste de las Azores, marcaba el área de influencia que cada reino podía reclamar al otro. Esta línea fronteriza fue trasladada en 1494 con el Tratado de Tordesillas, a 370 leguas al oeste de Cabo Verde, hecho que abrió las puertas de la colonización portuguesa sobre una extensa zona de Sudamérica.

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1.2 CONQUISTA Y COLONIZACIÓN

Desde el 1494 la corona española pudo afirmar su dominio sobre los nuevos territorios gracias a la obra conjunta de tres factores: espada, cruz y hambre. Estos tres elementos son los símbolos de los actores de la colonización o sea los conquistadores, los misioneros y los colonos. Los primeros conquistadores fueron los protagonistas de la sumisión física de los indígenas. Gracias a la superioridad de sus armamentos y aprovechando de la colaboración de las poblaciones autóctonas, que veían en recién llegados la posibilidad de vengarse y liberarse de sus padrones, llegaron a colmar la inferioridad numérica conquistando los imperios de Ámerica. Las conquistas que tuvieron mucha importancia tanto desde el punto de vista económico como social fueron la sumisión del imperio Azteca por parte de Hérnan Cortés y la victoria sobre el imperio Inca por parte de Francisco Pizarro. La empresa de Cortés, lograda después de tres años de luchas, llevó a la fundación de Veracruz, puerto donde llegarán las naves procedentes de España y a la conquista de una de las ciudades que será la destinación principal de muchos emigrantes, es decir Ciudad de México. Pizarro, a su vez, fundó la ciudad de Lima, capital del actual Perú, después de una expedición apoyada por los reyes y estimulada por los resultados de Cortés. La motivación que impulsó a los dos conquistadores fue la búsqueda de oro y plata, metales que ambos encontraron en los territorios sometidos gracias al descubrimiento de yacimientos en diferentes ciudades como por ejemplo Potosí y Zacatecas. De fundamental importancia fue la actividad de los padres misioneros que empezaron su obra de

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evangelización de los indígenas con el objetivo de substituir las tradiciones y las creencias de las tribu afirmando los valores españoles. En las poblaciones conquistadas el poder temporal y el poder religioso estaban juntos, así que el descendo del poder político llevó consigo también el religioso, dejándose reemplazar por la fe de los conquistadores. Las conversiones de los jefes de las tribus al cristianismo y a las costumbres europeas llevaba consigo toda la población indígena porque siendo una sociedad organizada sobre una jerarquía rigurosa las masas tenían que seguir a los jefes. El último elemento que favoreció la afirmación de los colonizadores fueron los mismos colonos que se abandonaron al dominio de los nuevos pobladores, totalmente sometidos a los nuevos sistemas tributarios, a las encomiendas de los colonizadores y en consecuencia de las conversiones de sus jefes.

En este contexto se enmarca la emigración española que caracterizó el siglo XVI. Fuertemente incentivado por la corona, este éxodo fue un movimiento voluntario, a pesar de alguna excepciones como los esclavos, los militares y los funcionarios. Esta migración fue determinada por factores sociales, económicos, a veces religiosos y también por sed de aventura, de novedades y por el deseo de cambiar la condición de vida. Es imposible calcular con exactitud la entidad del flujo de personas que en el curso del siglo XVI afluyeron en el nuevo mundo; se considera que montaba a más o menos 250 – 300 mil personas de edad entre los catorce y los treinta años que, después de una primera etapa a las Antillas, se trasladaban hacaa México y Nueva España ( 32,5%), Perú (23,8%) y hacia las otras zonas de América central.

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2. RASGOS GENERALES DE LAS CARTAS

Los manuscritos que representan el objeto principal de este estudio forman parte de una serie de 650 cartas conservadas en el Archivo General de Indias de Sevilla (AGI)2. El Archivo vio la luz bajo el reino del rey Carlos III en 1785, con la intención de reunificar en el mismo lugar todos los documentos pertinentes a la administración de las colonias españolas. Desde aquella fecha La Casa Lonja de Mercaderes, sede del archivo, se ha convertido en el centro documental más importante para los estudios sobre la administración española en el Nuevo Mundo. Los escritos contenidos en AGI han representado un punto de salida fundamental para todos los estudios históricos, económicos, sociales, y desde que Peter Boyd-Bowman3 descubrió algunas cartas en el archivo, también lingüísticos.

Las cartas de los emigrantes se encuentran en el apartado Indiferente General de la sección de Gobierno, donde están reunidas todas las comunicaciones de la Casa de la Contratación y de los Consulados de Comercio de Sevilla, Cádiz y Canarias, los comunicados generales para Roma y para los Reinos españoles sobre asuntos relacionados con las Indias. Las epístolas, conservadas entre los documentos de “concesión de licencia para pasar a Indias”4

, se utilizaban en los expedientes de solicitud de licencia de emigración, por parte de los destinatarios, como demostración de la presencia de un familiar en el Nuevo Mundo y que el

2 Desde este momiento utilizaré este acrónimo para hablar del Archivo General de Indias. 3 Vid. Boyd-Bowman 1975, 1976, 1985.

4 Alcaide, M. F. 2009. “Cartas de particulares en Indias del siglo XVI – Edición y estudio discorsivo”, p. 34, Madrid.

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objetivo del viaje fuese reunificar su familia y mejorar la calidad de su vida o para atestiguar que ya había alguien que se ocupara de los gastos del viaje y de la vida de los nuevos llegados. Por esta razón, la mayoría de las cartas han sido definidas como “cartas de llamada”5

a través de las cuales los emigrantes pedían a sus familiares de trasladarse al Nuevo Mundo. Esta petición estaba condicionada por diferentes razones: legales, profesionales

y sentimentales. Por lo que se refiere al rasgo normativo, es importante

subrayar cómo de los 200.000 españoles que dejaron la Península Ibérica la mayoría eran hombres casados que empezaron sus nuevas vidas al principio sin las mujeres. Llegados al Nuevo Mundo la situación de los casados que vivían solos más tiempo del permitido era complicada, porque podían verse perseguidos por la justicia y obligados a volver a España, así que pedían a sus mujeres que fueran a reunirse con ellos. Bajo el punto de vista profesional, los emigrantes formaban parte de todas las clases sociales y entre ellos habían muchos mercaderes y artesanos. Es a través de la lectura de las cartas que podemos deducir el oficio de estos hombres porque en ellas pedían a sus mujeres instrumentos necesarios para sus actividades que no se encontraban en América o que no tenían una buena calidad. Las cartas de llamada tenían una motivación de fondo común que impulsó a estos hombres a escribir a sus familiares, en particular a las mujeres, o sea los sentimientos. Esta afirmación permite acercarnos al fulcro de este estudio, es decir, el análisis de la expresión de la afectividad y de las emociones, observando las posiciones que los remitentes tenían en diferentes situaciones bajo el punto de vista lingüístico y pragmático mediante la aplicación de la teoría de la valoración.

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2.1. EDICIONES Y ESTUDIOS

Desde su descubrimiento estas cartas fueron editadas por primera vez por el estudioso E. Otte en su obra Cartas privadas de emigrantes a Indias. El autor, siendo un historiador, eligió un perfil histórico por su trabajo en el cual puso por primera vez la atención sobre los rasgos de la vida privada y del pensamiento, condicionado por los valores sociales de la época, de los hombres que poblaron las Indias en el siglo XVI. Las cartas de Otte han llamado también la atención de muchos lingüistas que empezaron así a interesarse a muchos rasgos que se encontraban en ellas como por ejemplo los estudios de Manuel Ariza6, Pilar García Mouton7, Jose Luis Martinez8 hasta llegar a Marta Fernández Alcaide. Esta profesora publicó Cartas de

particulares en Indias del siglo XVI – Edición y estudio discursivo en 2009,

un estudio lingüístico muy detallado que, junto al trabajo de Otte, ha representado el punto de salida de mi investigación. La importancia lingüística de algunos particulares de las cartas ha sido subrayada también por Lapesa, el cual las cita en un apartado de su Historia de la lengua

española9.

Una particularidad del trabajo del historiador hispano – alemán es que decidió utilizar la ortografía moderna para facilitar la lectura, hecho habitual entre muchos historiadores. Esta elección ha privado a los

6 Ariza, M. 1992. “Notas sobre el español de américa (las cartas privadas de viajeros a Indias)”, en Cauce núm. 14- 15, pp. 25- 36.

7 Mouton, P. G. “Humor en las cartas privadas de emigrantes a Indias (1540- 1616)”, en Cuadernos del CEMYR, vol. 12, Diciembre 2004, pp. 139- 153.

8 Martínez, J. L.1992. “El mundo privado de los emigrantes de Indias” en Cuadernos de la gaceta. 9 Lapesa, R. 1999 “Historia de la lengua española” Madrid.

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estudiosos de la posibilidad de hacer investigaciones de carácter lingüístico pero, gracias a la obra de la profesora Alcaide, autora de un estudio de matriz filológica, hoy podemos encontrar el corpus de las cartas escritas con la grafía original. La estudiosa considera, también, indispensable una obra de revisión y reedición de carácter filológico, a luz de las investigaciones conducidas al final de siglo XX sobre la historiografía medieval que aportaron importantes indicaciones sobre aquellos textos que han representado el punto de partida de muchos lingüistas para sus estudios sobre la historia del español.

2.2 ESTRUCTURA DE LAS EPÍSTOLAS

Esta documentación encarna un testimonio significativo que nos ofrece una imagen más clara de la realidad lingüística de los hombres que escribieron estas cartas siendo imposible tener una voz directa de los hablantes de aquella época. La literatura en el curso de los siglos ha intentado reproducir la realidad a través su imitación mientras que las cartas forman parte de ella. Las emociones y los sentimientos de estos hombres hicieron que la espontaneidad irrumpiera en los esquemas de la comunicación espístolar, que nos permite reconducir las cartas bajo el ámbito de la competencia escrita de impronta oral, es decir, la expresión gráfica, de un discurso concebido siguiendo los rasgos de la comunicación oral.

Aunque los autores de estas cartas pertenezcan a diferentes estratos sociales, entre los cuales distinguimos nobles, eclesiásticos y hombres de niveles más humildes, no encontramos muchas diferencias lingüísticas

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entre los documentos de unos y otros ni una modalidad discursiva muy elaborada. Las epístolas seguían una estructura común, caracterizada por unos rasgos prefijados: se abrían con los saludos, los encabezamientos y los sobrescritos10 y, a continuación, en la mayoría de los casos, se hacía referencia a otras cartas recibidas o enviadas. Era muy frecuente encontrar en estas referencias las quejas por la falta de contestación a algunas de ellas o de noticias desde los familiares. El punto principal de la discusión era la petición11 que estaba precedida por noticias sobre las condiciones de salud, el desarrollo de la actividad laboral, la exaltación de la riqueza de la nueva tierra y de las mejores condiciones de vida respeto a España.12 Estas premisas y noticias, que siempre anticipaban el real motivo de las cartas, es decir la petición, eran la aplicación de un esquema establecido por los manuales para escribir cartas como podemos ver en el Manual de

escribientes de Antonio de Torquemada13:

“(...) porque conviene hazer algunas premisas y después dar

algunas causas antes de venir a la petiçión (...)”

Al final había una parte para las encomendaciones, los saludos y los recuerdos para otros familiares y amigos, seguidos por la despedida. La comunicación epistolar se puede considerar como una conversación diferida por la falta de una interacción inmediata con el interlocutor. Este

10 Estos elementos nos permiten adquirir informaciones adicionales sobre los autores como por ejemplo el lugar desde donde escribían.

11 Es importante recordar que por la mayoría se trata de cartas de “llamada”.

12 La palabra que constantemente aparece en las epístolas es “ miseria”, en consecuencia a la relativa prosperidad de las Indias que hacía ver con desprecio a los pobladores su vieja patria.

13 De Torquemada, A. 1574. “Manual de escribientes”. Edición de Canellada de Zamora, M. J. y Zamora, A. V. 1969. RAE.

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género, como acabamos de enumerar, se regía sobre una normas convencionales pero a pesar de ellas y en relación con el nivel cultural de los remitentes, se podían ver verdaderas conversaciones. Frecuentes eran los casos de palabras de quejas, de devoción, de disputa y de rabia, resultados de otra tendencia enlazada con la creación individual de los emigrantes. Aunque la mayoría de los escritores de las cartas tuviesen un nivel de alfabetización muy bajo o pertenecieran a la baja burguesía intentaban poner en sus epístolas un toque personal a pesar de los escasos recursos lingüísticos poseídos. Así que asistimos a la unión de dos propensiones: la primera que se conformaba a las pautas tradicionales utilizando algunas fórmulas frecuentes sobre todo en los encabezamientos y en expresiones recurrentes.

Ejemplos de encabezamientos formales y normativos en cartas para las mujeres:

 señora, que se encuentra en veinte cartas

 señora mía, muy usual, aparece en 11 ocasiones  hermana14

,que notamos en 16 casos

Ejemplos de expresiones que aparecen en casi todas las cartas aunque con ligerisímas variaciones :

 Nuestro señor me deje veros como yo deseo

14 Los hombres casados no podían quedarse muchos sin sus mujeres por cuestiones legales entonces fingían se solteros y utilizaban este encabezamientos para que no les descubrieran.

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 Vuestro marido que os desea veros más que escribiros  Nuestro señor os guarde y traiga con bien

 Recibí una de vmd y con ella mucho contento en saber de

vuestra salud

 Nuestro señor os dé su gracia y me os deje ver de mis ojos

La otra tendencia está dirigida hacia la creación individual, como en la carta de un tal Sebastián Pliego15, en la cual encontramos una poesía:

En el nombre de Dios, mi vida, Uno y Trino omnipotente, os quiero trovar ahora, porque os holgueis al presente.

Vos os llamáis Mari Díaz Para mí no hay otra tal. Daros tengo una sortija de oro, que es buen metal.

Señora tan deseada, mujer de mi corazón, como uséis tal traición, dejaros desamparada en tierra sin promisión

Noches y días me ocupo solo en pensamiento Bien entiendo que por

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17 mí vendrás donde Dios

me trajo, porque yo lo ruego así.

2.3 LOS ESCRIBANOS

Como hemos subrayado muchas veces, a lo largo de este primer capítulo, los emigrantes pertenecían a todos los estratos sociales, desde los nobles hasta los analfabetos. Estos últimos se encontraron por primera vez en frente a la exigencia de escribir a sus familiares pero, muchos de ellos, poseían un nivel de instrucción bajo o inexistente hecho que constituía un verdadero obstáculo hacía la escritura. Al mismo tiempo los emigrantes tenían que obviar a otra dificultad, o sea, la falta de papel, su baja calidad y a pesar de todo eso su precio elevado. Por esa razón es frecuente encontrar en los expedientes copias escritas por los escribanos del Consejo de Indias16 en sustitución de la cartas originales. Ese reemplazo estaba relacionado con la incomprensibilidad de la grafía de los hombres menos alfabetizados y con la escasa calidad de los papeles en los cuales estaban escritas. Los emigrantes podían, también, contratar individuos para escribir las cartas que hacían de esta práctica un verdadero oficio. El nivel de instrucción de estos escribanos no era el mismo; de hecho estaba condicionado por sus profesiones, por lo tanto quienes trabajaban en oficios públicos tenían una preparación mayor y estaban más acostumbrados al estilo epistolar en comparación a lo demás que lo hacían como actividad privada. Esta diferencia se reflejaba en sus estilos y sus grafías, más claras

16 El Consejo de India fue el órgano más importante de la administración indiana porque representaba al Rey en las funciones ejecutivas, judiciales y legislativas. Entre sus tarea, sus funcionarios regulaban y autorizaban el flujo de pasejeros a Indias.

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y lineares en el primer caso, menos ordenadas y torcidas en el segundo. Este procedimiento de confiar la escritura de las cartas a otros hombre, profesionales o menos, se definía délega gráfica. Junto a las cartas escritas por estas figuras encontramos las escritas por los mismos emigrantes que habían alcanzado un nivel de alfabetización básico. Estos últimos intentaban representar en sus palabras lo que querían decir a sus familiares aunque la falta de hábito por la práctica escrituraria y el escaso nivel cultural incrementaban la escasa calidad en la escritura. Estas particularidades que hacen referencia a la autoría de las cartas nos permite subrayar la dificultad que encontraron los lingüístas en sus estudios en la lectura de estas epístolas. Las grafías y las letras presentaban evidentes obstáculos para estos estudiosos que en consecuencia se alejaron de estos documentos.

El corpus de las cartas conservadas en el AGI, como he dicho antes, es de 650 espístolas, entre las cuales podemos distinguir 102 para esposas, 152 para hermanos, 22 para madres, 46 para hijos, 27 para padres, 47 para sobrinos, 16 para primos, 150 para señores y 63 que no tienen un destinatario bien definido. Entre ellas podemos afirmar con certidumbre que sólo 75 son autográfas mientras que las otras pertenecen a las figuras que acabamos de elencar en el párrafo precedente. Esta distinción ha sido posible gracias a la investigación de la profesora Alcaide17, la cual ha utilizado unos criterios basados en las profesiones y, en consecuencia, en las grafías, que le han permitido deducir quiénes eran los verdaderos autores de las cartas.

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