• Non ci sono risultati.

Diente de oro

N/A
N/A
Protected

Academic year: 2021

Condividi "Diente de oro"

Copied!
3
0
0

Testo completo

(1)

DIENTE DE ORO

Silvia Plager

*

Un pez, ni muy grande ni muy chico, quedó coleteando y brillando contra el cielo de la noche que ya empezaba.

(Isidoro Blaisten)

Hunde la cabeza en la almohada cuando su madre le ordena apagar la luz. A Julieta no le importa cerrar la nueva novela de amor que está leyendo. Será grato dormirse pensando en el muchacho que la siguió a la salida de la escuela y que cuando ella dijo que recién había cumplido catorce, le preguntó si la asustaba salir con uno de veinte.

Julieta no puede creer que él la descubriera mujer debajo del guardapolvo tableado. Y se acuna en esa voz de hombre citándola para el día siguiente, a las cinco.

Hace calor y ella podrá estrenar el vestido celeste de falda acampanada y las sandalias. Aunque todavía no se lo cuente a las amigas, le falta poco para tener novio. Entonces los profesores y la familia quedarán detrás de una puerta que ella mantendrá cerrada cuanto le plazca. Y tendrá lo que los grandes llaman vida privada.

Julieta sale a la calle con los ojos de la madre estudiándole la mentira. Ha dicho que va al cine con Mariela, la vecina cómplice que la pasó a buscar y la acom-pañará hasta la confitería La Perla.

Fernando, de traje claro y corbata oscura, fuma. Está apoyado en la pared próxima a la entrada de la confitería. Mariela lo mira desde lejos y comenta: «No está mal. Pero para mí que tiene como veinticinco o más. No vuelvas tarde

Oltreoceano. Abiti e abitudini dei migranti nelle Americhe e in Australia, a cura di Silvana Serafin, 8 (2014).

(2)

Silvia Plager

248

ni olvides que en el Majestic dan ‘A la hora señalada’, ya te conté de qué se trata, por si tu mamá pregunta.»

En el tranvía, la pierna de Fernando se acerca a la de ella. El acompasado frotar de la tela áspera del pantalón contra su piel, la eriza. Él alaba el color verde de sus ojos, sus labios, sus curvas… Ella, bañada en la melaza de los piropos, in-tenta conservar una expresión indiferente.

Al poner los pies en el empedrado y contemplar el río, a Julieta sólo le que-dan dos certezas: le ha mentido a su madre; y él le ha mentido a ella.

Fernando la toma por la cintura y la atrae hacia él. La vergüenza y el deseo son una trenza apretada que duele en el cuero cabelludo y en el estómago. Enton-ces su imaginación escapa al patio donde jugaba con sus primas a las escondi-das: «Punto y coma, el que no se escondió, se embroma».

Caminan. La mano de él comienza a tirar; hay algo de la emoción del pes-cador en el brazo tenso que la lleva a cruzar la avenida e internarse en la zona donde los árboles se agrupan.

Cuando él la apoya contra un tronco y se aprieta a su cuerpo, ella recuerda las recomendaciones de su madre y grita.

Fernando le cubre la boca: «¡No es para tanto!» Reprime una nueva arre-metida y dice, suavizando el tono: «Hace calor, nena, ¿vamos a tomar algo fresco?» Piensa que le dará trabajo la mocosa pero que, a la larga, caerá.

Delante del ajado paisaje de cartón, sobre el estrado, las bailarinas se mueven ajenas al ritmo de la música estridente.

En el ávido mirar de Fernando hay una sordidez que lo asemeja a las muje-res pintarrajeadas. Pero quizás el contacto placentero de la mano de él en su hombro sea el amor y ella, de tonta, no se da cuenta.

Cuando los desganados aplausos ponen fin al espectáculo de las estrellas internacionales que la confitería El Balneario viene contratando en exclusivi-dad desde hace diez años, Fernando le pregunta si se divierte.

«¿Te comieron la lengua los ratones? Vinimos a divertirnos, preciosa, basta de cara de velorio.»

Papeles grasientos en el piso, sillas de lata, mozos tan viejos como sus uni-formes. Julieta sacude la cabeza a los lados, sin saber si está asintiendo o negan-do. Le llega la voz de su madre: «El que calla otorga». Se disculpa: «La naran-jada está helada y me duele la garganta.»

«Pobrecita», dice él, burlón.

Hace su aparición, anunciado por un redoble de tambor, Popoff: traje a cuadros, sombrero de paja, zapatones amarillos. El payaso culmina cada chiste

(3)

249 Diente de oro

con la imitación de una ventosidad. La concurrencia festeja. Un borracho, in-clinándose hacia delante, se larga un pedo verdadero. La concurrencia estalla en carcajadas.

Julieta descubre en la boca de Fernando, que no cesa de reír, un diente de oro. ¿Esa risa y ese brillo dorado pertenecen al galán que imaginara la noche anterior? Recuerda a la gitana en plaza Miserere, de similar sonrisa, que ofrecía leer la suerte en la palma, y el alboroto de sus compañeras de clase. Todas de-seaban saber cómo sería el hombre destinado y cuántos hijos iban a tener.

Aprovecha que Fernando está entretenido con la aparición de las coristas semidesnudas, para susurrar: «Voy al baño».

Julieta corre. Cree ver en las aguas oscuras un remolino de centellantes dientes de oro.

Las lámparas de los pescadores comienzan a encenderse. Una voz ronca surge a su paso: «Se te notan los porotitos, muñeca».

Su casa, su dormitorio, su cama. Se encerrará a leer el final de la novela en la que el enamorado es tal como debe ser un enamorado.

Desde el asiento amistoso del tranvía contempla el río amenazante que se aleja. Por ahora, como dice su madre: «Nada de novios».

Riferimenti

Documenti correlati

Nonostante ciò, però, per la ricostruzione della storia dello scontro tra Federico I e le città italiane Pipino si fonda, come detto, sulla consultazione della cronaca di

In particular, in the attractor (1, 1), all firms adopt the non-polluting technology and all potential tourists choose to visit the region, as they are attracted by its

Piensa Mayorga que la obra de teatro lograda es aquella de la que el espectador hace una experiencia y opta por un teatro que muestra el pasado como un tiempo indómito que

These included cardiovascular risk factors and comor- bidities, psychiatric disorders, history of brain trauma, hormonal therapies, body mass index (BMI), diet and lifestyle (type

Questi oliveti sono stati sottoposti, fino al 2005, ad interventi di potatura regolati secondo un turno triennale, che prevede la non potatura per un anno, una potatura molto leggera

Si a todo esto se le suma el amplio eco del mito pigmalionia- no en la poesía (y las letras en general), no podía haber un mejor padrino para esta colectánea

c) Cálculo y obtención de datos generales y estadísticos de los fragmentos que componen el texto:.. - FRECUENCIA GLOBAL Y POR FRAGMENTO DE CADA FORMA - N2 DE OCURRENCIAS TOTALES Y

Lo que sí está claro y en lo que hay más acuerdo es que, además de la sinestesia, tienen que existir otros estados, fenómenos sensoriales, intelectuales, espirituales y cerebrales,