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III 1534 C

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III

1534

CARRO CARBAJAL, II, XC DIEGO BERNAL, Nuevo vergel

& Loores y oración a Nuestra Señora del Reposo

[A1r] NUEVO VERGEL DE OLOROSAS FLORES SEMBRADAS POR LA

MUERTE DOLORIDA Y COGIDAS POR LA TRABAJOSA VIDA. [A1v]

Comiença la obra.

Nuevo vergel de suave arboleda, de olorosas flores sembradas por la triste muerte y cogidas por la trabajosa vida para sustentación de los cuerpos humanos y gloria para el ánima,

nuevamente trobado, en el qual se trata cierta platica entre la muerte y la vida de muy provechosos y consolatorios exemplos para los mundanos, avisando al género común del Papa abaxo hasta el más mínimo labrador, dándoles aviso cómo bivan para estar en gracia y servicio de Dios y de su gloriosa Madre, Nuestra Señora, huyendo las vanidades deste mundo. Fue esta obra hecha por Diego Bernal de las Indias, con otra obra de Nuestra Señora del Reposo; la una y la otra obra se dirigen a todos aquellos que con devoto y santo zelo las quisieren leer y colegir en sí para bien obrar.

[1]

Dize la Muerte.

«Yo, el cimiento de tristura y dolor contra alegría,

casa vieja de amargura, de los muertos sepoltura, de los bivos carnicería; aviso con alaridos

al que más piensa bivir que recuerde sus sentidos,

no le zumben mis gemidos, que son señas del morir.

»Recuerde con la memoria que el tiempo se va bolando, no esté fixo en la victoria deste mundo, que es discordia del que en él va navegando; tenga la mente inclinada a siempre se reformar, que esta vida nos es dada no perpetua, mas prestada para havella de dexar. [A2r]

»Que es un mar de turbaciones, un plazer que queda en calma,

es un silo de passiones a do dais mil tropeçones y cient mil muertes al alma; daisle muerte sin morir, que de sí propria es esquiva, maldize su mal bivir

con solloços y gemir, porque muriendo está biva.

»Assí que devéis tener aviso los pecadores

de tales obras hazer, que puedan siempre vencer a vuestros males y errores; como el alma, que encerrada está en el cuerpo hambriento, merezca de ser llevada y en la gloria colocada,

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do tenga siempre contento. »Apartaos ya de pecar, mundanos pobres y ricos, que, si empieço a blandear con mi arco, he de assestar a viejos, moços y chicos; alimpiad vuestra conciencia, pensad que es grande el profundo y sobrada la excelencia

de Dios y de su clemencia y vanidad lo del mundo.

»Conformaos en voluntad del alto Dios soberano, dexá el mundo y su maldad, seguid la suma Bondad, que lo demás todo es vano; meted en contemplación el ánima y pensamiento, pues que veis el gualardón que da la falsa opinión

del mundo, que es todo viento. »Contra el pecado maldito os armad, dalde çoçobras con el coraçón contrito, poniendo la fe por hito do assestéis con santas obras; confessad vuestros pecados, dessollinad la conciencia, los presentes y passados y por los más olvidados hazed fixa penitencia.

»Que esta vida no es más vida de quanto está fixa y fuerte el alma y bien enxerida en el cuerpo y ella ida,

los huessos quedan por muerte; porque no es la muerte más de quanto el alma te olvida y ella ida, tú sabrás,

muy más feo quedarás, que yo estoy en esta vida. [A2v]

»Y pues que Dios te formó de su figura preciosa,

no ensuzies lo que dio, que es el alma que Él limpió con su passión gloriosa; no tenga nadie vergüença, confiesse su mal y error y con prudente prudencia descargue bien su conciencia al pie de su confessor.

Aviso que da la Muerte al Papa.

»Aviso·s, Papa, que estáis segundo Dios en el suelo,

que como pastor rijáis las ovejas que apriscáis, como pazcan lo del cielo; que es orar la santidad de Christo que nos aumenta, por tanto, Papa, pensad cómo a Dios, sacra Bondad, havéis de dar dellas cuenta.

»Dígolo porque encarguéis los cargos de santidad

no aquéllos que bien queréis, sino a aquéllos que entendéis los goviernen con verdad; verdad de vera justicia, castigando lo mundano

y al que en el mundo se envicia le metan en la cobdicia

de fe y obras de christiano.

Avisa al cardenal.

»Y pues razón principal a dezir esto me obliga,

bien os armá, cardenal, atajéis parte del mal que a las ánimas hostiga; en dar limosnas a quien le sentís necessidad y nascer de vos tal bien a vuestra alma dais rehén, subiéndola en santidad.

»Dad escalas de consuelo como perlado y pastor,

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pastor que estáis en el suelo, elegido dende el cielo por gracia del Redemptor; apacentad el ganado en santo pasto bendito, que es apartar del pecado al que en él está emboscado y abrigar al pobrezito.

Avisa a los obispos y perlados.

»Y vos, obispos, perlados, viciosos sin charidad,

sacad, sacad los ducados y dad a necessitados, que tienen necessidad; hazed en esto hazañas sembradas con afición y a las ánimas estrañas cevaldas con las entrañas, consolando su passión. [A3r]

»Canónigos, capellanes, aviso·s, no os descuidéis y en este lago de afanes, si os hallardes con dos panes, el uno a los pobres deis; que a razón sois obligados abrigar los pobrezicos y los más altos de estados y de rentas prosperados y los gordazos y ricos.

»Matad la hambre hambriento, abrigad al sin abrigo,

socorré al triste sediento, que éste es el más mandamiento que Dios abraça consigo; vos, juezes, que juzgáis los hijos de Dios criados, mirad cómo condenáis, mirad qué sentencia dais, que havéis de ser sentenciados.

»La sobervia y avaricia desterrad de la conciencia, no os den a torcer justicia por los precios de cobdicia

al dar de vuestra sentencia; tened el aviso tal,

catad que prendo a traición, que soy secutor

de la sentencia mortal que no tiene apelación.

»No os durmáis, abrid los ojos, tened la vara derecha,

no condenéis por antojos ni por dádivas ni enojos, que nunca duerme mi flecha; pues açada y esportón yo lo traigo con destreza y el ataúd, que es razón que use con atención mi oficio en toda limpieza.

»Y vosotros, cavalleros pujantes en los estados, repartid essos dineros con los pobres compañeros que biven necessitados; ganad con esto la gloria, no perdáis tan buen bocado, seguid tan alta victoria teniendo siempre memoria del que es más necessitado.

De los presos.

»Mirad los encarcelados con quánta pena y passión padescen aherrojados, de hambre y sed fatigados, metidos en la prisión; desnudos sin cobertura, en subjeción apremiados, esperando con tristura, todos llenos de amargura, ser libres o condenados. [A3v]

»Estampad en vuestros pechos esta obra de charidad,

dad al ánima cohechos, pues con solos los afrechos les podéis dar libertad; visitaldos, no dubdéis

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de hazer tan santa obra, daldes de lo que tenéis los próximos que podéis, que en el ánima se cobra.

»Y tú, preso en tu dolor, no bivas tan fatigado, pues se vio tu Redemptor en la cárcel de dolor en una columna atado; do verdugos dos a dos, enemigos de la luz, le açotaron, siendo Dios y por remedio de nos quiso morir en la cruz.

A las mugeres.

»Mirad quántas son perdidas por no socorrelas vos,

que, si fuessen socorridas, darten emienda a sus vidas sin pecar contra su Dios; abrigaldas, pues tenés con qué les poner abrigo y será muy fuerte arnés de quantos males hazés para contra el enemigo.

»Mira bien por cada parte, pecador, tu falsedad

y que no puede salvarte el estado y estimarte sin obras de charidad; ¿qué aprovechan tus averes, tus sedas y tus brocados?, ¿qué aprovechan tus traeres, pues que al ánima no quieres sacarla de los pecados?

»Limosnas y bien tratar a los pobres con cordura devéis contino de usar los que quisierdes ganar la gloria que siempre dura y essas troxes que tenéis del trigo de vuestra renta, repartildas, ¿qué hazéis?,

repaltildas, no aguardéis

quando havéis de ir a dar cuenta. »En la vida havéis de dar la limosna, no en la muerte, que el que gloria ha de gozar las obras tiene de obrar con una fe firme y fuerte; duelan os tantas querellas de las viudas y escuchad qué número de donzellas, por no tener, venden ellas su flor y virginidad. [A4r]

»Esto tal es gran corona al que puede remedialla,

no sé quién es la persona que a su alma no la endona, preciándose de ganalla; emendad, todas naciones, vuestra vida y mal bivir y poned las intenciones en limosna y oraciones, que al fin havéis de morir.

»Y buscad con gran cordura la gloria que al alma arrea

y mirando a mi figura diréis, llenos de tristura: «¡quién será que tal no sea!»; y en aquesto contemplando, gozaréis del paraíso

y la conciencia limpiando, vuestro pecar emendando, no digáis que no os aviso».

Entra la Vida y dize.

«¡O, santo sol radiante de tan ardiente claror!,

que con tu fuego pujante al día tornas triumphante de muy claro resplandor; bendito el que se encerró en la Virgen escogida, que de bienes nos dotó y cruda muerte passó por dar vida a nuestra vida.

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»Bendito, pues ha criado dende ab initio las cosas, bendito, pues nos ha dado ánima, vida y estado para gozar de sus cosas y gozándolas loar

su santo nombre bendito, nombre que no tiene par, que por siempre ha de durar en tiempo que es infinito.

Loa las partidas del mundo.

»Asia veo tan triumphante que no es cosa creedera, África, por semejante, la veo muy rutilante, muy alegre y plazentera; toda Europa está vestida de muy chapadas colores, de gozo fortalecida, de todas flores guarnida por sierras, bosques y alcores.

»La luna veo fulgente con claror tan tracendido que alumbra toda la gente de Levante y Occidente con resplandor muy crecido; ¡o, alto Dios soberano! y, ¿qué es mirar las estrellas?, que todo el meridiano, septentrión, mar occéano aclara el resplandor dellas. [A4v]

»¡O, qué holgura y plazer que se goza en esta vida!, mal haze quien puede ser participante en lo ver y se le va de corrida; ¡o, frescura tan plaziente!, ¡o, deleitoso sentir!, ¡o, mundo tan excelente!, do se recrea la gente con gloria de su bivir.

»¡Qué campos, valles floridos

de rosas y qué pradales!, ¡o, qué llanos y qué exidos!, ¡qué bosques entretexidos de jazmines y rosales!; que es mirar las paxaricas, tigres, ossos y leones, que es oír las avezicas con sus lenguas harpadicas concertar en sus canciones.

»¡O, qué vida sin afán!, ¡o, qué vida tan florida!, los que aquesto gozarán, claro está, se nombrarán dichosos en esta vida; no sé quién puede quexarse gozando de tal frescura, podiendo en sí deleitarse, no sé quién puede culparse de los tiempos de tristura.

»¿Quién goza de un mundo tal que en sí siente detrimento?,

que dende el hombre mortal hasta el más triste animal en él recibe contento; en él recibe plazer y deleitoso bivir, gloria, descanso y valer, mas también deve saber siempre parte en el morir».

Dize la Muerte a la Vida.

«¿Quién sois vos, que tan osada osáis hablar donde estó?»

VI. «Soy la Vida prosperada de la vida que me es dada de mi Dios, que me crió; soy Vida y Dios me formó para con vida le amar, la qual vida me otorgó con el alma que me dio para siempre lo alabar.

»Por do te hago saber soy Vida y a Dios le plaze, porque en Él está el poder

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de hazer y deshazer,

que es el que haze y deshaze; soy Vida en aquesta vida no perpetua ni durable, que siempre vó de corrida, la de gloria es sin medida,

que es por siempre perdurable.[A5r]

»Soy Vida que el Redentor, Señor del cielo y profundo nos la da como Señor y final posseedor

de nos y de todo el mundo; dionosla para gozar

deste mundo amargo, estrecho y gozándolo, loar

su santo ser tan sin par, porque sin Él nada es hecho.

»Pero ay del pecador que sale de su mandado, que, si acá passa dolor, en el infierno es mayor si allá baxa condenado; por do es causa muy notoria que cumple tener aviso en la mente con memoria, que el que acá recibe gloria no goza allá paraíso.

»Do con fe de charidad abraçen los pensamientos usando proximidad, guardando la lealtad

a Dios y a sus mandamientos; alumbrando sus sentidos, sirviendo al que los crió y piensen los doloridos, los más baxos y subidos que oy serán, mañana no.

»Que, aunque gozen desta [huerta de deleite y de passión,

tengan el alma despierta con Dios y cierren la puerta al mundo y su perdición; y ha de ser en bien obrar

passar el tiempo y cuidados con ayunos y rezar

y aun siempre diciplinar, emendando los pecados.

»Y pues que sabes de mí mucho más que me pediste, honesta cosa serí

que tú me digas assí quién eres o dó naciste; puesto caso que en ti viera señales de confusión, por do sin dubda dixera que tu arte y manera en mi vida vi nasción».

Respuesta de la Muerte a la Vida.

«Cosa justa me parece, pues que viene a coyuntura contarte dó só o nasciesse, mas para saber quién fuesse bástete ver mi figura

y tal qual estó a desora, espantable y aborrida, soy la Muerte executora, de tristeza augmentadora de la nasción desta vida. [A5v]

»Y, aunque seca y sin virtud, tú sabrás que desde el Papa

y del niño en joventud y el más viejo en senectud de mi flecha no se escapa; embiome el Soberano para seguir tal seguida, que todo qualquier mundano ha de passar por mi mano quando parta desta vida».

Respuesta de la Vida a la Muerte.

«Mucho me tiene espantada tu demanda y apellido,

que, en pensar de verte airada con essa flecha encarada, pierdo ser, vida y sentido; pero Dios, que nos formó

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para orar su santidad, supo el cargo que te dio, por donde obediente estó a su santa voluntad.

»Assí que tengo creído nadie te puede huir,

por do cumple al más subido tener la mente y sentido en pensar que ha de morir; por do me será cordura tu sentencia consentir, pues sé que la sepoltura das por casa de tristura, do se remata el bivir».

Respuesta de la Muerte a la Vida.

«No quieras entristecer tus fuerças en tal estado, que no puedes exceder de morir en mi poder, siendo tu plazo llegado; pero, por más agradar tu voluntad, yo te digo que te cumple aparejar, porque tienes de cenar aquesta noche comigo.

»Que como dos en un ser, Muerte y Vida en compañía, es razón nos conoscer y las obras nos hazer, que a tal cena convenía y déveste aparejar

sin que en ti sienta tristura, porque te quiero mostrar aquel fin do ha de parar tu dispuesta hermosura».

Respuesta de la Vida a la Muerte.

«Ninguno puede apelar, sin dubda, de tu sentencia, por do en balde es trabajar, quererte triste rogar

uses comigo clemencia; y ruégote como a hermano

me quieras dexar la vida, no me lleves tan temprano, tira del arco la mano,

pues ay tiempo en mi partida». [A6r]

M. «Sólo Dios puede hazer esso que me has demandado, que yo no puedo exceder de executar el poder

que d’Él tengo en tal estado»;

VI. «Pues aquessa es tu intención, Muerte que a ninguno olvidas,

tus manjares di qué son»; M. «No faisanes ni salmón, sino carnes muy podridas.

»Son unas tripas henchidas de un perexil como miel,

unas salsas doloridas

que dan gusto a las comidas, mezclado todo con hiel»;

VI. «Pues dí, Muerte dolorida, ¿quién gusta manjares tales?»; M. «Gentes de muy alta vida con los de capa caída

en el comer son iguales. »A todos por un rasero nivelo por tal balança,

que desde el Papa al vaquero y del rey a un escudero sustento con tal sustancia y con triste exclamación de soledad sin salud es trinchante un açadón, mastresala, un esportón y la mesa, el ataúd.

»Y doyles por aguamanos muchas lágrimas vertientes y por tovajas, gusanos, esto a todos los mundanos de qualquier nación de gentes; los platos de mi grandeza para quanto tal servicio son soledad y tristeza, plantos, lloros y crueza, sin cessar en tal oficio.

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»La fresca tapicería y los dosseles bordados son más negros, te diría, que el carbón y convenía deste matiz ser labrados y los dulces instrumentos que suelen regozijar son dolores, descontentos, son raviosos pensamientos, sospiros, grita y messar.

»En lugar de chirimías, de dulçainas y clarones, son mortales agonías y muy raviosas porfías cubiertas de mil passiones y después del acabar la fiesta de tal holgura, por más descanso les dar, les doy para se acostar por cama la sepoltura. [A6v]

»Hasta aquí soy obligada de seguirlos desta vida y guay del alma cuitada, si de Dios va condenada, que por siempre va perdida; y si es limpia del pecar a su Dios, siendo loable, va por siempre a descansar, a descansar y gozar

de la gloria perdurable. »Por do te digo que estés sobre aviso desta hecha y te vistas del arnés,

que es confessarte, pues ves que te assesto con mi flecha; no cures importunarme, que no te puedo alargar, ni con lágrimas rogarme, que no oso aventurarme para haverte de dexar.

»Porque el plazo es ya llegado que des tus carnes al suelo y des cuenta en lo passado

del bien o mal que has obrado ante el sacro Rey del cielo; por tanto, con devoción pide a Dios misericordia con muy santa contrición y contrito coraçón,

porque te lleve a su gloria».

Oración de la Vida a Nuestro Señor.

«Con lágrimas sangrentadas, salidas del coraçón,

con entrañas abrasadas, con bozes atribuladas, demando a Dios confessión; dame lengua con que pueda dar descargo en tal conquista, merezca se me conceda lo que pido, porque pueda dezir y ver con la vista.

»Abre carrera y camino, mi Dios y mi entendimiento, como el pecado malino no me haga ser indino de ver tu merecimiento; que es la faz santa sagrada de tu rostro glorioso y gloria santificada, la qual tienen por morada tus sanctos y por reposo.

»Pues con vida me criaste, tenme fixa en tu gran fe,

gran Dios, que al mundo me echaste, pues de nada me formaste

y tan cara te costé; abre carrera, Señor, a mi torpe ceguedad, que estoy ciega del hervor del mundo, falso traidor, metida en escuridad. [A7r]

»Alumbra mi triste alma, que está metida en quebranto, sobreaguada, puesta en calma, goze de llevar la palma

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vulto santo, Rey bendito, Hijo de Dios glorioso, ruégote, Dios infinito, Tú le des un rinconcito do tenga vero reposo».

Viene un ángel a la Vida e dize.

«El Rey alto omnipotente ha escuchado tu oración y te manda expressamente que quieras en continente hazer fixa confessión; do con áspero gemir encarezcas tus pecados y a Dios los has de dezir con devoto arrepentir, los presentes y passados.

»Ten experta la atención y avisada la memoria con Dios en tu confessión y otorgarate perdón para llevarte a su gloria; no esté vergüença a tu lado, pon el ánima en govierno, que, por el menor pecado que no ovieres confessado, penarás en el infierno.

»Y pues siempre fueste airada y a Dios muy poco temiste, confiessa, no temas nada y d’Él serás perdonada de todo el mal que hiziste; haz de tus carnes despojos, pon en tierra tus rodillas y con açote de abrojos, llorando de los tus ojos, traspassa carne y costillas.

»Penétrente las entrañas, no temas ningún dolor, que, si lo temes, te engañas, que entonces más te enmarañas en el pecado y error;

pero sufre con cordura alegre tu coraçón

y mira con qué amargura, con qué dolor y tristura passó Dios por ti passión».

Confessión que haze la Vida.

«Yo, la más sola y errada, me confiesso a Ti, Señor,

y tu gracia me sea dada como acabe esta jornada do se perdone mi error; guíame por el sendero del camino celestial,

pues, siendo santo Cordero, padesciste en el madero por el linage humanal. [A7v]

»Con mi entendimiento errado en el mundo y su hervor

y en él siempre encenagado, te confiesso mi pecado, mi Dios y mi Redemptor; y gimiendo mi dolor con ansia grave, quexosa, me confiesso a Ti, Señor, aunque indigno y pecador y a tu Madre gloriosa.

»Y a sant Pedro y a sant Pablo con el ángel sant Miguel,

no me estorve lo que hablo el diabólico diablo,

como yo hable sin él; primeramente, pequé no hartarme en obrar males, mas antes perseveré

en el mundo y me ensuzié en los pecados mortales.

»Pequé en comer y bever y en contino mal obrar,

mas pequé en escarnescer, en reír y en mal hazer, en maldezir y jugar;

la sobervia en mí se envicia y la gula y sus cimientos, la luxuria y la cobdicia usé siempre y avaricia,

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huyendo los mandamientos. » Al pecar tuve destreza, sin mostralle covardía, a bien obrar, gran pereza, a mal hazer, ligereza, embidioso a quanto vía; tus mandamientos, Señor, de mí fueron olvidados, por do digo: só el mayor y malvado pecador

de quantos fueron formados. »Tus artículos de fe estuve en ellos tan ciego que jamás ninguno obré, mas dellos yo me aparté, siguiendo el mundo y su fuego; obras de misericordia

de mí fueron olvidadas, usando la vanagloria desta vida transitoria, prosiguiendo sus pisadas.

»Del tiempo que he [malgastado ofendiéndote, Señor,

merezca ser perdonado, no me juzgues condenado ni con ira ni furor;

no me condenes perdido por mis vicios temporales, mas mi yerro arrepentido merezca de ser guarido de las penas infernales. [A8r]

Rogativa que haze la Vida.

»Por el miércoles lumbroso que el falso Judas vendió tu sacro Cuerpo precioso y al falso pueblo dañoso, dándote paz, te entregó; Tú me quieras perdonar mis males, culpas y errores, como me pueda salvar y en tu fe perseverar, gran Señor de los señores.

»Do con dobladas passiones te llevaron los ingratos

dándote mil rempuxones, puñadas, palos, guinchones al juizio de Pilatos;

el qual te mandó poner en una cárcel cerrado, do empeçaste a padescer sin dever ni merecer, en una columna atado.

»Que merezca, aunque no digna, mi alma ser perdonada,

gran Señor, a quien se inclina toda la corte divina,

para lo qual fue criada; no mires a mis pecados, alúmbrame con tu luz, por los clavos encumbrados que tus manos, pies sagrados traspassaron en la cruz.

»Por la lançada sagrada que abrió tu santo costado, que es llave santificada que abrió la puerta cerrada de gloria y templo sagrado; abras la puerta, Señor, de clemencia y de piedad, como oigas mi clamor y alumbres mi mal y error de su torpe ceguedad.

Fin.

»Y no mires nuestro error, verdadero Dios y Hombre, pues con canto de dulçor te bendezimos, Señor, loando tu santo nombre; y mi alma, que en cadena está presa del pecado, aunque el pecar la encadena, Tú la reserva de pena, Hijo de Dios consagrado».

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[2]

LOORES Y ORACIÓN, TROBADA POR EL MESMO,

EN LOOR DE NUESTRA SEÑORA DEL

REPOSO Virgen Santa esclarecida, Reposo de los penados, antes santa que nascida, Amparo de la caída que nos tenía condenados; Sagrario santo precioso, donde Dios quiso encarnar por dar al mundo reposo y del Limbo tenebroso los santos Padres sacar.

Tú quieras, Reina del cielo, do cabe toda alabança,

darnos reposo y consuelo a los tristes que en el suelo bivimos en tu esperança y pues en Ti la tenemos e sin Ti somos perdidos, contigo gracia alcancemos, como siempre reposemos en la gloria los nacidos.

Tú, Salud de todos males, Lumbre de nuestra escureza, Reposo de los mortales, que de penas infernales salvaste nuestra flaqueza; Tú, de la hambre Hartura que el pecado nos causó, Tú, la que siempre procura dar reposo a la tristura del que más triste se vio.

Tú, la puerta imperial, eres Señora del cielo, Reposo y Salud del mal de todo qualquier mortal que te llama acá en el suelo;

eres Fontana manente de reposo de afligidos, eres Thálamo triumphante do reposa el más penante y do sanan los tollidos.

Eres Vaso donde está nuestra fe de amor precioso, que el que a Ti se ofrecerá de qualquier mal que terná reposa con tu reposo; Tú, Huerto do fue plantado el sacro Verbo Divino que quiso ser engendrado y en Ti, Virgen, encarnado por librarnos del Malino. [A9r]

Tú, la más merecedora, por do merecemos nos

llamarte siempre «Señora», Reposo y Remediadora del mundo y Madre de Dios; Tú, Reposo de do mana reposo de nuestra vida, Llave de la fe christiana, Reparo de la mançana por do Adam dio la caída.

Tú, la mesma en perfección, sin pecado ni manzilla,

Tú, Remedio y Salvación, Reposo y Consolación

de qualquier que se te humilla; eres tal que otra tal

ni nascerá ni es nascida, por do el linage humanal goza el reino celestial y Lucifer dio caída.

Tú destierras la tristeza con tu grande resplandor, Tú das sciencia a la rudeza, Tú das fuerças e firmeza al más triste pecador; Tú, Jazmín, Laurel florido, eres Reina soberana, santo Huerto florescido, Templo por Dios escogido,

(12)

Aurora de la mañana.

Tú, Reposo, Gozo y Gloria de la corte celestial,

Tú, el reposo y la victoria de aquél que tiene memoria de encomendarte su mal; eres la más soberana que fue ni será jamás, Flor nascida de santa Ana, Fontana de do nos mana el reposo que nos das.

Eres el cambio sagrado do cambian los coraçones los deste mundo cuitado, por do el más atribulado reposa de sus passiones; Tú, Perdón de los perdones de nuestras culpas y error, por quien todas las nasciones de todas tribulaciones

reposan de su dolor.

Tú, Reposo del más triste, Tú, Vida del más mortal, Tú, la que lo destruiste, a Lucifer y nos diste gran reposo a nuestro mal; Tú, Llave y Puerta del cielo, pura Luz del sol y luna, Claridad que alumbra el suelo, Gozo, Plazer y Consuelo, en el mundo sola una. [A9v]

Eres Escala por do escalamos vida y gloria, eres la que mereció ser más linda que nació, Madre de misericordia; eres suave Floresta do se recrean los santos, Perdón de la culpa nuestra, la medicina y maestra de nuestros males y plantos.

Eres Árbol fructuoso que esclaresce a la tristura,

eres un mar de Reposo, eres Jazmín oloroso, eres Valle de holgura; eres Lirio y Açucena del Huerto celestial, Tú, del cielo la Serena, Tú, Gloria de nuestra pena, Reposo de nuestro mal.

Tú, el desseo que dessea acrecentar nuestra fe,

por quien dezir bien se arrea: «Tota es pulchra, amica mea,

macula non est in te»;

Tú, la Virgen que desata con santa virginidad nuestro pecado y lo mata, Tú, ante secula creata, que nos diste libertad.

Tú, Virgen muy venerada del Omnipotente Padre,

de los santos adorada y de tu Hijo acatada por Esposa, Hija y Madre; Tú, la luna por estrado tienes so tus pies y falda, por pavellón consagrado tienes el cielo estrellado, el claro sol por guirnalda.

Tú tienes alderredor ángeles y seraphines

con todo el trono mayor, todos dándote loor, archángeles, cherubines; eres la que ha de rogar por nos, tristes pecadores, que nos quiera perdonar el día que ha de juzgar el Señor de los señores.

Y déveslo de hazer, Señora, Virgen María, porque el falso Lucifer no se huelgue en corromper las ánimas que Dios cría; pues notorio es le costaron

(13)

amarga y triste passión, quando con lança passaron sus entrañas y rajaron por medio su coraçón. [A10r]

Eres, Virgen, más hermosa que el lirio ni el açucena, la más alta y poderosa, por quien descansa y reposa nuestra trabajosa pena; por quien los tristes nascidos en este valle fragoso

nos cobramos de perdidos y assí fuemos redemidos con tu parto glorioso.

Do, Virgen, virgen quedastes, limpia, clara como el sol,

do os vestistes y estampastes de la gloria que engendrastes en vuestro santo crisol; engendrastes el saber de los cielos y la tierra, engendrastes el poder que destruyó a Lucifer, que nos dava triste guerra.

Engendrastes al reposo, do reposa nuestro mal, reposo tan glorioso, tan reposado y sabroso, que no se halla su igual; reposo por do reposa nuestra vida en esta vida, reposo de fe abundosa, que no te pedimos cosa que de Ti no es conçedida.

Reposo do reposó el alto Dios poderoso, reposo do se fraguó el que en la Cruz padesció por darnos a nos reposo; reposo de lo criado

y toda cosa criada, el qual reposó enclavado, açotado y maltratado en la Cruz santa sagrada.

Reposo dulce de miel de la fe que nos ha dado, al qual la gente cruel le dieron vinagre e hiel en una esponja esponjado; el qual, con todas las passiones que por nos quiso passar, le pusieron los sayones en medio de dos ladrones en el monte que es Calvar.

Ruego a Nuestra Señora.

El qual Dios, estando puesto en la cruz, Virgen y Madre,

con su rostro muy honesto, dixo: «No mires aquesto, perdónalos, Señor, Padre»; que queráis, Señora, Vós alcançar a nos perdón de vuestro Hijo, mi Dios, que passó passión por nos para darnos salvación. [A10v]

Por Aquél que en la Cruz puesto con boz alta dixo assí,

porque se cumpliesse el testo prophetizado ya puesto: «Helí, Helí, lama zabataní; ¡o, Dios mío!, ¡o, mi Dios!, ¿por qué me desamparaste?», no queráis, Señora, Vós desampararnos a nos, pues tu Hijo nos costaste. Por aquel Rey de verdad, que del mundo Señor es, Dios de toda humanidad, que en la cruz con humildad

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dixo: «Consumatum est»; al tiempo de mi morir os vea, Señora mía, como piense de subir a la gloria a residir con toda la hierachía.

Fin.

Y por aquestos dolores que, viéndole tal, sentiste, Virgen digna de loores, ruega que nuestros errores perdone, pues lo pariste e importúnale diziendo quán caros que le costamos y a tu ruego acudiremos, Virgen Santa y te diremos: «Salve, salve, ad te clamamus».

Deo gratias.

[3]

EL AUTOR A LOS LECTORES Discretos, nobles lectores, yo, el menor en tal dezir,

en esto os pido favores: goze de vuestros loores o alabança en mi escrevir; bien que ya sientan soy dino, en emienda en mi trobar remírense en el camino, no digan yo ser indino a tal obra publicar, la qual no supe apuntar.

Fue impressa esta obra en Sevilla, en casa de Bartholomé Pérez,

en el mes de junio. Año MDXXXIIIJ.

INFORMAZIONE BIBLIOGRAFICA: Carro Carbajal, I, pp. 590-591

BERNAL, Diego

[Portada orlada de cuatro grandes piezas y aratro suplementos; en las laterales hay escudos de armas.

Dentro, un gra bado y el título:] Nueuo vergel.| De oloroſas flores sembra | das por la

muerte dolori~| da. Y cogidas por la traba | joſa vida. [Adornitos tipográficos] |†††|.— [A lv: Introducción en prosa]

(1) [Alv-A8r] Dize la muerte:::: [Quintillas] ¶ Yo el cimiento de triſtura y dolor contra alegria

[Remate:] Deo Gratias. [Tres bandas tipográftcas]

(2) [A8v-A10v] ¶ Loores y oracion trobada por el | meſmo en loor de nueſtra ſeñora del repoſo. [Quintillas] [Grabado de

la Asunción]

Vlrgen ſanta eſclarecida repoſo de los penados

(15)

[Remate:] ¶ Deo Gratias.

(3) [Al0v] ¶ El autor a los lectores. [Son 11 versos: una quintilla

y 6 mds] [En los márgenes hay cuatro grandes cruces (dos a cada lado), formadas por cinco crucecitas más ñas]

¶ Diſcretos nobles lectores yo el menor en tal dezir

[Colofón:] ¶Fue impreſſa eſta obra en Seuilla:| en caſa de Bartholome Perez.|

en el mes de Junio. Año | M. D XXX.iiij. † Sevilla: Bartolomé Pérez, 1534.

4°., 10 h., Aii-Aiij-Aiiij-Av, sin reclamos, letra gótica, a dos columnas, menos la estrofa de «El autor a los lectores» , donde sólo es una y está centrada.

MADRID, Biblioteca Nacional: R-3973 RM 53

Fac.: Pliegos «Madrid», VI, n°. 189 y Castañeda y Alcover, Corona poética, pàgs.

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