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Confronto tra l'arrivo di Juan nell'osteria e di Laurencia nel consiglio degli uomini.

EL LABRADOR DE MÁS AIRE

2.7 Confronto tra l'arrivo di Juan nell'osteria e di Laurencia nel consiglio degli uomini.

Di seguito riportiamo due scene analoghe, Juan che entra nell'osteria per risvegliare la coscienza dei compagni e lottare contro il signore, (nella scena sono presenti soli uomini) e una Laurencia disfatta ma orgogliosamente vendicativa

36 Riquelme J., El teatro de Miguel Hernández, Instituto de Cultura Juan Gil Albert, Alicante, 1990,

pronta ad accendere gli animi degli astanti. La seconda riuscirà nell'impresa, mentre Juan rimane inascoltato e sembra che nessuno ritenga opportuno migliorare il proprio tenore di vita.

LABRADOR Cuadro II Acto III Escena IV (en taberna)

Dichos y JUAN LORENZO:

Juan, ¿entras en la partida? JUAN: No. LUCIO: ¿Bebes algo? JUAN: No bebo. 650 ROQUE: ¿Qué te pasa? JUAN: Nada nuevo. LÁZARO:

Echa un trago por tu vida, que yo mismo te lo pago. LUCIO:

¿Te lo pongo? JUAN:

Lo rehúso. LORENZO:

No creo que sea un abuso 655 ofrecerte, Juan, un trago.

JUAN:

Ofrecerlo no lo es, que no es obligarme, no; pero si aceptara yo

atendiendo otro interés 660 que no es ciertamente el mío, un abuso ya sería,

porque entonces torcería el querer de mi albedrío.

Y no lo puedo torcer 665 a un ofrecimiento tuyo,

porque siempre ha sido el suyo un poderoso querer.

LÁZARO: Tú te lo pierdes. JUAN:

Fuente Ovejuna Acto III escena I (Sale LAURENCIA, desmelenada) LAURENCIA:

Dejadme entrar, que bien puedo, en consejo de los hombres; 1715 que bien puede una mujer,

si no a dar voto, a dar voces. ¿Conocéisme?

E S T E B A N :

¡Santo Cielo! ¿No es mi hija? J U A N :

¿No conoces a Laurencia? L A U R E N C IA :

Vengo tal, 1720

que mi diferencia os pone en contingencia quién soy. E S T E B A N :

¡Hija mía!

L A U R E N C IA : No me nombres tu hija. E S T E B A N :

¿Porqué , mis ojos? ¿Por qué?

L A U R E N C IA :

Por muchas razones, 1725 y sean las principales:

porque dejas que me roben tiranos sin que me vengues, traidores sin que me cobres.

Aún no era yo de Frondoso, 1730 para que digas que tome,

como marido, venganza, que aquí por tu cuenta corre; que en tanto que de las bodas

no haya llegado la noche, 1735 del padre, y no del marido,

la obligación presupone;

que en tanto que no me entregan una joya, aunque la compren,

No creo perder nada en este caso, 670 que sólo pierdo a mi paso

lo que pierdo con deseo. Lo que no deseo, amigo, no existe para mi vida,

y doy por cosa perdida 675 la que quiero y no consigo.

ROQUE:

Vamos a beber los tres

por Juan. Lucio, trae más vino. LUCIO: ¿Del más fino? LÁZARO: Del más fino. LUCIO: ¿Una botella? LORENZO: Eso es. 680 JUAN:

Me entristece cuanto pasa: hace días merodea,

amenazando la aldea, el hambre casa por casa,

y la gente labradora 685 su protesta no levanta

como una sola garganta viva y amenazadora. LÁZARO:

Déjanos beber en paz. LORENZO:

No vuelvas al mismo asunto. 690 ROQUE:

No toques más ese punto y como nosotros haz. JUAN;

Me da rabia, me enfurece veros esperar el daño

como un paciente rebaño 695 que sólo el daño merece.

Es otro vuestro destino

en la tierra, hombres pacientes. Sacudid de vuestras frentes

esa pereza de vino. 700 Labradores castellanos,

enarbolad la cabeza desterrando la pereza del corazón y las manos.

En pie ante todo verdugo 705

las guardas ni los ladrones. Llevóme de vuestros ojos a su casa Fernán Gómez: la oveja al lobo dejáis

como cobardes pastores. 1745 ¿Qué dagas no vi en mí pecho?

¡Qué desatinos enormes, qué palabras, qué amenazas, y qué delitos atroces,

por rendir mi castidad 1750

a sus apetitos torpes! Mis cabellos, ¿no lo dicen? ¿No se ven aquí los golpes de la sangre y las señales?

¿Vosotros sois hombres nobles? 1755

¿Vosotros, padres y deudos? ¿Vosotros, que no se os rompen las entrañas de dolor,

de verme en tantos dolores?

Ovejas sois, bien lo dice 176 0 de Fuente Ovejuna el nombre.

Dadme unas armas a mí,

pues sois piedras, pues sois bronces, pues sois jaspes, pues sois tigres... Tigres no, porque feroces 1765 siguen quien roba sus hijos,

matando los cazadores antes que entren por el mar y por sus ondas se arrojen.

Liebres cobardes nacistes; 1770 bárbaros sois, no españoles

Gallinas, ¡vuestras mujeres sufrís que otros hombres gocen! Poneos ruecas en la cinta.

¿Para qué os ceñís estoques? 1775

¡Vive Dios, que he de trazar que solas mujeres cobren la honra destos tiranos, la sangre destos traidores,

y que os han de tirar piedras, 1780

hilanderas, maricones, amujerados, cobardes, y que mañana os adornen nuestras tocas y basquiñas,

y en pie ante toda cadena: no somos carne de arena, no somos carne de yugo. LORENZO:

No puedo hacer y no haré

nunca, Juan, lo que tú has hecho, 710

que tú saldrás del barbecho por haberte puesto en pie. LÁZARO:

Ya que viene un mal, que venga solo.

LUCIO:

Así discurro yo. ROQUE:

No confío nunca, no, 715 en que el mal remedio tenga. JUAN:

Os declaráis bajo el mal tan postrados y tan yertos,

que habláis lo mismo que muertos a los que todo da igual. 720 Y ante seres tan pasivos,

en mi corazón se entabla la cuestión de ver si habla con los muertos o los vivos.

Tan resignado, tan manso 725 vuestro triste cuerpo va,

que a mí me parecéis ya cadáveres sin descanso. Basta de resignación,

de pies y de manos presos. 730 ¿No tenéis alma en los huesos

ni sangre en el corazón? ¿Campará el pájaro malo, y tendréis siempre a su antojo sonrisas para su ojo 735

y espaldas para su palo? Cuerpo de hombre que se deja pisar, morir o matar,

al cuello debe llevar

el balido de la oveja. 740 Nadie se deje morir

mansa y silenciosamente, para que la humilde frenteno le vengan a escupir.

¿Por qué no lleváis dispuesta 745

solimanes y colores! 1785 A Frondoso quiere ya,

sin sentencia, sin pregones, colgar el Comendador del almena de una torre;

de todos hará lo mismo; 1790 y yo me huelgo, medio hombres, porque quede sin mujeres

esta villa honrada, y torne aquel siglo de amazonas,

eterno espanto del orbe. 1795

ESTEBAN:

Yo , hija, no soy de aquellos que permiten que los nombres con esos títulos viles.

Iré solo, si se pone

todo el mundo contra mí. 1800

JUAN:

Y yo, por más que me asombre la grandeza del contrario. REGIDOR:

Muramos todos. BARRILDO:

Descoge un lienzo al viento en un palo, y mueran estos inormes. 1805 JUAN:

¿Qué orden pensáis tener? MENGO:

Ir a matarle sin orden. Juntad el pueblo a una voz; que todos están conformes

en que los tiranos mueran. 1810 ESTEBAN:

Tomad espadas, lanzones, ballestas, chuzos y palos.

MENGO: ¡Los Reyes nuestros señores vivan! TODOS:

¡Vivan muchos años! MENGO:

¡Mueran tiranos traidores! 1815 TODOS :

¡Traidores tiranos mueran!

Vanse todos. Laurencia dirigiéndose a las mujeres

LAURENCIA:

contra cada villanía una hoz de rebeldía y un martillo de protesta?

¡A h, mujeres de la villa! ¡Acudid, porque se cobre vuestro honor, acudid todas! 1820

Le due scene sono molto simili: abbiamo un personaggio che irrompe in un luogo dove sono riuniti degli uomini per risvegliare le loro coscienze sopite e cercare un aiuto. L'arrivo di Laurencia nel consiglio degli uomini è ricco di pathos, in un primo momento non viene nemmeno riconosciuta per le violenze subite ma chiede, benché non abbia diritto di voto, di poter parlare. Così accusa gli uomini e il padre di non aver difeso la sua onorabilità: di non essersi opposti al suo rapimento e di averla lasciata immolare come un agnello, (ritroviamo il sacrificio di Cristo) senza l'intervento principalmente del padre, infine asserisce che se non si muoveranno gli uomini sarà lei a cercare la sua vendetta. Il consiglio si riprende dallo stupore con la decisione che tutto il paese si rechi a palazzo per ottenere vendetta e liberarsi dal padrone. L'ultimo esortazione è per le donne che sono invitate a combattere a loro volta.

La situazione è analoga a quella di Juan che irrompe nell'osteria dove gli uomini stanno, pigramente, passando la giornata tra il gioco delle carte e il vino. Gli viene proposto di unirsi a loro, ma rifiuta e cerca di risvegliare le loro coscienze riportandoli ai fatti del villaggio: c'è la fame, le tasse sono state alzate, e chi lavora non solleva una protesta corale, la stessa che richiede Laurencia, ma al contrario, gli amici gli rispondono di lasciarli bere in pace che tanto non faranno nulla, al contrario di Fuenteovejuna. Allora Juan solleva la testa e li accusa di non avere né anima né sangue e propone una falce di ribellione e un martello di protesta, chiaro riferimento al partito comunista. Scene simili ma con un finale diverso: in Hernández sicuramente ritroviamo un pessimismo di fondo che lo rende unico e attuale nel suo genere. Nel finale si può vedere anche qui un parallelismo con la morte di Cristo: la ricompensa di Alonso per aver ucciso Juan ricorda la vendita di Gesù a opera di Giuda, dopo di ché signore e villano si abbracciano per simboleggiare un male morale e sociale. Persone di classi sociali antagoniste si uniscono per uccidere un comune nemico che diventa un eroe dolente e aumenta il

comportamento negativo dei suoi nemici.37

In definitiva possiamo già vedere che la svolta nel dramma avviene circa nel atto secondo, quadro terzo, scena prima quando la madre di Juan, parlando con Antonina rivela le sue preoccupazioni per il figlio, che definisce non più “airoso”.

Trabja sin energía anda sin mover el aire al vuelo de su camisa como lo movia antes lleno de arrogancia fina38.

Non è caduta ai suoi piedi la bella figlia del signore, il signore stesso è il suo antagonista poiché ha aumentato le tasse ma nessuno degli amici sembra aver intenzione di ribellarsi seguendo quello che lui propone, soprattutto le ragazze del paese, vista la poca considerazione di Juan, rivolgono il loro amore agli altri compaesani. Il protagonista è sempre più solo, arrabbiato e insoddisfatto, la sua gagliardia, come afferma la madre, ha lasciato il posto a una insofferenza ovattata, all'arroganza di aver capito i suoi ideali.

37 Díez de Revenga, F. J. y Paco, M. de, El teatro de Miguel Hernández, Caja de Ahorros Provincial,

Murcia, 1981, pag. 179.