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Simposio Internacional en Soria sobre Interpretación de Conferencias - propuesta de traducción y análisis traductológico

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Academic year: 2021

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Corso di Laurea magistrale (ordinamento ex

D.M. 270/2004)

in Interpretariato e Traduzione Editoriale,

Settoriale

Tesi di Laurea Magistrale

Simposio Internacional en Soria sobre

Interpretación de Conferencias

Propuesta de traducción y análisis traductológico

Relatore

Ch.mo Prof. Luis Luque TORO

Laureanda

Valentina Bovo

Matricola 821769

Anno Accademico

2012 / 2013

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Índice

Página

Abstract 5

Introducción 6

Textos de partida

Simposio Internacional en Soria sobre Interpretación de Conferencias (SISIC)

Presentación de la teoría de la traducción, que debe servir de base de la enseñanza de la

interpretación. Mariano García-Landa 13

No preguntes qué digo sino qué estoy haciendo con lo que digo, el intérprete como mediador entre personas y no como regurgitador de enunciados. Sergio Viaggio 32

Propuesta de traducción

Simposio Internazionale di Soria sull’Interpretazione di Conferenza (SISIC)

Presentazione della teoria della traduzione, che deve servire da base all’insegnamento

dell’interpretazione. Mariano García-Landa 58

Non chiedermi cosa dico, ma cosa sto facendo con quel che dico. L’interprete come mediatore tra persone e non come rigurgitatore di enunciati. Sergio Viaggio 78

Comentario

Capítulo I. Comentario al Texto de Partida 106

I.1 ¿Cómo nace esta obra? 106

I.2 Aspecto y estructura del texto 107

I.3 Los conferenciantes 108

I.3.1 Mariano García Landa 108

I.3.1.1 …el habla traductora… 108

I.3.1.2 …la percepción y el mundillo… 110

I.3.2 Sergio Viaggio 112

I.3.2.1 …su aplicación práctica de la percepción landiana… 113

I.4 Tipología textual 115

I.5 Función del texto 116

I.6 El lector modelo 117

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Capítulo II. Aspectos del Texto de Llegada 118

II.1 Un estudio traductivo 118

II.1.1 ¿Qué es la traducción? 118

II.2 Léxico 121

II.2.1 Procedimientos de traducción 122

II.2.1.1 La transposición 125

II.2.1.2 La modulación 128

II.2.1.3 La omisión 132

II.2.1.4 La amplificación 133

II.2.1.5 Equivalencia versus adecuación 135

II.2.1.6 Extranjerización versus apropiación 140

Capítulo III. La fuerte carga de oralidad 142

III.1 ¿Qué implica la oralidad en un texto escrito? 142

III.2 Léxico 145

III.2.1 Palabras-comodín y muletillas 145

III.2.2 La derivación: la sufijación 148

III.2.2.1 Sufijos apreciativos 148

III.2.2.1.1 Diminutivos 149

III.2.2.1.2 Aumentativos 151

III.3 Sintaxis 152

III.3.1 El orden de las palabras 154

III.3.2 La construcción del “lo” no enfático 156

III.3.3 Las conjunciones paratácticas al comienzo de la oración 159

III.4 Pragmática 161

III.4.1 Los marcadores del discurso 161

Conclusiones 166

Glosario 172

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ABSTRACT

This thesis consists in the translation of two chapters of “Simposio Internacional en Soria sobre Interpretación de Conferencias”.

It is the transcription of a conference, which took place in April 1998.

Firstly, it involved not only an in-depth analysis of the Spanish grammatical structures and their correct translations, but also the need to prove the very Spanish version correctness.

Uncompleted sentences, reformulating sentences otherwise ungrammatical, coping with interjections with different origins, etc., were issues I had to deal with while reading the original text.

The prime aim of this translation is to render, in the target text, the same effect that the source text caused to its readers.

After the translation of the talks given by two prominent interpreters and modern theorists, Mr Mariano García Landa and Mr Sergio Viaggio, I will briefly analyse my translation choices through a comment divided into three chapters.

In the first one I will describe the source text, including type, function, register and target recipient.

In the second chapter, I will explain some of the different strategies adopted, favouring the idiomatic translation to the literal one, two opposed methods between which a translator can choose. Besides these two strategies, I will observe cases in which the transposition, the modulation, the equivalence and the adaptation, the omission and the amplification were used; to this end, I will compare the two texts from the lexical and syntactic point of view by giving some examples.

The third chapter is focused on the colloquial Spanish and some of the many aspects it includes: all-purposed words, derivation, order of words, paratactic elements at the beginning of a sentence and discourse markers.

On the one hand, our aim was to reveal the major obstacles one could find behind a seemingly simple text, due to the undeniable influence of the oral communication; on the other hand, it was trying to find the best perception in the target language.

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INTRODUCCIÓN

Siempre he sentido por las lenguas una gran debilidad y muchos, desde mi niñez, me decían que tenía una verdadera inclinación hacia éstas. Y eso fue lo que, a medida que crecía, me empujaba a acercarme cada vez más a esta materia. Así que, pese a un paréntesis de atolondramiento en el que me puse a trabajar durante unos años quedando arrinconado el aún no claro sueño dorado, por fin, hice de tripas corazón y empecé estudiar lenguas.

Mi interés y mi pasión por los idiomas crecían parejos, hasta llegar a querer especializarme en traducción e interpretación, aumentando mi conciencia sobre todos esos matices que pueden perderse al traducir, o bien sobre los cambios de sintaxis necesarios para lograr una buena equivalencia que a menudo, sin darse cuenta, se convierten en algo espontáneo, o también sobre las dificultades con las que hay que enfrentarse para sortear los más o menos evidentes escollos.

Por consiguiente, a lo largo de los últimos años, mis estudios me han llevado a dirigir mi atención hacia los obstáculos que conlleva la tarea del traductor y a reflexionar sobre las innumerables teorías que se han planteado sobre los problemas relacionados con la traducción; pero también la interpretación merece un enfoque especial, sobre todo si consideramos que todavía dicho ámbito no goza de la misma literatura que la traducción.

De ahí que, gracias a la generosa contribución de una profesora de la Universidad Ca’ Foscari, que me aconsejó y prestó la materia prima, he elegido un libro que trata el tema de la interpretación y sus problemáticas.

Precisamente, mi elección no fue casual, sino que entre todos los capítulos, y en cada uno se desarrollaba el tema de la conferencia desde un perspectiva muy fascinante e innovadora, los dos que decidí traducir son estrictamente ligados entre ellos ya que nacen de la colaboración de los dos ponentes, y proponen una visión, en mi opinión, muy vanguardista con respecto a la interpretación y a su enseñanza, respecto a las que conocía.

En esta introducción, explicaremos primero el punto de partida de nuestro trabajo, o sea intentando explicar a grandes rasgos el contenido del texto elegido y las dificultades que sus propias características pueden implicar. En segundo lugar, por supuesto, propondremos nuestra versión de traducción. En tercer lugar, detallaremos la estructura de nuestro comentario y describiremos el método traductor empleado. Finalmente, hablaremos de los materiales de los que nos hemos valido.

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El presente trabajo propone la traducción de dos capítulos del Simposio Internacional en Soria sobre Interpretación de Conferencias, la transcripción de una conferencia que la Universidad de Valladolid, Facultad de Traducción e Interpretación (Campus de Soria) albergó del 6 al 8 de abril de 1998.

Una de las motivaciones que nos ha animado a elegir este tipo de texto es el tema tratado, que nos compete muy de cerca a todos, tanto a los intérpretes profesionales como a los que queremos hacer de esta larga ruta una profesión: los problemas relacionados con la interpretación; y también el desafío que se nos pone, a la hora de traducir, debido a la obvia e indiscutible componente de oralidad, que nos abre una rama de la traducción bastante sutil que exige un nivel de interpretación más atento.

En efecto, como he dicho antes, el libro nace de la recogida de todas las ponencias que tuvieron lugar en ocasión de esa reunión científica de especialistas de reconocido prestigio en el ámbito internacional y, por supuesto, fueron orales – sin decirlo, la carga de expresividad y espontaneidad de sus intervenciones nos ha traído bastante de cabeza a la hora de pretender buscar el mismo efecto.

El primer capítulo se abre con las motivaciones que llevaron al nacimiento de esta obra, seguido por un comentario breve sobre el texto de partida.

Aquí describiremos primero su aspecto y estructura, prestando particular atención al tipo de texto en el que, tratándose de la transcripción de exposiciones orales improvisadas sobre una base de notas, se observará una fuerte presencia de oraciones agramaticales, proposiciones incompletas o, entre otras muchas faltas, interjecciones de orígenes diferentes.

Presentaremos, luego, a los conferenciantes que formularon las ponencias de las cuales hemos decidido proponer nuestra traducción, es decir las que han llevado a cabo dos grandes intérpretes y traductores, Mariano García Landa y Sergio Viaggio, que han aprovechado de sus experiencias de forma recíproca para desarrollar la teoría de la traducción aplicada a la enseñanza de la interpretación y, en particular, sobre la interpretación de conferencia.

Haremos una sumaria presentación de sus trabajos sobre la traducción y la interpretación, sus puntos de vistas y su contribución en este ámbito, porque esta tipología de texto no nos permite analizar, como se suele, el autor y sus obras anteriores, hacer un análisis contrastivo sobre su estilo, etc.

Después de haber establecido la variedad de traducción, se señalará el tipo textual, lo cual es mixto (como también el campo temático) pues, a pesar de ser técnico ya que

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8 pertenece a los textos sectoriales, tiene una fuerte carga enfática y expresiva debido a la poderosa oralidad; explicaremos, además, la función del texto, que se caracteriza por un contenido informativo muy elevado.

Identificaremos pues el receptor meta, no sólo en los profesionales comprometidos en este “mundillo” o en los estudiantes de la materia tratada, sino también en los más genéricos interlocutores que al menos conozcan las lenguas.

Acabaremos, entonces, señalando la presencia, por un lado, de un léxico técnico y específico perteneciente a un sector especializado y del registro formal, a veces áulico, típico de un discurso estructurado para una conferencia; y por otro, daremos una muestra de cómo esa formalidad se mezcla, de forma manifiesta, con los rasgos característicos del habla, por tanto informales, coloquiales e, incluso, argot.

En el segundo capítulo, se analizará al texto de llegada, o sea nuestra propuesta de traducción de los dos capítulos elegidos.

Antes de empezar con el análisis contrastivo, en primera instancia, reuniremos y sintetizaremos las teorías de la traducción que nos han servido de soporte para introducir de forma propia lo que es el trayecto que entendíamos recorrer y que refleja nuestra postura frente a dichas teorías, que se han formulado a lo largo de, al menos, el último siglo; en efecto, las primeras prácticas de esta profesión parecen remontarse a varios milenios antes de Cristo, desde luego los planteamientos teóricos que se han producido son innumerables.

Nos hemos basado, entonces, en las teorías más actuales, como las descritas por J.P.Vinay y J. Darbelnet, por G. Yebra y O. Paz, o bien por P. Newmark y E. Nida, entre otros.

Centraremos nuestro interés en la fidelidad al sentido y el respeto tanto de las normas culturales de la lengua de partida como de la de llegada, haciendo hincapié incluso en la finalidad comunicativa de la traducción, en su destinatario y en la finalidad real de la traducción.

En un principio, abordaremos la cuestión desde el ángulo del léxico, ejemplificando los procedimientos de traducción que hemos empleado.

A este propósito, podemos afirmar que nuestra estrategia de traducción se ha dirigido, en mayor medida, hacia la llamada traducción oblicua en lugar de la literal.

Analizaremos, poniendo unos de los ejemplos más representativos sacados del texto original, los casos en los que se ha recurrido a la técnica de la transposición, los que han

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requerido la modulación, o la amplificación y, finalmente, trataremos las propuestas dicotómicas de equivalencia/adecuación y de extranjerización/apropiación.

Cabe señalar que la identificación y clasificación de algunas de las técnicas a las que hemos recurrido han sido sucesivas a la formulación de las mismas. Se deduce, por esta razón, que una gran cantidad de cambios, ajustes sintácticos y reformulaciones varias de la lengua de partida a la lengua de llegada, se han producido de forma espontánea y natural, comportando en ocasiones un esfuerzo más en la fase de incorporación en cada categoría especifica.

En el párrafo dedicado a la transposición presentaremos algunos ejemplos.

Entre otros, se verán casos de transposición que implican un cambio de construcción, como la de ir+gerundio al uso de un locativo-existencial, o desde un verbo simple hacia una perífrasis verbal, de la construcción ir+a+infinitivo a un futuro de indicativo+adjetivo, o bien de una construcción marcada a una no marcada, o el traslado desde un verbo pronominal hacia un verbo no pronominal, el cambio de verbo a sustantivo, o la reformulación de una estructura gramatical de la lengua de partida que no existe en la lengua de llegada.

Por lo que atañe a la modulación, nos basaremos, por un lado en la clasificación propuesta por Vinay y Darbelnet y la perfeccionaremos, por otro lado, mediante la más amplia categorización de variedades ofrecida por Vázquez-Ayora.

Intentaremos poner ejemplos de los casos en que hemos aplicado esta técnica como el que ve una modulación de lo abstracto por lo concreto, el de la inversión del punto de vista, de una parte por otra, de la visión figurada a la visión directa, etc. e, incluso casos de generalización y de particularización.

Emplearemos esta técnica oblicua también para traducir expresiones fraseológicas o sintagmas verbales o preposicionales, debido a que éstas radican en mayor medida en los hábitos lingüístico-culturales.

Entre los procedimientos técnicos oblicuos que Vázquez-Ayora engloba entre los complementarios (amplificación, explicitación, omisión y compensación), daremos una muestra de los casos que hemos sometido al proceso de omisión, es decir algunos de esos casos que presentaban repeticiones, aclaraciones innecesarias, un uso redundante de interjecciones, etc.

Al contrario, en las proposiciones que necesitaban de una expansión del sentido de una categoría gramatical en su traslado desde el texto de partida hacia el texto de llegada para expresar la misma idea, ilustraremos como hemos implementado la técnica de la

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10 amplificación.

En el párrafo sucesivo, trataremos el concepto de equivalencia en oposición a la adecuación, basándonos en la distinción más al uso en el plano de la lengua. Haremos una distinción entre equivalencia formal y dinámica y seguiremos la evolución de sus definiciones, apreciando la óptica de varios autores. Veremos también unos segmentos de texto que han requerido la adopción de equivalentes acuñados.

Por último, presentaremos un caso en el que hemos recurrido a la extranjerización de Venuti, incluyendo una pequeña explicación.

El tercer capítulo engloba diferentes aspectos que están relacionados con la fuerte carga de oralidad que caracteriza el texto.

Explicaremos, primeramente, lo que implica la oralidad misma en un texto escrito y las dificultades que se presentan a la hora de trasladarla a otra lengua; y, en segundo lugar, organizaremos el comentario en otras tres partes.

En el párrafo que hemos denominado “léxico”, veremos unos ejemplos en que los ponentes de la conferencia han utilizado nombres, adjetivos o verbos que poseen un valor más genérico, empleados en lugar de otra palabras más especificas, o sea las llamadas las palabras-comodín y las muletillas.

Seguidamente, analizaremos un tipo de derivación que prevalece en los capítulos traducidos: la sufijación. Definiremos la tipología que nos atañe en mayor medida, es decir, los sufijos apreciativos que partiremos a su vez en diminutivos (-ito/-ita, -ín/-ina) y aumentativos (en nuestro caso –azo/-aza).

En “sintaxis”, se dará muestra de los cambios relacionados con el orden de las palabras en una lengua y otra, argumentando el hecho de que ambas lenguas pertenecen a las definida de “orden libre” y aclarando que no se trata de una libertad absoluta, sino que dichas lenguas gozan de unos márgenes de tolerancia más amplios.

El apartado que hemos destinado a la construcción del lo no enfático constará de una subdivisión ulterior. La mayoría de las construcciones analizadas pertenecen al tipo “individuativo” que definiremos y agruparemos en diferentes categoría, es decir la que se presenta en lo+que+oración, que dividimos en los ejemplos que llevan como traducción el pronombre demostrativo ciò y los que han preferido una traducción con el pronombre demostrativo quello/a. Acabaremos con un contraste dado por la construcción lo+único.

Finalmente, veremos como hemos hecho frente a las conjunciones paratácticas y e pero al comienzo de la oración.

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marcadores del discurso y se ejemplificaran los principales y más frecuentes en nuestros textos. Aquí, gracias a la amplia clasificación que nos han ofrecido Martín Zorraquino y Portolés, mediante la cual distinguen cinco tipos de marcadores y otros tantos subtipos, proporcionaremos uno o dos ejemplos de cada subtipo, esto es, de entre los “estructuradotes de la información”, los “conectores”, los “reformuladotes”, los “operadores argumentativos” y los “marcadores conversacionales”.

Al final acompañaremos este trabajo con algunas conclusiones donde comentaremos si hemos alcanzado el objetivo principal que no nos habíamos puesto, esto es, sacar a la luz los obstáculos que pueden ocultarse detrás de un texto aparentemente sencillo debido a una marcada influencia de oralidad y, por ende, averiguar la eficacia de las estrategias traductoras que se han empleado.

En el proceso de establecimiento de la estructura de nuestro análisis destaca una clasificación y explicación previa de las estrategias y de los métodos adoptados y el consiguiente estudio de éstos, lo que, de hecho, nos remanda al método inductivo.

En efecto, hemos aportado un sumario de las teorías de los mayores teóricos más al uso por cada categoría elegida y, luego, hemos aplicado dichas teorías a la práctica, demostrándolo a través de unos ejemplos. La derivación inductiva nos permitirá llegar a una conclusión que afecta de forma general a todos los ejemplos pertenecientes a la misma categoría.

Para desarrollar el presente trabajo hemos recurrido a manuales de traducción diversos, pero en mayor medida nos hemos basado en las teorías de Vinay y Darbelnet, consultando sobre todo su Stylistique comparée du français et de l’anglais, de Vázquez-Ayora, con su Introducción a la Traductología; pero también en las de García Yebra, en Teoría y práctica de la traducción e, incluso en los análisis propuestos en Traducción y Traductología, Introducción a la Traductología por Hurtado Albir, sin olvidarnos de otros grandes autores y teóricos como Nida, Newmark, Hatim y Mason y Octavio Paz, entre otros.

Estos estudios empíricos, sin duda, nos han resultado necesarios y beneficiosos. Al mismo modo, también el auxilio de los diccionarios como el Clave o el Diccionario de la Real Academia Española nos ha sido imprescindible.

Finalmente, en una época en la que la tecnología no deja de evolucionar y que nos ofrece unas herramientas que sólo unas décadas antes se soñaban, hemos podido disfrutar de los soportes en línea, ya fueran diccionarios o textos paralelos, o bien materiales didácticos.

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TEXTOS DE PARTIDA

SIMPOSIO INTERNACIONAL EN SORIA SOBRE INTERPRETACIÓN DE CONFERENCIAS (SISIC)

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PROPUESTA DE TRADUCCIÓN

SIMPOSIO INTERNAZIONALE DI SORIA SULL’INTERPRETAZIONE DI CONFERENZA (SISIC)

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PRESENTAZIONE DELLA TEORIA DELLA TRADUZIONE, CHE DEVE SERVIRE DA BASE ALL’INSEGNAMENTO DELL’INTERPRETAZIONE

Mariano García-Landa

[Sergio Viaggio]:

Mariano García Landa è, a mio modo di vedere, forse la mente più universale che si sia messa a riflettere sui problemi teorici della traduzione e dell’interpretazione. Uno di quei personaggi, dei quali ve ne sono oramai pochi, che sembra aver letto tutto, che sembra ricordarsi di tutto e che sembra esser capace di mettere in relazione tutto con tutto. Qualcosa di davvero esasperante. Quand’ero ancora agli inizi dei miei tartagliamenti prototeorici, mi trovai un bel giorno a leggere un articolo pubblicato nel Meta – sono trascorsi molti anni da allora – intitolato L’oralité de la traduction orale, di: Mariano García Landa. E sospettai che, con quel nome, norvegese non fosse! Alcuni anni più tardi, mi capitò di lavorare in Canada, e nel team c’era tale Mariano García Landa. Io mi scaraventai su di lui e gli chiesi: “Lei è il Mariano García Landa che dico io?”. E lo era. Lì iniziammo a chiacchierare e via dicendo, e la nostra amicizia cresceva man mano che imparavamo a capirci o, meglio, che io imparavo a capire lui. Perché il modello di Mariano, che è un modello a prima vista scabro, credo io, consente di farci carico della totalità del fenomeno in tutti gli aspetti pertinenti e universali, che è quanto una teoria deve fornire, da un lato. E dall’altro, oltre a ciò che per me ha iniziato a essere la bellezza estetica di un modello ben fatto, il modello è di un’applicazione pratica straordinaria, e di questo parlerò io nella seconda parte.

Mariano si caratterizza per due cose: una, la più immediatamente pertinente per noi, è che è il primo laureato in interpretazione della storia del pianeta, il primo autore di una tesi per il dottorato di ricerca alla ESIT, la Scuola di Parigi. E più mediatamente pertinente è che, inoltre, ha studiato filosofia a Gottinga. In questo modo, vanta una formazione filosofica classica tedesca che gli permette di collocarsi in cima a una torre di vedetta dalla quale può osservare tutti i fenomeni particolari con l’occhio d’aquila di colui che vede tutto, di colui che non si distrae con le provincie per vedere i continenti.

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[Mariano García Landa]

Salve, buon pomeriggio. Questo testo se l’è inventato lui, eh?! Non c’eravamo affatto messi d’accordo su quello che avrebbe detto. Sono idee sue. La sua relazione con la realtà è aleatoria. Dunque, vorrei iniziare dicendo che me ne sono andato a dormire un pochino al Parador, per essere riposato e, come sempre, ho schiacciato un bel pisolino, e mi ha svegliato per disgrazia, o per fortuna, alle quattro, una chiamata da Bruxelles: mi chiamava un cliente, un mio ottimo cliente, la compagnia aerea Sabena – mi conosce come interprete – mi chiamava un signore importante della compagnia, mi chiamava per – mi segno a che ora devo terminare – mi chiamava per offrirmi …per vedere se volevo essere direttore della scuola di piloti di Sabena. Eh?! Rimasi di sasso, ma per favore! ... “Perché io?” gli chiedo. “Tu parli diverse lingue.” “Sì, ok, eh sì, sì… i piloti devono parlare lingue, è utile, soprattutto l’inglese, e l’inglese aeronautico, ma, comunque, pilotare è un’altra cosa!” Vero? Ovvio. E riattaccai.

Un altro racconto simile, forse anche migliore, è quello di mia nipote. Ho una nipote a Bruxelles, che vuole studiare piano e se ne va al conservatorio e ritorna molto delusa, a dirmi: “Zio, sai cosa mi è successo? Nel conservatorio di pianoforte non ci sono professori di piano, sono tutti medici, fisiologi, anatomisti, perché dicono che, dal momento che il piano si suona con le mani, quello che dovevo apprendere io è la fisiologia e l’anatomia delle mani…” È una storiella inventata, ma è per far capire che la musica, anche se per suonarla c’è bisogno di due mani, non ha nulla a che vedere con la fisiologia delle mani.

Nell’interpretazione succede la stessa cosa. Per interpretare bisogna avere come minimo due lingue: la lingua di quello che parla e la lingua in cui io parlo, ma l’interpretazione non ha nulla a che vedere con le lingue. L’interpretazione è un’altra cosa, sebbene sia necessario avere due mani, voglio dire due lingue, per suonarla, e questo è quello che si deve tener presente in qualsiasi tipo di scuola. Vale a dire, le scuole create per interpreti, come la Scuola di Ginevra o la Scuola di Parigi, la Scuola di Washington, i professori sono interpreti, Mmh? Dato che non ha nulla a che vedere con lingue, ma con l’interpretariato, c’è bisogno di esperti in interpretazione. Mentre le scuole create su decisione dei Governi, federali o regionali, si basano sul vecchio errore che interpretare o tradurre abbia qualcosa a che vedere con le lingue e mettono come docenti professori di filologia o di linguistica. Questo è un errore gravissimo. Le scuole e facoltà di interpretazione devono avere come professori – questa è una condizione necessaria – devono avere come professori degli interpreti. Tuttavia non è una condizione sufficiente. Non è sufficiente che siano interpreti. Devono essere interpreti che conoscono la teoria

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60 della traduzione e interpretazione e che sono in grado di insegnare, bene o male. Poiché anche nelle scuole serie, ovvero dove i professori sono interpreti, gli interpreti a volte commettono gravissimi errori come, per esempio, per insegnare la consecutiva, ci sono scuole – che non nominerò, ma non in Spagna, e non le conosco – dove il professore, cosiddetto professore di consecutiva è un signore che viene, un interprete, ma che si è comprato un giornale nella metro prima di arrivare a lezione, e legge un articolo del giornale per insegnare consecutiva. Questo è un crimine, non si può fare così; questa professione è l’oralità, parlare. È chiaro che conviene terminare le lezioni di consecutiva con la traduzione di testi, perché può succedere. Ma questo è per farvi capire la mia affermazione secondo cui i professori delle scuole debbano essere interpreti: condizione necessaria, ma non sufficiente, posto che l’interpretazione non ha nulla a che fare con le lingue.

Bene, questo, che si dice con frequenza, io ho intenzione di dimostrarlo. La fine della mia teoria della traduzione, di questa, che esporremo qui, sarà questa dimostrazione, e se me ne dovessi scordare, ricordatemelo. Cioè, il fatto di credere che l’interpretazione abbia in qualche modo a che vedere con le lingue è un errore, o meglio, è una convinzione. Immagino che molti di voi ricorderanno il libricino tanto, tanto carino che scrisse Ortega y Gasset molto tempo fa su idee e credenze. Le idee sono cose che si pensano, sono cose individuali, il prodotto di un raziocinio. Le credenze sono cose nelle quali uno vive o, come dice lui, Ortega, “nelle quali uno si trova”. Uno si trova nella convinzione. E fa un esempio: io, quando esco la mattina, io vivo nel credo che il suolo mi supporterà, che ci sarà il suolo, che non affonderò, che non è acqua… no, non lo razionalizzo. Viviamo nelle convinzioni. E una vecchia convinzione trasmessa dalla conversazione quotidiana, in cui nasciamo, in cui muoriamo, è che traduzione e interpretazione riguardano in qualche modo le lingue. È un errore. La scienza consiste – anche prima credevamo che il sole, … che era una piccola biglia di fuoco che si levava dall’Oriente e scompariva dietro le montagne dell’Occidente, finchè la scienza non ci mostrò che era il contrario: siamo noi a essere la biglia.

Vale a dire che la missione della teoria della traduzione consisterà nel demolire questa convinzione aprendo il passo a una scienza che sia capace di sostenere una pedagogia dell’interpretazione, in modo tale che le scuole e facoltà del… stavo per dire del futuro, no, di domani, non avete più scuse per non organizzarvi bene e per evitare il fallimento delle facoltà spagnole quando, lo scorso autunno, vennero dei rappresentanti del Servizio di Interpretazione della Commissione Europea a esaminare i neolaureati in

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interpretariato e ne promuovettero solo il sei percento. E oltretutto fu letterale perché si presentarono cento laureati e solo sei passarono l’esame. Quando succede questo, a me sembra francamente scandaloso. Credo che qualcuno debba prendere una decisione. Non c’è da riflettere, il momento della riflessione è già passato. Deve prendere una decisione in questo senso.

Tuttavia, dopo queste parole così dure, voglio aggiungere che è comprensibile che si commetta questo tipo di errore posto che la nostra professione, nonostante sia molto antica, come ha detto il nostro collega Wadi Keiser questa mattina, è, dall’altro lato, nella sua forma di interpretazione simultanea, molto moderna.

Perché… gli interpreti ci sono sempre stati: i faraoni avevano interpreti, i persiani avevano interpreti e, durante il Medioevo, ci sono sempre stati interpreti che, curiosamente, e vi sono molte parole … qui c’è un autore, italiano, che ha scritto un libretto carino sulla traduzione in generale, Gian Franco Foleno, e da lì ho copiato quelle pagine in cui parla dei termini di interprete nel corso del Medioevo: niente meno che… beh: ermeneuti in Grecia – questa è l’origine – e, a Roma, nei mercati di Roma, verso la fine della Repubblica, dei mercanti greci vengono a vendere i loro prodotti – nei mercati si usciva la mattina, a passeggiare, nella Roma repubblicana – e c’erano bancarelle con greci che vendevano i loro prodotti… e avevano bisogno di un mediatore per i prezzi, per negoziare il possibile contratto di compravendita. E questo lo si chiamava con il nome inter-pretium, ossia colui che media tra i prezzi. Evidentemente questo signore era un mediatore bilingue. Si mantenne la parola interpretium per interprete-interpres per il semplice mediatore bilingue, qualunque fosse la transazione. Questa è l’origine, e lo proietto qui1 nonostante vari colleghi abbiano messo in dubbio questa mia interpretazione dell’origine della parola interprete, e io gli dico da dove li ho tirati fuori.

Tuttavia, durante tutto il Medioevo, c’è una parola dominante, è turgumán, che deriva niente meno che dalla lingua sumera, la lingua di quel popolo che inventò la civilizzazione, ossia l’arte di vivere in città, l’agricoltura, nella rivoluzione neolitica e che è ha preso a ripetersi: passò alla lingua accadica e poi all’arabo. In ebraico si dice meturguemán, ed è rimasta nel dragoman inglese. Gli inglesi del XIX secolo, nei loro viaggi in India, Africa, non avevano bisogno di un interprete, ma di una specie di Agenzia Cook, il predecessore dell’agenzia Cook, cioè il signore che risolveva loro tutti i problemi in cui incorrevano quando giungevano presso quei popoli sconosciuti, il dragoman. E c’è

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62 un’altra origine, la parola tolmetsch, che sembra provenire dal turco, che diede luogo alla versione tedesca di Dolmetscher.

È molto antica la professione. Ma, in realtà, è molto moderna, poiché così come esiste oggigiorno, socialmente, sociologicamente, è una professione ultramoderna, dal momento che, nella sua forma di interpretazione simultanea, nasce, come voi sapete, dopo la Seconda Guerra Mondiale, a Norimberga. Son passati cinquant’anni e, cosa sono cinquant’anni nell’orologio della storia? I medici e gli avvocati hanno dovuto aspettare più di due millenni perché la loro professione si insegnasse come scienza nelle università. Fino agli inizi del XIX secolo non si insegna né la medicina né l’avvocatura nelle università. Iniziò la Germania e a seguire tutta l’Europa, il che vuol dire che se gli interpreti, nella nuova professione, hanno bisogno di cinquant’anni, è comprensibile.

Ebbene, le scienze sociali non sono come le scienze fisiche. Uno scopre cose rare che attraversano i confini dell’universo visibile o i geni, cose molto piccole che stanno da quelle parti. Io credo che le scienze sociali si occupino di cose che facciamo tutti i giorni, ma che non comprendiamo. Tutti i giorni interpretiamo, noi interpreti e traduttori, e abbiamo un’impressione di ciò che è la nostra professione. Di questa esperienza di vita, di questa esperienza pratica dell’uomo, su cui deve basarsi la teoria. E l’esperienza, l’esperienza di traduttori e interpreti è stata – questa mattina lo ha detto Wadi Keiser e lo vedrete ovunque - : l’interprete interpreta messaggi, non parole. È la famosa frase, tutti i traduttori hanno detto, quelli che hanno voluto lasciare un segno, lo hanno ripetuto nel corso dei secoli, la famosa frase di San Girolamo, colui che tradusse la Bibbia, e che diceva: “non si traduce parola per parola, ma si estrae il senso dal senso”, salvo, bisogna aggiungere, per la traduzione della Bibbia, che dev’essere totalmente letterale.

Questo corrisponde all’esperienza dei traduttori e degli interpreti. In ogni caso, per sapere di cosa stiamo parlando, per essere sicuri che questa frase generale non sia casuale, andiamo a porre un esempio molto concreto. Se mi chiedessero: “Senti, come si dice kickoff in spagnolo? Io, come interprete professionista direi: questo non si traduce, perché non traduciamo mai parole isolate. Io ti posso dare un equivalente del dizionario, uno, due o tre, perché tutte le parole sono polisemiche, però non si traduce. Le parole isolate non hanno vita, vis et potestatem, come dicevano i giuristi latini. Vale a dire, io, traduzione, no. La parola deve perciò trovarsi, se qualcuno la impiega, in un atto linguistico reale (o, come si era soliti dire prima della mia teoria, in un contesto, ossia, noi diciamo, in un atto del parlare). Questo è un atto linguistico, questa è il frontespizio, il frontespizio di un

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documento2. Qui, in questo contesto, esce la parola kickoff; qui la parola kickoff non è più una parola morta, è bensì una parola carica del senso della situazione e del contesto, è piena di vita. Qui interviene il traduttore. Questo è ciò che il traduttore addenta. Qui lavora l’interprete cogliendo il senso in questo contesto.

L’interprete non perderà mai tempo, salvo i principianti, cercando di trovare una traduzione esatta della parola kickoff. Kick può essere tirare calci e off è qualcosa che se ne va. E i principianti o quelli che non sanno ancora tradurre s’incaponiscono nel cercare qualcosa di perfettamente equivalente. Non importa. Non è necessario tradurre. Non si chiede all’interprete che traduca ciò. Questo si può tradurre con “una riunione iniziale o inaugurale”… noi che conosciamo l’inglese, sappiamo al volo che kickoff vuol dire dare un calcio a un pallone da calcio, in determinate situazioni, affinché inizi la partita. Valga da esempio, in quanto non si traducono parole, bensì solamente il senso. Questa è l’esperienza della traduzione, l’esperienza millenaria. Tutti i traduttori che hanno scritto sulla traduzione, da Cicerone a Valéry Larbaud, che ha scritto alcuni magnifici paragrafi su ciò che è la traduzione. Questa è un’esperienza millenaria e, tuttavia, non ha mai trovato il modo per esprimersi sotto forma di scienza.

Ora sì. E sono stati gli interpreti, non i traduttori, quelli che hanno trovato il modo di esprimere questo in maniera scientifica. Vi spiegherò un po’ la teoria della traduzione, così com’è stata scoperta, per la prima volta nella storia, da interpreti. La prima versione, formula, è quella di Danitsa Seleskovitch (io ho scritto il nome così come si deve pronunciare3; si scrive Danica, c, a, ma la pronuncia è questa, Danitsa Seleskovitch). Danica Seleskovitch, che creò la Scuola di Parigi e in seguito il seminario di dottorato all’interno della scuola stessa, è quella che propone questa teoria che fui io a battezzare, in un articolo in francese, la teoria del senso, théorie du sens. In realtà lei raccoglie l’esperienza millenaria che l’interprete vive in modo molto più diretto, no? Il fatto che traduciamo messaggi e diménticati delle parole!… le parole le abbandoni, ti si crea nella mente l’idea di ciò che sta dicendo questo signore e tu lo dici nella tua lingua, ma in quel momento le parole sono già scomparse.

Questo è il grande insegnamento di Danica Seleskovitch, che inizia a pubblicare i suoi libri nel 1968. Lei parla sempre del vouloir dire, ciò che la gente vuol dire. E la verità è che io ho assistito al suo seminario per fare la mia tesi di dottorato, e sono rimasto sempre pieno di ammirazione nel vedere con quale esattezza e dettaglio Danica

2

Vedi nota precedente. 3Vedi nota numero 1.

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64 Seleskovitch distingueva sempre, in ciascun caso concreto, ciò che è senso e ciò che è della lingua. Per esempio, noi interpreti facciamo molta fatica a tradurre nomi propri. “Diamo la parola al signor Misbumbaschián…” E chi è? Perché? Perché non c’è senso. È pura lingua. Cioè, bisogna captare esattamente i fonemi ed è molto difficile captare fonemi quando non c’è senso di fondo.

Danica Seleskovitch! Ho imparato grazie a lei – cioè, non so se ho imparato tutto – ma ho comunque sempre ammirato tale precisione nel dettaglio della differenza sensazionale tra il senso, che è la vita, la gente che parla, in una situazione discorsiva, e ciò che è la lingua. Eppure, Danica Seleskovitch non è riuscita a esprimere questa visione in maniera scientifica, ossia accettabile dalle università.

Da qui esce la seconda ondata di interpreti che scrivono a proposito della traduzione, l’ondata scientifica degli anni settanta e ottanta, della quale Daniel Gile, che ha pubblicato diversi libri, è il maggior esponente. Questa ondata scientifica – la chiamo così perché criticò, e tutta la critica non solo è sana, bensì necessaria e imprescindibile nella scienza – criticò l’opera della Seleskovitch e il gruppo della Seleskovitch, al quale io appartenevo, proprio perché riteneva che non fosse scientifica. Loro hanno pubblicato tutta una serie di libri che sono “scientifici”, e indubbiamente hanno scoperto aspetti molto interessanti, ma sempre molto parziali.

L’errore di questa ondata scientifica è doppio: da un lato, criticando la Scuola del Senso, per aver commesso il peccato di non essere scientifica, non hanno mai voluto accettare nei loro libri e testi questa esperienza millenaria degli interpreti. Non hanno voluto utilizzare la parola senso né accettare questa spiegazione. Non accettando ciò, gli mancava l’essenziale. Salvo che, come io ho dimostrato in vari articoli, e cito la pagina, Daniel Gile, in realtà, sta esprimendo l’idea del senso indirettamente e senza rendersene conto perché è inevitabile. L’idea che l’interprete traduca sensi e non parole è inevitabile. Questo è il loro errore. E il secondo errore, sebbene nel complesso il loro contributo sia stato molto favorevole, è credere che l’operazione del tradurre o interpretare possa essere oggetto di una scienza stile fisica, chimica, medica, biologica. L’idea che studiando il cervello qualcuno un giorno scoprirà… - loro parlano della scatola nera – loro, alcuni di loro credono che l’operazione di interpretare, ovvero tradurre, sia qualcosa che si fa con il cervello. Certo, ci vogliono due mani, ci vogliono due piedi, ci vuole un cervello, ma non ha nulla a che vedere con questo. La loro idea è che forse studiando il cervello si possa scoprire un giorno come funziona. È la seconda critica che gli faccio. Ma, tutto considerato, il loro contributo è molto positivo.

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E qui interviene la nostra teoria, la teoria mia e di Sergio4 - non dirò che è solo mia per non essere l’unico ad accollarsi la responsabilità – che è quella di considerarci eredi di quelle due scuole di pensiero, la Scuola del Senso, che raccoglie l’esperienza millenaria della professione, e la Scuola che vuole… che ha la pretesa di creare qualcosa di scientifico, ma “non, vi prego, di scienze naturali, ma di scienze sociali!” Poco tempo fa, una professoressa dell’Università di Bergen, Sandra Halverson – voi leggete il nome da lì? Si sente adesso in fondo alla sala?

[Fine del nastro]

Ora vi do la citazione bibliografica: nella rivista Target, è una delle molte riviste che si occupano di teoria dell’interpretazione. Target, molto seria. Con il titolo di El concepto de equivalencia en los estudios de traducción. È un articolo interessantissimo nel quale questa professoressa norvegese esamina la posizione di ciò che, secondo lei, sono le due scuole principali della teoria dell’interpretazione, vale a dire, la scuola scientifica e poi la scuola di un professore dell’Università di Tel-Aviv che si chiama Gideon Toury. E lei critica queste due scuole e le dichiara praticamente nulle in quanto entrambe sbagliano nello spiegare il concetto di equivalenza nella traduzione.

A farla breve, dice, “gli scienziati, in realtà, non riescono a spiegare l’equivalenza e la scuola di Gideon Toury” – che non dovrei citare in un contesto di interpreti perché è una teoria letteraria, della traduzione letteraria, e che consiste nel dire che la traduzione non si può spiegare, ma che l’unica cosa che si deve spiegare a la ricezione dei testi letterari in un determinato momento della cultura di un paese -. Vale a dire che la conclusione di Sandra Halverson è che queste due teorie hanno fallito.

E questo mi porta a formulare quali sono le due condizioni che deve soddisfare una teoria o scienza della traduzione e dell’interpretazione per essere presa sul serio. Una è: deve rispondere alla domanda “com’è possibile interpretare?” e la seconda domanda alla quale deve rispondere è “come spiega lei l’equivalenza?” E dimostrerò, o proverò a dimostrare, che la teoria che vi presento risponde a queste due domande.

La prima è “come si spiega la traduzione?”. Osservate un momento con me: se vi fate del linguaggio l’idea che le teorie linguistiche propongono, tradurre è impossibile. Posto che le teorie linguistiche non presentano un sistema, di segni, linguistici, ognuno dei quali ha un significato semantico valido all’interno di un sistema semantico. Cioè, è la visione di Ferdinand de Saussure, che si è imposta nel XX secolo per spiegarlo. Se questa

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66 fosse l’unica visione del linguaggio, non si potrebbe tradurre, non si potrebbe spiegare, e non si potrebbe tradurre se fosse la realtà… Per fortuna la realtà è molto più complicata! Ovvero, il sistema di segni – vi svelerò un segreto: il sistema di segni che chiamiamo lingua non esiste nella realtà della vita. L’unica cosa che esiste è che la gente parla, che è un fenomeno sociale. E studiando, da quando fu inventata la scrittura circa ottomila anni fa, in Sumero, possiamo vedere i segni, e questo ci ha permesso di estrarre la grammatica e scoprire che, curiosamente, i segni si costruiscono nelle frasi rispettando certe regole. Questa è la visione… Ma ciò non esiste, l’unica cosa ad esistere è che la gente parla. Per esempio, quando gli europei scoprirono le Americhe, alcuni curiosi, quasi sempre gesuiti, iniziarono ad andare a vivere con gli indigeni, con le popolazioni locali, e ad apprendere la lingua. E cosa fecero? Liste di parole e una serie di regole sintattiche: prima si mette il verbo, poi il soggetto o prima si mette l’oggetto, ecc. Ma questa è un’osservazione che si fa a posteriori della realtà della lingua. Le lingue, in senso stretto, non esistono. Ciò che esiste è il parlare.

Se esistessero solo le lingue, non si potrebbe spiegare il tradurre dal momento che ogni segno avrebbe un significato totale, assoluto, all’interno del sistema semantico, e sarebbe inseparabile da quel significato. Dunque, non si potrebbe tradurre perché non si potrebbe separare il senso dalla parola, che è ciò che accade in molti casi. Per esempio, in spagnolo non c’è modo di dare una traduzione convincente delle parole inglesi software e hardware. Noi interpreti ci sforziamo nel dire per software, “programmi informatici” o qualsiasi cosa simile; visto che ci pagano per tradurre, bisogna tradurre; oppure per hardware, diciamo semplicemente “le macchine”. Nella pausa caffè i delegati vengono a dirci: “Non sforzatevi se noi diciamo software e hardware!” Cioè, la parola software è così legata al suo significato che è inseparabile, e perciò non si può tradurre! In altre parole, se questa fosse l’unica spiegazione delle lingue, non potremmo tradurre poiché si dovrebbero ripetere letteralmente tutte le parole nell’originale, che è quanto accade in alcuni casi.

Questa, dunque, non è la vera spiegazione. Il ragionamento è il contrario, consiste nel dire: se è un dato di fatto che la traduzione esiste, ciò vuol dire che la spiegazione del linguaggio mediante i sistemi saussuriani non rappresenta totalmente la verità. E come diceva Hegel, “la verità è nel tutto”, Nur das Ganze ist das Wahre. Il che significa, la visione del linguaggio che crea la teoria della traduzione è che, poiché la traduzione è possibile, ciò vuol dire che le parole, quando si trovano nel dizionario, non hanno un significato semantico definito, bensì hanno una possibilità, un nucleo, e che si trasforma in

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senso solo quando qualcuno le impiega in un atto linguistico. Ovvero, la verità del linguaggio si trova nel parlare e non nella lingua.

Con questo preambolo, vi spiego finalmente – che sarebbe ora –, quella che è la teoria della traduzione. Vedete, la teoria della traduzione è molto facile da riassumere in una parola: tradurre è parlare. Sembra semplice, ma a me questo è costato quattordici anni di riflessione, finché alla fine del percorso ho scoperto quello che sto dicendo: tradurre è parlare. Questa è la verità della traduzione. Qualsiasi traduzione è un parlare, ma non per dire ciò che voglio dire ma per dire ciò che un’altra persona vuole dire, il cui dire, con la sua volontà, l’intenzione, faccio mio e vado a ridirlo nell’altra lingua. Tradurre è parlare per ridire ciò che è già stato detto. Il “già detto”, le déjà dit, è il famoso senso dell’esperienza millenaria che, in questa teoria, e questo è completamente rivoluzionario, si presenta come una percezione. La teoria costruisce dunque un modello dell’atto linguistico che spiega come gli esseri umani, in una transazione sociale, regolamentata da norme sociali, utilizzano il sistema di segni al fine di creare messaggi che producono una percezione all’interno della quale i messaggi stessi vengono compresi. Questa è una visione del linguaggio così rivoluzionaria che può venire in mente solo a un rivoluzionario come il russo Pavlov, che è l’autore di questa visione del linguaggio come sistema percettivo, sociale, della specie Homo Sapiens. Dunque, la teoria della traduzione che presentiamo è caratterizzata da questo. L’idea del modello dell’atto linguistico, considerato che tradurre è parlare, lo studio della traduzione ci permette di conoscere a fondo ciò che è il parlare, e questo ci permetterà di costruire un modello linguistico generale.

E il senso dell’esperienza è una percezione. Ma non, ovviamente, una percezione naturale, come può essere la vista, l’udito, il sistema percettivo primario che condividiamo con gli animali superiori, bensì una percezione sociale, una percezione che è quella che ha creato la specie Homo Sapiens. E se la specie Homo Sapiens nel corso dell’evoluzione si è divisa e ha creato un pianeta a parte, ciò si deve al fatto che inventò, per caso, o forse no, nel corso di due o tre millenni o milioni di anni forse, un sistema percettivo di secondo grado con il quale si possono creare, inventare percezioni di cose che non esistono. Noi esseri umani viviamo in un mondo che è pieno, per il novantanove percento, di cose che non esistono… nella realtà naturale, per esempio i numeri. Voi avete mai visto un otto passeggiare per strada? Tutti i numeri sono un’invenzione umana. Tutte le scienze creano percezioni secondarie di cose che non esistono nella realtà. La scienza ha la missione di utilizzare questo strumento percettivo, sempre sociale, per creare percezioni che assomiglino molto a quanto accade nella realtà. Ciò che si ottiene, alla fine di varie

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68 generazioni, modificando i testi e le frasi, inventando modi di scrivere per poter vedere la realtà, occulta la semplice percezione naturale.

Dunque, molto bene, questa è la percezione linguistica… bene, il mio collega mi fa pressione…

SV: [omissione] Ortega, per esempio…

L’ho saltato, perché non ho tempo. Bene, vediamo, passami prima la percezione… la precedente, la nove. Parliamo della percezione che in questa teoria chiamiamo “la percezione parlistica”, creando una parola che prima non esisteva, e l’interprete5 inventerà la parola, è neologismo corrispondente, no, la naturale… la nove6. Percezione “parlistica”: io non volevo chiamarla percezione linguistica non perché avessi qualcosa contro la lingua, ma come spiegazione teorica. Per me l’essenziale è il parlare, l’atto del parlare. Non esisteva una parola ma, in fin dei conti, lo spagnolo è una lingua indoeuropea. Nelle lingue indoeuropee, come i greci e i tedeschi, che ogni giorno dimostrano che si possono e si devono inventare parole, e questo è il mistero del linguaggio, inventare parole che ci permettano di vedere la realtà in un’altra maniera…

Bene, la percezione naturale è il modello delle scienze naturali da Cartesio a Kant. La filosofia classica europea è una filosofia della conoscenza, che si basa su questo modello che appariva già nella Diottrica di Cartesio, per esempio: tutti i disegnini che faceva Cartesio per spiegare come entrano i raggi di luce e come vengono percepiti, e che ci sono immagini capovolte, che vengono proiettate, tutto analizzando gli occhi delle vacche morte, ecc. È stato scritto moltissimo sulla percezione naturale, ma credo ci siano due cose da dire per definire l’essenza di ciò che è la percezione naturale, e le dirò perché saranno molto utili per la percezione “parlistica”, due cose. La percezione naturale è una rappresentazione mentale accompagnata dalla conoscenza conscia o inconscia del fatto che è causata da un oggetto esterno. A differenza delle immagini oniriche, quando vedo qualcosa, so automaticamente, senza pensarci, cos’è quello che… questi posti a sedere che io vedo… si stanno producendo nel mio cervello delle rappresentazioni mentali. Oggi vi è un’accesa discussione, nella scienza cognitiva, volta a capire se si deve o si può affermare che sono immagini e da quale punto di vista e come. Tuttavia “rappresentazione mentale” è un termine abbastanza accettato da tutti; ma sempre accompagnato dal fatto che esiste una causa esterna.

5  Si riferisce a quelli che interpretavano simultaneamente l’intervento. 6  Vedi nota precedente.

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E il secondo principio che si può e deve dichiarare a proposito della percezione naturale è il principio dell’identità percettiva.

Nel senso che tutti viviamo in un mondo, noi e i nostri cugini scimpanzé, viviamo ognuno percependo la stessa realtà e tutte queste percezioni sono identiche. Ciò che voi state percependo qui sullo schermo, se potessimo aprire i crani e vedere il cinema mentale, vedreste che l’immagine di tutti voi è la stessa; almeno questo non si potrà mai dimostrare, ma tutti lo credono. E se non si può mai dimostrare nella percezione naturale, perché vogliono che lo dimostriamo nell’identità che si produce nella traduzione? Ci chiedono, nella percezione parlistica, ci chiedono di dimostrarlo – e si parla e si discute. Loro, erroneamente, lo chiamano equivalenza. E dimostrerò a voi che è perfettamente possibile e che esiste l’identità, non l’equivalenza, l’identità! Cosa che a tutt’oggi nessuno ha potuto dimostrare nella percezione naturale. È una convinzione ed è una deduzione abbastanza plausibile.

Bene, e adesso passiamo alla successiva, nella percezione naturale vediamo un essere umano, chiamato da sempre soggetto della conoscenza, in opposizione a un oggetto, chiamato oggetto della conoscenza. Questo è il modello della filosofia classica. Nella filosofia contemporanea questo modello è stato modificato completamente, nelle teorie come quelle di Martin Heidegger, che afferma che prima che esistesse la percezione naturale, ossia uno scienziato o una persona umana, soggetto della conoscenza in opposizione a un oggetto, prima di ciò vi era la vita umana, nella quale entrambe le cose, soggetti e oggetti, erano mescolate. Che questo è il vero principio. Noi arriveremo alla stessa conclusione, ma non attraverso lo stesso percorso di Martin Heidegger, bensì attraverso il percorso di una teoria della traduzione.

Potrete notare che, a differenza di quanto accade nella percezione naturale, nella quale presentiamo un soggetto di conoscenza opposto a un oggetto di conoscenza, nella percezione parlistica, che è la più importante per il genere umano, e di conseguenza per la teoria della traduzione, vediamo un essere umano di fronte a un altro essere umano, è una relazione sociale. È ciò che Martin Heidegger chiama la vita umana, das Lieb o das Menschen Lieb. E cos’è che unisce questi due esseri, uno di fronte all’altro? È un mistero empirico l’enorme semplicità che scoprii quando già avevo passato i cinquanta e che quando lo scoprii, per caso, leggendo uno psicologo statunitense, Liberman, rimasi di sasso. Quando la gente parla, come me con voi adesso, quanto viene trasferito da un essere umano all’altro essere umano sono solo onde di pressione differenziali d’aria. E come dice Liberman, le parole che crediamo di captare dall’altro sono le parole che noi stessi

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70 creiamo. Quando parliamo, l’unica cosa che passa da uno all’altro è una corrente, o una serie di pressioni differenziali dell’aria. Questo entra in un orecchio, che ha un sistema cerebrale, il quale permette di decifrare fonemi e costruire questo, in un processo che a noi, nella teoria della traduzione, non interessa. A questo proposito si discute molto, e ci sono diverse teorie nella scienza cognitiva, per esempio, il famoso Jerry Fodor, discepolo di Chomsky, ha coniato la teoria modulare nella quale raccoglie niente meno, come lui stesso afferma, che la teoria medievale delle facoltà. I monaci del Medioevo pensavano che l’essere umano possedesse varie facoltà. E lui lo chiamò Modulo, e dice, c’è un modulo nel cervello umano che è il modulo del linguaggio che ha il compito di decifrare i fonemi.

Noi, nella teoria della traduzione, siamo molto oltre a questo. Non ci interessano i dettagli di come questo avvenga, ci interessa il risultato finale, che è una percezione parlistica. E aggiungiamo: sappia, signor Fodor, discepolo di Chomsky, che per giungere alla percezione che normalmente chiamiamo comprensione sono necessari non solo moduli, non solo cervelli, bensì tutta una situazione umana, gente in una stanza, all’hotel o quel che sia, tal giorno, con la neve o senza neve, e che tutto questo, e le conoscenze dell’altra persona e le conoscenze del tema sono necessari per arrivare al risultato del discorso, che è il prodotto di una percezione parlistica.

È questo dunque l’essenziale… e torniamo a chiederci “cosa succede se…? Qual è il finale, eh?”. Il finale è quel che chiamiamo percezione e nella nostra teoria abbiamo deciso di creare una stenografia speciale. Io ho studiato matematica e filosofia in Germania, e quello che mi ha affascinato della matematica è la storia della notazione matematica, che è una storia lunghissima, di più di due millenni. E molto lenta, come i matematici, che per esprimere idee che sono molto difficili perché sono molto semplici, hanno sviluppato man mano una notazione, nel corso dei secoli, che gradualmente è divenuta sempre più astratta e che permette di pensare con molta chiarezza e velocità.

Tuttavia la notazione matematica non è legge, è un caso particolare della possibilità generale che abbiamo noi umani di impiegare stenografie con segni, che sono appunto la notazione matematica, che Leibniz chiama mathesis universalis; e anche un filosofo, che era stato in queste isole, tale Raimondo Lullo, credeva fosse possibile arrivare a plasmare una stenografia, una notazione speciale.

In questa teoria – ve la presento tra un istante – abbiamo sviluppato una notazione speciale che non è matematica, per favore, ma matetica, e che non dovrebbe sorprendere noi, interpreti di consecutiva, perché è un trucco, un trucchetto di cui ci serviamo in consecutiva, ognuno ha il proprio, per ricordare tutte le idee di un oratore. Si può vedere in

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questo modo. Ma per chi non ha esperienza nell’interpretazione consecutiva, per favore, consideratela una stenografia capace di riassumere un’idea molto complicata, in modo molto semplice, che permette di vedere con chiarezza e di pensare rapidamente, e di scoprire rapidamente - altro beneficio della notazione matematica!

Ora andrò molto veloce per la presentazione della cosa. Ossia, la funzione, la scrittura matetica. Anziché parlare di percezione parlistica, parliamo di SPP, Spazio Percettivo Parlistico). Le percezioni, in realtà, non si presentano da sole né nella percezione naturale né in quella parlistica, bensì in grandi fiumi e correnti di percezioni; meglio quindi parlare di uno spazio percettivo che va creandosi. E voi, qui, avete due di questi spazi: SPP Stabilito, o quello che Danica chiamerebbe “ciò che l’oratore vuole dire”, son vouloir dire – noi lo presentiamo come un fatto, una percezione – che certamente è cerebrale; questo va oltre la lingua, è un fenomeno psicologico o cerebrale o comunque lo vogliano chiamare, argomento di psicologi, non di linguisti. Stabilito. E dall’altro lato, la persona che ascolta e comprende, produce, produce totalmente, visto che l’unica cosa a essere trasferita da uno all’altro sono correnti di modulazione dell’aria. Crea uno Spazio Percettivo Parlistico “c”, Compreso. Molto bene.

Il passo successivo in questa teoria è dire che osservando gli errori che commettono gli interpreti interpretando, e li commettiamo tutti i giorni – l’interpretazione è una professione idealista –, è possibile interpretare solo il novanta percento nel migliore dei casi, si perde sempre qualcosa, no? Cioè, studiando gli errori, vediamo che ci sono errori di tre tipologie: uno, errori per mancata conoscenza della lingua, cosa imprescindibile; bisogna avere il tocco giusto per suonare bene l’interpretazione, e ci sono colleghi che non conoscono, non dominano bene la lingua, gli manca…; due, errori dovuti alla mancata conoscenza dell’argomento di cui si sta parlando: l’oratore parla di chilometri e l’interprete parla di, di gradi centigradi, per fare un esempio. E il terzo errore, gruppo di errori – questo è un lavoro empirico, non è la deduzione logica di nessun principio, ed essendo empirico, si può modificare la lista; spero che un giorno qualcuno faccia una tesi di dottorato, o diverse, su altri tipi di errore e complichi questa classificazione, che è empirica. La terza tipologia è costituita da errori dovuti alla mancata conoscenza delle norme sociali su cui si basa il modo di parlare. Wadi Keiser stamane diceva che gli italiani parlano in quel modo… si deve saper interpretare… i tedeschi parlano in una maniera concettualmente complessa. Io, quando traduco dal tedesco allo spagnolo, traduco, come dico io, con un machete. Taglio tutte quelle costruzioni per restituire una frase limpida, chiara, dalla struttura latina, che è la lingua che parlo io. Gli inglesi, quando parlano, non affermano

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72 mai, utilizzano sempre queste frasi: “io credo che si potrebbe dire”, “direi”, “penserei”. Noi latini affermiamo sempre, o affermavamo. Ora c’è una grande influenza dell’inglese e ora anche noi iniziamo a dubitare, o a parlare come se dubitassimo. Tuttavia, in realtà, quando l’inglese dice “io direi che”, l’interprete traduce, dovrebbe tradurre “io affermo che”. Ma non è necessario mettere “io affermo che”, si ripete il vizio del signore. Meno ciance, signor inglese, lei è convinto di questo, non è necessario che lo modifichi dicendo…!

Questi sono esempi, abbastanza primitivi, dei tre tipi d’errore che di sicuro commettono gli interpreti. Con quest’analisi empirica degli errori, si realizzano tutti i dettagli del modello. Per esempio, qui sotto: ciò che passa da bocca a orecchio è una corrente d’aria, no? Ma, alla fine, da qui, anche nella comprensione costruiamo la totalità della frase, che il modello rappresenterà in questo modo: è Fo, in questo primo modello – la effe sta per forma, è la forma linguistica -; non dico frase perché a volte non si tratta di frasi, sono parole libere che dice l’oratore, frasi mal costruite, cioè grammaticalmente non vi è nessuna garanzia su quello che uscirà dalla bocca dell’oratore. Ma, sia quel che sia, questo ha una Xm, una struttura sintattica che uno può analizzare post mortem, a posteriori. Ha una struttura semantica, una struttura prosodica e molte altre cose che poi Sergio avrà il compito di complicare ulteriormente. Io presento un modello primario e iniziale per facilitare una prima comprensione.

Questo ci permetterà di costruire il modello in notazione. (Ah, già…)

Un trucchetto della notazione: quando uno si abitua a pensare con la notazione, tutto diventa molto più semplice. Per esempio, è evidente che nell’atto del parlare, quando parliamo… Io vi ho detto che le lingue non esistevano: non esistono come entità reali indipendenti. Voi non potete dire: stamattina ho visto la lingua francese prendere un caffè sugli Champs-Élysées. La lingua francese non esiste anzi… dove esiste? All’interno di ciascun atto del parlare. Adesso, in questi attimi, nelle parole che dico, qui dentro c’è il sistema della lingua castigliana, in quanto a strutture sintattiche, strutture semantiche, strutture prosodiche e altre cose, ma non come una realtà, bensì come una potenzialità che mi permette, di produrre frasi reali. È la differenza che facevano i filosofi scolastici tra atto e potenza. L’atto è ciò che accade, un fatto reale: a tal ora, in tale luogo, qualcuno fece, qualcuno disse la frase tale quale. Tuttavia questa frase non avrebbe potuto dirla se non fosse esistito il sistema della lingua. Questa è la famosa scoperta degli strutturalisti: che la realtà non esiste se non come manifestazione di un sistema.

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