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III. LOS QUE QUEDAN AFUERA

3.2 La visita en el plano simbólico

3.2.6 Poli y Mariano

3.2.6.1 La vigencia de la comunicación epistolar

Después de haber leído gran cantidad de informes sobre las comunicaciones entre detenidos y familiares en las prisiones europeas y norteamericanas, pero también habiendo entrevistado a familiares de detenidos italianos, había construido una suerte de comparación de tipo negativo, en el sentido de la vigencia y utilidad de la comunicación epistolar en las prisiones europeas, tendiente a contrarrestar las dificultades para las visitas personales e incluso para las llamadas telefónicas76, y, paralelamente su quasi inexistencia en las prisiones argentinas. Supuse también que en las prisiones argentinas la comunicación epistolar prácticamente no se usaba debido a la relativa facilidad77 con que los familiares podían visitar al detenido, comunicarse telefónicamente e incluso por la generalización del uso de teléfonos celulares al interior de las prisiones. Sin embargo, las cartas que se enviaban marido y mujer en algunos matrimonios se reveló, para mi sorpresa, como un elemento que se agregaba a la comunicación persona-a-persona de las visitas sin confundirse con ésta. Es quizás, la epistolar, la forma mas reservada de comunicación que puede tener una pareja cuando uno de ellos está preso. Parece agregarse a la visita personal y semanal con los familiares, algo así como una esfera de “auténtica intimidad” o privacidad que la pareja logra preservar.

Los sujetos de esta investigación se dividen, en esta materia, en dos grandes grupos: aquéllos que conciben a las cartas como “una antigüedad” e incluso se ríen de mi pregunta y otros (cuya franja etaria supera los 30 años) que se refieren a ese modo de comunicación que va mas allá del lazo con el otro para representar una expresión liberadora a través de la escritura. Éstos últimos, me hablaron de las cartas que se enviaban con sus parejas aún cuando yo había dejado de hacer la pregunta por considerarla inadecuada a las prisiones argentinas.

76 Me refiero aquí al sistema especialmente perverso que rige en las prisiones italianas en las cuales no se aplica el principio del juez natural por lo que las personas pueden resultar encarceladas en prisiones muy lejanas a su domicilio dificultando así la llegada de los familiares, información a la que pude acceder de fuentes primarias y que parece repetirse en las prisiones francesas (ver Touraut 2012, Ricordeau 2008, Bouchard 2007, Combessie 2000). Lo mismo sucede con las comunicaciones telefónicas, sumamente extendidas en las prisiones argentinas en las cuales los pabellones están dotados de un teléfono público desde el cual los detenidos, después de adquirir una tarjeta telefónica – que se venden en las cantinas de las prisiones, cuestión que genera, también, un negocio paralelo– pueden llamar a sus familiares. .

Natalia: nosotros nos comunicábamos mucho con cartas, es decir yo le escribía a el y el me escribía a mi y nos las dábamos en la visita.

Vanina: es decir que durante la semana se escribían?

Natalia: si…porque había cosas que estaban adentro de nosotros y que no nos animábamos a decirnos de frente… yo creo que a todos les pasa…pero gracias a Dios, Dios nos dio esa libertad de poderlo decir en la cara porque mirá si nunca tenia el coraje y nunca le había dicho que lo amaba realmente? Te quedaste pensando.... O tomar una carta y decir “me hubiera gustado que me lo diga de frente, que me lo diga mirándome a los ojos en lugar de escribirlo…”

Vanina: es decir que ustedes al principio se escribían mas? Ahora ya se lo dicen?

Natalia: si, nos escribíamos mucho. Mis hijas también le escribían cartas al padre. Eran muy emotivas las visitas, no podíamos hablar porque te quebrabas. Cuando empezamos a ir, lo primero que hizo Dios fue sacarme esa persona que tenía adentro, esa que soportaba todo…, a mi nunca se me caía una lágrima…antes yo era muy dura, aparte porque pasé muchas cosas de chica, entonces cuando vos te vas lastimando o te lastiman, te vas haciendo una defensa vos misma, a través de los gritos y los malhumores, se te hace una pared…, quizás una no es así pero la situación en la vida te hace así…

Alcides: (…) ella debe tener las cartas que yo le escribía...siempre le escribía yo…

Vanina: y ahora no?

Alcides: ahora no, ahora con el tema de que uno habla todo el tiempo por el celular…

Vanina: y ella también te escribía?

Alcides: si, claro. Porque había tiempos que la visita no nos alcanzaba para hablar a nosotros, por los chicos, que este se fue a jugar a la pelota, que hizo dos goles, que esto, que aquello, encima los tres juegan a la pelota…

Vanina: y cómo hacían? Ella venia y te dejaba las cartas?

Alcides: claro o por ahí, mientras yo estaba con los chicos, ella agarraba mi cuaderno, leía lo que yo había escrito y me escribía cosas… Pero con todas hago eso, con mis hermanas era así también. Por ahí llegaban a la visita y yo tenía un cuaderno de esos [señala uno que la asistente social había dejado sobre el escritorio de la oficina] y lo agarraba mi hermana y la otra y lo escribían…me escribían cosas así y yo lo guardaba…tengo tarjetas y cosas que me han escrito

77 Esta “relativa facilidad” es descriptiva solo de las realidades a las que he tenido acceso en la provincia de Santa Fe y no es generalizable a otras provincias en las cuales las prisiones suelen estar muy alejadas de las ciudades por lo que los familiares no pueden acceder fácilmente a los detenidos.

mis hermanas en el 2005, 2006. Ayer fue que estaba buscando un numero de teléfono y encontré una tarjetita que me había dejado mi hermana en el 2006 para el día del padre!

Todavía la tengo! Anduvo por todo Corrientes conmigo [sonríe frente a la hazaña] porque soy de cuidar mucho las cosas, soy muy ordenado con los papeles…

También Ángela recordaba distendida las cartas que su marido le escribía antes de la generalización del uso de teléfonos celulares.

Ángela: (…) ahora no pero antes me hacía cada carta…

Vanina: entonces el te escribía, y vos?

Ángela: si [recuerda divertida] se pasaba el flaco…re románticas! Me las daba en la visita o a veces, cuando yo no podía ir me las mandaba con el padre…me acuerdo que me las ponía adentro del paquete de cigarrillos y me las sellaba y todo…y eso que es medio brutito para escribir [se ríe]. Si, por ahí me reía sola de los errores!

Al mismo tipo de comunicación recurrieron Mariano y Poli aún cuando, por la juventud de ambos yo había supuesto que solo se comunicaban mediante el teléfono. Al igual que en la pareja de Natalia, también ellos intentaban así suplir las dificultades para la comunicación personal.

Poli: cuando a el lo trasladan acá [a Santa Fe] yo estuve muy deprimida, lloraba todo el día, veía las cartas que el me escribía y lloraba…Tengo un montón de cartas…

Vanina: mirá vos! Le he preguntado a algunas personas si se escriben y se me han reído…

Poli [muy seria]: ah, no, a mi Mariano me hace cartas…Yo también, pero por ahí no tengo muchas ganas de escribir pero el si…tengo así de cartas de el [señala una pila imaginaria], desde que lo conocí, fui a verlo el domingo que me hizo el tatuaje y a los dos domingos el ya me hizo cartas, es que el es muy romántico…el durante la semana escribe, porque a el le gusta mucho, le gusta escribir poesía también, entonces escribe, dibuja, todo eso…

Vanina: y los tatuajes, dónde te los hizo?

Poli: en la cárcel, acá tengo uno que es mi letra y la de él [las iniciales de los nombres unidas], el también tiene el mismo tatuaje…, el lo dibujó pero yo me lo hice en Las Toscas y el se lo hizo el solo…porque viste que es fácil tatuar, no le viste los brazos?

Vanina: pero las cartas ¿te las daba cuando ibas o te las mandaba por correo?

Poli: me las mandó cuando él estaba en Tostado. Viste que hubo todo un mes que no pude entrar porque no conseguía ningún “mayor” que me acompañe, después acá también pasó un mes que no pude entrar, así que al final fueron dos meses de novia que no nos vimos…bueno, igual fueron meses separados. Bueno, el estaba en Tostado y me mandaba las cartas con mi amiga, mi amiga iba a ver a mi amigo y él se las daba a mi amigo y mi amigo a mi amiga…¡hubo un día que me mandó como cinco cartas…! Y después, también, cuando iba a verlo…