• Non ci sono risultati.

Lettura di Poemas del toro

3.26 Poemas del toro: influenze e prestiti letterar

Il tema taurino, così come lo considera Morales, non manca di precedenti. Secondo quanto affermato da José María de Cossío nel suo prologo alla raccolta69, il soggetto del “toro bravo” sullo sfondo del paesaggio naturale ha un’antichissima tradizione che risale ai classici latini come Virgilio, Lucano e Stazio. Le imitazioni dei poeti spagnoli riguardavano soprattutto componimenti di tema eroico, in cui la “valentía” del toro forniva materiale su cui poter realizzare diverse varianti, come ad esempio la traduzione che Don Juan de Jáuregui fece della Pharsalia di Lucano nel 178970:

Como gran toro que se embosca y brama, sobrepujado del contrario apenas,

donde con pie feroz trilla la grama, cava los centros, siembra las arenas, experimenta el cuerno en tronco o rama, orgullo vencedor hierve en sus venas hasta cobrarse en fuerzas, que le llamen con vigor nuevo el áspero certamen…

Nei poemi epico-eruditi spagnoli l’imitazione di paesaggi come questo è costante. Ne La Aracana, El Bernardo, Arauco domado di Pedro Oña, ad esempio, vi sono altri modelli di questa tematica. Questa corrente letteraria continua anche in opere minori, nella lirica e giunge fino ai poeti romantici. José María de Cossío cita come esempio un’ottava de El diablo mundo di Espronceda71

:

¿Visteis el toro que celoso brama, la cola ondea sacudida al viento,

que el polvo en torno levantando inflama envuelto en nube de valioso aliento, y ora a su amante palpitante llama, ora busca en su cólera violento con erizado cerro y frente torva quién el deseo de su amor estorba?

69 OPC (2004), pp. 109-114. 70 Ivi, p. 111.

79 Tuttavia, la visione diretta del paesaggio, così come la percepisce Morales, è una conquista relativamente recente della sensibilità artistica: “se entiende la visión del paisaje, desinteresada y sustantiva, pues traducido a sentimiento o en rápidas lejanías como fondo o circumstancia de humanos cuadros […]”72

. Eppure, già Lope de Vega vi ricorre nella maledizione lanciata al “novillo” nelle nozze di Peribáñez in Peribáñez y el Comendador de Ocaña73:

¡Oh, mal hayas el novillo! Nunca en el abril llovioso halles yerba en verde prado, más que si fuera en agosto. Siempre te vença el contrario cuando estuvieres zeloso, y por los bosques bramando,

halles secos los arroyos.

Tale circostanza è ancora più esplicita nel sonetto Con la comparación de dos toros celosos pide a Lisi que no se admire del sentimiento de sus celos di Quevedo, da cui Morales riprende alcune espressioni che compaiono, come si è visto, nei sonetti Muerte del toro, A un toro viejo e Pasión74. A conferma di quanto detto, basti leggere le parole dello stesso poeta che afferma: “En el Soneto a Lisi de Quevedo, especialmente en los cuartetos, es donde encuentro los más vivos antecedentes de mis Poemas del toro”75.

La tematica del “toro bravo en el campo” riappare poi nel XVIII secolo in una fugace allusione contenuta nella seconda canzone che Luzán dedica A la toma de Orán e nella poesia Las Estaciones di José Mor de Fuentes, in cui si canta l’“enlazamiento” dei capi di bestiame nei campi argentini76

:

El bravo toro con mugido fiero, y el alazán fogoso

con relincho guerrero

a la vil opresión del yugo odioso

72

J. M. de Cossío, Los toros en la poesía castellana. Estudio y antología. Tomo I, Madrid-Barcelona- Buenos Aires, Compañía Iberoamericana de Publicaciones, 1931, cit., p 87.

73 L. de Vega, Peribáñez y el Comendador de Ocaña, edición de Juan María Marín, Madrid, Cátedra,

2009, cit., p. 69.

74

Si vedano i commenti a questi sonetti:A un toro viejo, infra , pp. 54-55; Muerte del toro, infra, pp.

55-57; Pasión, infra, pp. 68-70.

75 R. Morales, Antología y pequeña historia de mis versos, cit., p. 31.

80 su incontrastable horror al par pregonan.

El ágil indio y el criollo diestro, que en ocio blando afeminados danzan y al eco del laúd su amor entonan, salen, y el hierro, cual juguete, lanzan.

El bruto al golpe del fatal cabestro se abate, se amortigua... y obedece; pero luego indignado se enfurece, y corre y salta, y farcejea y brama, y en raudo giro con esfuerzo vano hasta el confín lejano

se agita y se encarama...

al fin, de polvo y de sudor cubierto, cae... y se muestra, en su cansancio yerto, humilde esclavo del triunfante dueño.

In epoca più recente, nel XIX secolo, Antonio Fernádez Grilo canta la bellezza del toro nel campo, in versi che ricordano il sonetto Toro en su paz:

del sol a la postrer vislumbre, en la serena paz del despoblado, cuando asoma la luna por la cumbre77.

Prossimo alla poesia di Poemas del toro è anche un componimento di Felipe Cortines Murube appartenente alla raccolta La collera de avutardas, in cui il bramire dei tori nella notte è metafora della forza misteriosa della natura78:

…la brama ululante por el agro dormido,

la brama de los toros en la noche tiene la fuerza de un hermoso símbolo; es el poder de la Naturaleza

culminando en la gloria del instinto.

Allo stesso modo ritraggono il toro nel campo i poeti Salvador Rueda e Rubén Darío. Il primo paragona la forza della cornata dell’animale a quella di una meteora in un sonetto intitolato El toro, mentre il secondo “evoca el toro libre y señor del campo con su insuperada vibración poética”79

nei versi di una poesia, anch’essa dal titolo El toro, appartenente alla raccolta Gesta del coso. Un altro

77

Ivi, p. 285.

78 Ivi, p. 288 e OPC (2004), p. 113.

81 modello costituisce una poesia di Juan Ramón Jiménez, Aurora de Moguer, che ricorda i versi di Toro en la primavera, Toro en la serranía e Toro en su paz80, poiché descrive la forza passionale dell’animale solitario sullo sfondo del paesaggio:

El negro toro surge, neto y bello,

sobre la fría aurora verde, alto en el peñasco azul. Muge de sur a norte rempujando

el hondo cenit cárdeno, estrellado todavía de las estrellas grandes,

con su agigantado testuz.

-La soledad inmensa se amedrenta; el silencio sin fin se calla.

¡ …!- El toro -roca desgajada- baja contra el barranco frondoso.

No quedan más que él, que ¿se va? negro, y ¡viniendo!, blanca y rosa, la luz81.

Passando ora a una generazione di poeti più vicini a Morales, alcuni dei maggiori che cantano il toro con prospettive simili a quelle di questa raccolta sono Rafael Alberti, Vicente Aleixandre e Miguel Hernández. Leggendo alcuni versi della poesia El niño de la palma di Rafael Alberti, ad esempio, si avverte sicuramente un’eco dei sonetti in cui Morales parla del tema della tauromachia, come ad esempio Muerte del toro (“Mira qué pase, oh toro, qué desvío”), Lidia (“¡Oh, qué templado lance, qué revuelo, / qué embite tan feroz y tan valiente”; “¡Oh cuánta furia, cuánto desconsuelo”) e Picador (“Qué arrebato de roca desgajada”):

¡Qué revuelo!

¡Aire, que al toro torillo le pica el pájaro pillo

que no pone el pie en el suelo! […]

¡Qué alegría!

¡Cógeme, torillo fiero! ¡Qué salero!82

80 OPC (2004), pp. 120, 126 e 134. 81

J. M. de Cossío, Los toros en la poesía castellana. Estudio y antología. Tomo II, Madrid-Barcelona- Buenos Aires, Compañía Iberoamericana de Publicaciones, 1931, cit., p. 369.

82 Amico di Morales, Vicente Aleixandre, era per il poeta “una especie de hermano mayor”83

dalla cui opera egli apprese molto. Il “maestro” di Morales scrive una poesia che potrebbe aver ispirato i sonetti dello scrittore di Talavera che gli dedica la sua raccolta84. Si tratta della poesia Toro, pubblicata nel libro Espadas como labios (1932), che canta con un ritmo incalzante il toro nell’arena85:

Esa mentira o casta

aquí mastines pronto paloma vuela salta toro toro de luna o miel que no despega

aquí pronto escapad escapad sólo quiero sólo quiero los bordes de la lucha

Oh tú toro hermosísimo piel sorprendida ciega suavidad como un mar hacia adentro quietud caricia toro de cien poderes

frente a un bosque parado de espanto al borde.

Toro o mundo que no que no muge. Silencio

vastedad de esta hora Cuerno o cielo ostentoso toro negro que aguanta caricia seda mano

Ternura delicada sobre una piel de mar, mar brillante y caliente, anca pujante y dulce abandono asombroso del bulto que deshace sus fuerzas casi cósmicas como leche de estrellas

Mano inmensa que cubre celeste toro en tierra

L’animale che “vuela” con “ciega suavidad como un mar hacia adentro”, il “toro negro que aguanta” e la descrizione della sua pelle rimandano alle caratteristiche del toro di Morales, di cui si è ampiamente parlato nei commenti ai sonetti di Poemas del toro.

82

Ivi, pp. 385-386.

83

Sono le parole di Morales a confermarlo: “[…] Emilio Ernesto Niveiro, quién más tarde, en junio de 1936, me presentó a Vicente Aleixandre. Desde aquella fecha hasta hoy, Vicente fue para mí, (lo es y será siempre) una especie de hermano mayor. De su palabra y de su poesía he aprendido muchísimo”. R. Morales, Antología y pequeña historia de mis versos, cit., p. 27.

84

Si veda l’epigrafe in OPC (2004), p. 107.

85 V. Aleixandre, Espadas como labios. La destrucción o el amor, edición de José Luis Cano, Madrid,

83 Per terminare, non si può ignorare uno dei dibattiti intorno a questo libro che si focalizza sulla possibile influenza delle raccolte El rayo que no cesa e, in parte, El hombre acecha di Miguel Hernández, affermazione contrastata dallo stesso Morales in diverse sue dichiarazioni, come quelle apparse in due Antologie, la prima del 1958 e la seconda del 1999:

De Miguel Hernández, aunque muy a humo de pajas, sin la justificación ni el estudio debidos, se han señalado a mis Poemas del toro influencias y antecedentes en forma más repetida. No ha faltado quien por un afán celosísimo de demostrarlo se ha expuesto al riesgo de hacer detenidas comparaciones y cotejos, demostrando, como yo esperaba, y a pesar suyo, que las influencias de Hernández en mis Poemas del toro, resultan demasiado quiméricas para tener alguna importancia86.

Se ha dicho también que este libro tiene influencia de El rayo que no cesa de Hernández. Todos tenemos maestros y me honraría mucho tener éste, pero lo cierto es que yo, que conocía otras obras de este gran poeta, no conocí la mencionada hasta que me la prestó mi amigo Emilio Niveiro cuando yo ya tenía el mío más que mediado87.

Nonostante Ayuso tenti, in qualche modo, di ridimensionare la presenza di un’eco del poeta di Orihuela nei versi di Morales, affermando che la genesi concreta del libro Poemas del toro può spiegarsi senza l’influenza diretta e decisiva de El rayo que no cesa88, in realtà risulta che dallo studio fatto su alcuni sonetti, in particolare Toro de amor y ausencia, Pasión e Toro sin mayoral, vi sono sufficienti prove che possono confermare l’effettiva coincidenza o somiglianza di elementi tra questi due poeti89. Che tale influenza possa essere avvenuta tramite una lettura diretta dei versi di Hernández da parte di Morales o da uno scambio di opinioni, visto che i due poeti erano anche buoni amici, o ancora dall’appartenenza a una comune corrente poetica ha poca importanza. Ciò che, in questo caso, risulta più rilevante è riconoscere la reale presenza di elementi che accomunano Morales ed Hernández per alcuni aspetti: il primo riguarda la presenza di stati d’animo simili come, ad esempio, le relazioni allegoriche del toro con l’amore, la sofferenza e il patetismo; il secondo la comune fonte di ispirazione in Quevedo e il terzo si riferisce al lessico, in buona parte simile nella descrizione del toro e nell’aggettivazione (“sonoro”, “sangre”, “huracanado”,

86 R. Morales, Antología y pequeña historia de mis versos, cit., p. 32. 87

R. Morales, Por aquí pasó un hombre. Antología poética, cit., p. 21.

88 OPC (2004), p. 31.

89 Per un maggiore approfondimento si vedano i commenti a a questi sonetti: Toro de amor y

84 “lloro”, “corazón”, “dolor”, “burlado”). Inoltre, è doveroso segnalare anche alcune differenze: in Hernández il processo poetico culmina quasi esclusivamente nel tema amoroso e nel dolore, che deriva dalle condizioni sociali e umane di quello stato d’animo. Questa tematica si proietta in una molteplicità di immagini della terra e della campagna, che vengono supportate dalla presenza di quella del toro. Invece, nella raccolta di Morales si osserva un approccio diverso e il tema amoroso non ha la stessa centralità, poiché appare solo in determinate circostanze. Il nucleo centrale in essa è proprio il toro, che in Hernández è, invece, secondario.

85

CAPITOLO 4